"Salís a recorrer el campo y lo único que miras es para arriba para rezar que empiece a llover”, fue una de las frases más rimbombantes de esta semana. Acalambrados estamos de mirar el cielo buscando una nube que calme el nerviosismo, llene las aguadas y recupere las pasturas. Hace un par de días la seca llegó a Montevideo, como escribía Pablo Mestre en su columna, pero acá sabemos bien que hace meses que falta agua. No llueve hace tres veranos y las consecuencias las vemos todos los días, y cada vez peor. Todo parece indicar, lo dicen los especialistas en el tema, que la Niña tiene las semanas contadas. Lo que queda por el camino no ha sido poco, es mucho y lo es todo para quien le pega directamente. Debemos reconocer el trabajo del gobierno, que le ganó a la burocracia y sacó rápidamente medidas y herramientas para darle un respiro al productor. No hay una solución terrenal que sea mágica, pero siempre que llovió, paró.
Desde el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) se coordinaron una serie de medidas junto a diversas instituciones nacionales, tales como: pastoreo habilitado en rutas con permiso expedido por zonales del MGAP; créditos con República Microfinanza con tasas subsidiadas y plazos extendidos; convenios MGAP con las Intendencias que ya vienen siendo aplicados desde las pasadas Emergencias; destinando fondos a las intendencias para que tengan recursos de apoyo al sector; MGAP recibe a través de los Consejos Agropecuarios Departamentales (CAD) y las Mesas de Desarrollo Rural las propuestas y necesidades del sector para dar respuestas locales, regionales y departamentales; MGAP integra y articula en los Centros de Coordinación de Emergencias Departamentales (CECOED) en todo el territorio nacional.
Además, otros organismos empatizaron con la dura situación y tomaron medidas, como: se prorrógan los vencimientos de BPS hasta el 28 de febrero para explotaciones agropecuarias; Colonización: no aumentará la renta en 2023. Quienes hayan pagado en fecha el año pasado tendrán un 10% de bonificación. Están disponibles además, líneas de crédito para los productores colonos; INALE e Intendencias (que se seguirán sumando) de Canelones, Colonia, San José y Tacuarembó.
Exhortan considerar soluciones de largo plazo: es la 14ª emergencia agropecuaria en 13 años.
UTE redujo un 15% el costo de la energía eléctrica a quienes riegan. Por otra parte, aprobó bajar el costo se energía del pico al llano, es decir que no varie el costo de la energía durante el día; las estimación de este beneficio es otro 15%. Además, los costos de energía eléctrica de enero febrero y marzo se podrán pagar en 6 cuotas desde julio a diciembre. Esto es únicamente para todos los consumidores de energía eléctrica agropecuarios; BROU ofrece líneas de crédito específicas. Por ejemplo destete precoz: para ayudar a preñar las vacas ahora; La mayoría de las Intendencias están posponiendo el pago de contribución a marzo; ANDE ofrece su propia línea de crédito para apoyo a productores; OSE acercará agua potable para consumo humano en zonas rurales que no cuenten con servicio. Exonerará del pago del costo del presente servicio de asistencia a los afectados por esta situación.
En tanto, se están evaluando otras varias medidas. Por ejemplo, se envió una solicitud a MIEM para seguir con la reducción del 15% del costo de la energía eléctrica en tambos e industrias. El BROU evalúa una prórroga de los pagos de este año para el año 2024. Esto incluiría República Microfinanzas también, con prorroga de capital e intereses.
Dado que en este momento se necesita mucho alimento y gran parte se importa, en el MEF está a evaluación la reducción de la tasa consular para la importación de alimento en forma transitoria. Esto tiene un costo fiscal entre 2 y 3 millones de dólares según estimación del MGAP.
Se está trabajando en un proyecto estructural, para pozos de agua entre MGAP, OPP, Ministerio de Ambiente, Intendencias y BROU.
Las consecuencias
Las consecuencias de la sequía son muchas y nadie se escapa. Es cierto que en momentos de bonanza el productor aprovecha y realiza inversiones previendo el futuro: en aguadas, en pozos, en maquinaria, en alambrado, en riego. Siempre algo se hace. Pero la seca no perdona. Tan es así que hemos escuchado de mortandades de ganado en Artigas, incendios varios y pozos que se quedaron sin agua. También conocimos esta historia, fea de contar, de un tambero al que se le quemaron la mitad de las reservas que le quedaban.
El pasado lunes, poco antes de la reunión entre las gremiales lecheras y el ministro de Ganadería Fernando Mattos para buscar alternativas, justamente, para paliar la sequía, a Justino Zavala, tambero de Canelones y reconocido gremialista, le comunicaban que su campo se prendía fuego.
El predio que trabaja es arrendado y lo divide en dos fracciones. Por un lado, está el tambo de ordeñe y, por el otro, hay 40 hectáreas que las dedica a las reservas; plantan alfalfa, avena o raigrás, lo que corresponda para hacer las reservas de comida. La mitad de ese campo destinado a reservas (unas 20 has) tenía plantado alfalfa y además era donde se guardaban los fardos y silo pack de alfalfa para ir llevando al tambo.
Afortunadamente la semana pasada habían sacado 50 de los 100 silo pack que quedaban para ir dándole a las vacas, que están encerradas en el tambo porque, con la falta de agua, no hay pastoreo.
Pasado el mediodía del lunes empezó un fuego atroz, que aún se desconoce de dónde vino. Rápidamente el campo ardió, porque todo está muy, muy seco. Unos 30 vecinos llegaron para ayudar con excéntricas y tractores para hacer cortafuegos. Los bomberos también estuvieron, pero no daban abasto.
Felizmente se pudieron salvar unas cinco hectáreas de alfalfa, pero todo el resto ardió en llamas. De la experiencia, Zavala rescata el respaldo y la ayuda implacable de la gente, pero las pérdidas fueron grandes. Perdió 50 silo pack que cotizan hoy unos US$ 5000 y se quemaron 15 hectáreas de alfalfa: plantar una hectárea cuesta unos US$ 15 mil. Además, con la esperanza de que luego de la seca la tierra respondería rápidamente, la familia tambera había invertido en fertilizaciones y mejoras. “Es desastroso, pero vamos a seguir. Me taparon de apoyo y solidaridad, me querían mandar fardos, otros me dijeron que vaya a buscarlos… el teléfono no da abasto”, valoró.
El productor aseguró que “el tambo va a seguir” y que, de hecho, ya comenzaron a enfardar en la casa de un vecino. “Un fueguito de estos no nos va a voltear, pero no es todo tan fácil en el campo como a algunos les parece... los productores no vivimos en un mundo idílico en donde nos sentamos debajo de un árbol a tomar mate y llenarnos de plata cuando pagan la producción”, cerró.