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Alerta amarilla para los rodeos de cría

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Probablemente estemos ante una de las pariciones más grande de la historia de nuestra ganadería vacuna, por la combinación de varios factores: el crecimiento de la base de cría con un número récord de vacas en servicio, la baja de la edad de entore promedio de las vaquillonas de primer servicio y un porcentaje de preñez históricamente muy alto, de acuerdo a la información surgida del XXII Taller de Diagnósticos de Gestación. Deberíamos además incluir un factor coyuntural del año pasado, cuando al iniciar el servicio los bajos valores de la carne invitaron a los criadores a reboquear sus invernadas y rescatar vacas al entore, contribuyendo con esto al aumento del pie de cría. Sirvió además esta coyuntura para aprovechar a recortar el fin de servicio, que en promedio se corrió atrás para evitar los calores estivales de veranos anteriores.

La segunda característica del servicio pasado fue el notable adelanto de los servicios, con vacas y vaquillonas presentando celo mayoritariamente al principio de la temporada, lo que se confirmó con una parición 2024 con un incremento importante de la cabecera de parición, donde la mayoría de los terneros este año nacieron en Agosto y Septiembre, con una cola de parición menor de Octubre. Estamos viendo ahora terneradas de gran desarrollo por la edad pero además por la alta producción de leche de vacas con buena oferta de forraje, principalmente en una amplia zona de cría del norte, este y centro del país donde las lluvias están siendo más frecuentes y de mayor volumen que en el sur y oeste.

Pero hay un factor que ha llamado la atención de los criadores y es que el estado de las vacas no guarda relación con el volumen de pasto que a la vista parece exuberante. Ni han pelechado como debieran, que se puede atribuir a lo templado de la primavera, aunque tanto las observaciones de celo en vacas paridas y particularmente los controles de Diagnóstico de Actividad Ovárica (DAO) realizados con ultrasonografía confirma lo que se ve por afuera: llama la atención el bajo porcentaje de vacas ciclando y un preocupante número de vacas en anestro profundo.

La pregunta de productores y técnicos apunta a averiguar la causa de esto, que se puede hacer para corregir la situación antes de que pase demasiado tiempo y los efectos caigan fuera de la temporada de servicio.

Hay entonces algunas características comunes y frecuentes en casi todos los casos: parición mayoritariamente temprana, vacas en mal estado o al menos desparejas de estado pero que en todo caso no condice con el volumen de pasto, poco peleche terneros grandes y gordos, ubres llenas y poco celo o malos resultados a el DAO. Las vacas paridas temprano en mucho peor condición que las tardías, lo que agrava la situación por ser, como decíamos, una proporción alta del rodeo parido.

Los factores parasitarios derivados de años llovedores como éste se anulan con análisis coprológicos y dosificaciones periódicas, mientras que el aporte mineral no parece ser la limitante, ya que la misma situación se mantiene en ganados con buen aporte de los mismos. Es justo reconocer que este año las vacas de cría están consumiendo mucho más sales minerales que lo común, quizás por toda la que no consumieron el año pasado.

Pero hay otros factores que nos animan a creer que se trata de un problema de la calidad de la pastura, no del volumen, que a la vista impresiona. Y probablemente esté relacionado con el exceso de lluvias del otoño pasado, desde donde empezó un desbalance entre el volumen y la calidad que tanto preocupa a los técnicos observadores del pasto y que confirmaron algunos análisis de la calidad nutritiva de la pastura en el pasado otoño e invierno, aun en pasturas implantadas y bien fertilizadas. Y no solo en las vacas preñadas se observó el fenómeno: las ganancias diarias de categorías de recría y de invernada tampoco fueron buenas, y más aún, el aporte de suplementos proteicos de algún productor derivo en ganancias compensatorias notables.

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Y tiene sentido que sea este el origen del problema al ver esa cabecera de parición más complicada, ya que el bajón de condición corporal que normalmente ocurre luego del parto por la exigencia de la lactación ocurrió con pastura voluminosa pero de mala calidad, sumado a que el rebrote de la primavera del último mes favoreció a las paridas más tardes pero además a la producción de leche que demandan estos terneros grandes y pesados.

Con frecuencia repetimos el principio de que el entore es un proceso largo que quizás empiece a partir del otoño cuando nos plantamos ante la preparación de las vacas preñadas para la fase invernal, y que exponemos a los toros apenas en un breve y dinámico periodo en la primavera y verano en el cual cosechamos el trato que les dimos a esas vacas gestando durante el otoño e invierno. Esta parece ser la situación: estamos cosechando poco por la mala calidad nutricional debido al exceso de lluvia del otoño que produjo pasturas excesivas en volumen pero de muy mala calidad. Lo que estamos viendo ahora de mejor calidad probablemente se vea reflejado recién dentro de un mes o más, cuando cosechemos el rebrote de primavera, con suerte aprovechando con alguna tablilla lo que esté en condiciones de recibirla, o incluso destetando.

Frente a esta situación de riesgo todavía dependemos del aporte del clima: no se pueden cortar las lluvias porque lo que estamos viendo de pasto, por ahora es más lo que crece que lo que se llevan a la boca las vacas, pero no podemos confiarnos nunca de las lluvias por venir.

Las sugerencias entonces pasan por una evaluación lo mas precisa de la situación de las vacas de cría por rodeo, en lo posible a través del DAO, estar atento para aplicar técnicas de control del amamantamiento y jugar con los recursos forrajeros de acuerdo a cada situación.

Hay dos factores que juegan a favor: es temprano todavía y la mayoría de los terneros están desarrollados y buenos de estado, por lo tanto en condiciones de recibir técnicas de control del amamantamiento. Pero no podemos dormirnos porque esto es muy dinámico. Si bien existe el riesgo, como mínimo parecería que vamos a perder algo de lo que ganamos el año pasado en el promedio de fechas de servicio, con chance incluso de no llegar a repetir las tasas de preñez que productores y el país necesitan que se repita.

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