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El rodeo de cría volvió a crecer en 2017

Datos de Dicose mostraron que la máquina de producir terneros se renueva y sigue firme.

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Vacas de cría. Ganaderos buscan preñar la mayor cantidad de vientres que se pueda para poder asegurarse los terneros un año más. Foto: Pablo D. Mestre.

Pablo Antúnez. 

Mayor volumen de vacas entoradas, vientres que entran al servicio más jóvenes, con mayores pesos y una disminución del volumen de vacas de invernada, son algunos de los cambios generados en la ganadería uruguaya en el último año, según revelaron las cifras de la Declaración Jurada Anual de Vacunos y Ovinos 2017.

Con mayores estímulos para el segmento de la cría, como una exportación de terneros en pie más activa, la Declaración Jurada Anual de Dicose volvió a mostrar que la máquina de producir terneros no sólo está intacta, sino que vuelve a crecer, en este 2017: subió 2,9%.

Uruguay cuenta con 4.291.584 vacas entoradas o vacas de cría en 2017, cuando el año pasado tenía 4.172.624 cabezas. Cabe recordar que en 2015, ya se veía un rodeo de cría que se mantuvo prácticamente estable y contaba con 4.233.400 cabezas. Ese mismo año, se llevaba un aumento de 5,56% en las vacas de invernada, acompañadas de un crecimiento de 6,30% en las vaquillonas de dos años y 3,75% de aumento en las vaquillonas de un año, según Dicose.

En 2017, las vacas de invernada cayeron 6,6% y pasaron a ser 450.566 cabezas, cuando un año antes este segmento estaba compuesto por 482.550 cabezas. Hay una profunda caída de las vaquillonas de más de dos años sin entorar (-7,9%) en un año y una leve baja en stock de las vaquillonas de 1 a 2 años (-1,8%). En la primera de las categorías se pasa de 563.081 cabezas a 518.337 cabezas.

Los buenos vientos para la cría trajeron consigo este año un aumento de 1% en el volumen de terneros y terneras, pero aún hay mucho para crecer. Se pasó de 2.673.478 cabezas a 2.700.506 cabezas.

A nivel de la escalera de machos hay una baja en todas las categorías: Novillos de más de tres años bajan 0,2% y son 568.159; novillos de dos a tres años (-9,9%) y pasan a ser 787.588 cabezas y novillos de uno a dos años (-9,3%) pasan a ser 987.291 cabezas. El stock de toros cayó 0,5% y pasaron de 175.373 a 174.414 cabezas en 2017.

A nivel general, el stock bovino se mantiene bastante estable, pues apenas mostró una baja de 1,2% este año. La ganadería uruguaya cuenta hoy con 11.732.201 bovinos cuando el año pasado tenía 11.876.150 cabezas. La ganadería está bien plantada y lista, cuando aparecen los estímulos, para aprovechar las oportunidades y enfrentar los desafíos de producir calidad y apostar a crecer.

A su vez, el stock ovino creció 1,7% y fue una gran sorpresa cuando en realidad se pensaba que volvería a caer un año más. Se pasó a tener 6.561.491 cabezas cuando el año pasado había 6.452.145 cabezas.

Para Rafael Carriquiry, técnico del Instituto Plan Agropecuario (IPA), el aumento en la máquina de producir terneros “va de la mano de años con mucho pasto” y exhortó a los productores a tener cuidado, porque el país está nuevamente con cargas ganaderas prediales (cantidad de ganado por predio) que son altas.

“Estamos con cargas altas, para el pasto que hay hoy en el campo está espectacular, pero si la situación cambia las actuales cargas son insostenibles”, alertó el profesional.

Carriquiry, que está en contacto con los productores, aseguró a El País que “se ve a los criadores más interesados en la aplicación de tecnología”. Frente a una nueva temporada de servicios, pidió a los ganaderos que “no se olviden del toro, que es la mitad de cada uno de los terneros y responsable de la mitad de cada una de las preñeces, pero con frecuencia no se le da la importancia que tiene que tener”.

No revisar los toros previo al servicio todos los años implica llevarse algunas sorpresas con las preñeces cuando ya no se pueden adoptar medidas.

Pero Carriquiry también recordó que hay que tratar la vaca como se debe y seguir de cerca el proceso de entore.

“Lo que hace mayor diferencia en los resultados de los establecimientos y por supuesto que en los entores, es el control cercano del productor. El monitoreo del entore es fundamental, hay que ver cómo está el estado corporal de las vacas, pero también cómo están sus ovarios con ecografías a mitad de entore para tomar medidas a tiempo. Mantener vacunaciones estratégicas y otras medidas sanitarias es fundamental”, reconoció Carriquiry.

Vaquillonas. A su vez, sin desconocer que es un tema polémico, el veterinario Guillermo de Nava, otro referente en el sector de la cría, sostiene que cada vez más nos enfrentamos a vaquillonas de tamaño más grande que son más difíciles de preñar.

“En los rodeos hay vaquillonas más grandes que cuesta preñarlas sin la asistencia forrajera o nutricional adecuada, lo que genera un costo extra para el criador”, dice De Nava.

“Esas preñeces tienen un costo alto, porque hay que modificarles el ambiente. La idea es que los veterinarios, los agrónomos y otros técnicos que andamos detrás de las vacas, podamos rediscutir la genética en la cría. ¿Vale la pena seguir aumentando genéticamente el crecimiento y el tamaño adulto de los ganados cuando la base de la cría continúa siendo el campo natural? Eso nos lleva a tener animales de mejor performance pero también a tener animales con mayores costos de producción. Esa es la discusión que queremos generar”, afirmó. Dice que esa discusión es válida tanto para los toros como para el semen.

Pablo Mestre
Pablo Mestre
Un total de 550 productores respondieron encuesta RING del IPA

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