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Una nueva citricultura: los desafíos y oportunidades de un sector importante en la economía y los agronegocios.

Con millonarias inversiones, más tecnología y nuevos mercados, la citricultura uruguaya se apresta a aumentar sustancialmente la producción en pocos años.

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Si bien los agronegocios tienen como protagonistas principales a los grandes sectores productivos y exportadores (ganadería con la lechería, producción de granos y forestación), hay varios otros rubros muy relevantes en términos económicos y productivos, con un gran potencial de crecimiento futuro. Uno de ellos es el sector citrícola, con una trayectoria de varias décadas de producción en Uruguay y que hoy transcurre un profundo proceso de transformación y dinámica. Merece un análisis que no pretende ser completo, sino reflejar y actualizar sus principales tendencias. La citricultura es particularmente importante para el litoral del país (Salto y Paysandú), generando además mucho empleo directo e indirecto, y diversificando las exportaciones, con nuevas oportunidades de colocación de producción de alto valor.

Hay dos factores de dinámica destacados. Por un lado, la citricultura está incorporando importantes nuevas inversiones empresariales (en su mayoría externas), lo que ha contribuido no solo a superar situaciones complejas de algunas empresas tradicionales del sector, sino que suman nuevo capital productivo, con nuevas plantaciones, y por lo tanto promueven mayor productividad hoy y para los próximos años.

Por otro lado, hay un fuerte cambio comercial. En sus primeras décadas de exportaciones la citricultura uruguaya tuvo en Europa su principal mercado, entrando en contraestación y apoyándose en el Sistema General de Preferencias (SGP) para países en desarrollo. Sin embargo, Uruguay creció en su PIB per cápita y a partir del año 2013 la UE decidió retirar a Uruguay del SGP. El arancel en mandarinas (por ejemplo) saltó al 16%, mientras Sudáfrica (histórico competidor) seguía con preferencias y otros países de la región (como Perú y Chile) también entraban con arancel 0% a la UE, por sus acuerdos de libre comercio. Fue un duro trance que impactó seriamente en el sector.

1 Producción de citrus por especie.jpg

Por suerte, ese mismo año se logra la apertura del mercado de EEUU, después de un arduo trabajo de negociaciones a nivel diplomático y técnico. Esto cambió el destino principal de las exportaciones (gráfica), pero no fue un viraje sencillo: implicó también cambios de variedades, tecnología y procesos comerciales. La naranja cedió protagonismo a la mandarina, hoy la principal especie (gráfica). De manera que hay una nueva citricultura, con un nuevo empuje de inversiones, más tecnología y productividad, y perspectivas de un salto en la producción.

Nuevas inversiones.

En los últimos años la citricultura ha recibido varias inversiones millonarias, algunas para aplicar a empresas tradicionales y reconvertirlas, otras para sumar nuevos montes y nueva capacidad productiva. Estimaciones primarias en el sector apuntan a que al menos US$ 250 millones se han sumado en unos 10 años, aunque la cifra sería conservadora, porque -además de la inversión inicial- las empresas deben agregar inversiones complementarias para impulsar los nuevos negocios.

1 Exportaciones de cítricos.jpg

Han sido inversiones diversas, de las que mencionaremos solo algunas. La empresa global argentina San Miguel se ha enfocado en limones y su procesamiento industrial, de tal manera que Uruguay ha comenzado a pisar fuerte en las exportaciones de jugos y aceites esenciales (gráfica), Otro caso clave fue la llegada de Frutura, que adquirió los activos de Caputo y reimpulsó la producción, dándole una nueva proyección. También están expandiendo las inversiones empresas reconocidas que ya venían actuando en el sector, como Guarino y Azucitrus, con su empresa comercial Urudor (en la que participan también otros productores). Además, hay nuevos fondos de inversión que están llegando al sector. Es destacable la reconversión que se ha hecho por algunas de estas empresas en los campos del histórico Espinillar, donde las nuevas plantaciones (al igual que en otras zonas) están sorprendiendo por su alta productividad.

¿Cuánto se invierte en un monte de citrus? Los casos varían mucho, pero a modo orientativo puede decirse que los campos con aptitud vale en torno a 5.000 US$/ha, aunque no toda es efectivamente plantada, por lo que el valor neto está más cerca de 7.500 US$/ha. A eso hay que sumar unos 10.000 US$/ha de plantas y riego (al 2023 el 75% de la producción era regada, según datos de Opypa, y el porcentaje sigue creciendo). Hay unos 3 años de cuidados con costo de unos 2.000 US$/ha, hasta que el monte empieza a producir. Esto suma -por lo menos- unos 23.000 US$/ha de inversión, donde la tierra es una parte menor. Números clave para entender la dinámica productiva de estos sectores intensivos en capital (y de los que se pueden tomar lecciones, por ejemplo, para el sector granjero). Y esto sin considerar el packing y los procesos industriales.

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Aún con estas importantes inversiones, la producción de frutas frescas de cítricos le impone límites a la automatización y necesitan recolección manual, lo que sostiene miles de puestos de trabajo, mayoritariamente zafrales. La cosecha de citrus se extiende desde estas semanas hasta bien entrada la primavera, comenzando con las variedades tempranas hasta las más tardías. Un cosechero tiene que levantar unos 30 bolsones de 15 kg por día para un jornal mínimo de 1.200 pesos, si bien los sistemas de pago varían mucho. Los trabajadores con más productividad pueden duplicar esa cifra y más que duplican el jornal. La tarea también depende mucho de la variedad y el monte.

Cambios comerciales.

Con EEUU como principal destino, la irrupción de Donald Trump y su guerra comercial tiene en vilo al sector, con los empresarios dialogando diariamente con sus clientes y agentes comerciales, para conocer los cambios en el escenario. Al día de hoy EEUU aplicó un arancel del 10% sobre el precio FOB a Uruguay, lo cual -si bien es un costo agregado- no implica un cambio grave. Es más: en un momento se abrigó cierto optimismo porque EEUU le impuso a competidores directos como Sudáfrica un arancel del 30%, pero luego volvió atrás y lo bajaron al 10%; quedamos parejos. Es una coyuntura de mucha incertidumbre que exige permanente atención. No es fácil hacer negocios de exportación.

En cualquier caso, las inversiones acumuladas permiten proyectar que las exportaciones citrícolas uruguayas van a tener un crecimiento muy fuerte en los próximos años (hoy suman US$ 90 millones anuales, entre fruta fresca y derivados). Se estima que el volumen de exportación podría más que duplicarse en apenas 5 años, un notable avance que -esperemos- pueda concretarse con buenos márgenes, empleo y valor.

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Hay tareas pendientes y amenazas. La más grave y urgente es la aparición del virus HLB, detectado primero en Artigas (2023) y luego en Salto. Su poder destructivo está comprobado y los técnicos y productores del sector están actuando para prevenir daños. En los últimos días se realizó un multitudinario encuentro de concientización en INIA Salto Grande.

No es casual que este tema se aborde allí. El aporte de INIA ha sido y es muy relevante para la dinámica del sector, en lo urgente y lo importante. La adopción de tecnología (más ahora, con las nuevas inversiones), es clave para la competitividad del rubro; INIA ha acompañado desde un principio el seguimiento y adopción de los cambios tecnológicos, tanto en manejo como en genética, aportando incluso nuevos materiales. Con este escenario dinámico, de desafíos y oportunidades, el sector citrícola se perfila para hacer un aporte cada vez más importante a la economía.

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