Moody’s lo identificó como uno de los mayores exportadores netos.
Carne vacuna. Foto: archivo.
El crecimiento global de la población y el aumento de los ingresos, particularmente en los mercados emergentes, impulsarán la creciente demanda mundial de alimentos” y a su vez, “las nuevas tecnologías impulsarán el suministro de alimentos y la eficiencia operativa”, según señaló el informe “Los agronegocios se beneficiarán del aumento de demanda por los alimentos, con la ayuda de nuevas tecnologías” de la calificadora de riesgo Moody’s (al que accedió El País).
En ese contexto, Uruguay es uno de los países mejor posicionados del mundo. Moody’s identificó que solo cinco jurisdicciones en el mundo son exportadores netos de alimentos y venden al exterior más del 50% de lo producido. Ellos son: Uruguay, Paraguay, Australia, Groenlandia y Ucrania.
Según la calificadora “a medida que grandes segmentos de la población mundial avancen hacia el estado de ingresos medios en las próximas décadas, exigirán mayores cantidades de alimentos y buscarán una mayor diversidad nutricional. Esta necesidad se cumplirá, en parte, a través de la innovación tecnológica, incluida la biotecnología, la inteligencia artificial y el big data, que mejorará la eficiencia del suministro de alimentos”.
“Los mercados emergentes en Asia, Medio Oriente y África representarán una parte creciente de la demanda mundial de alimentos El crecimiento de la población y el aumento de los ingresos en las economías en desarrollo apoyarán el crecimiento de la demanda de alimentos durante la próxima década. Esperamos que los principales productores de productos agrícolas, procesadores de alimentos y comerciantes de materias primas, así como productores de pulpa de celulosa y papel en los Estados Unidos, Brasil, Australia y otras naciones líderes sigan siendo los principales proveedores de productos agrícolas, aprovechando las ventajas inherentes de la geografía y la escala, así como la productividad. Mientras tanto, China, India, gran parte de África y otras naciones en desarrollo continuarán confiando en los proveedores mundiales de alimentos para garantizar su seguridad alimentaria en el futuro”, evaluó Moody’s.
Por eso, “los productores de bienes alimenticios, los proveedores de insumos agrícolas y los comerciantes de productos básicos agrícolas se beneficiarán tanto del aumento de la demanda como del aumento de la capacidad para satisfacerla, gracias a las nuevas tecnologías”, afirmó.
Señaló que “la tecnología aumentará la eficiencia operacional de los productores y, en ausencia de volatilidad extrema de los precios de los productos básicos, su rentabilidad y flexibilidad financiera”.
Para ello, “una amplia flexibilidad financiera será esencial para la adquisición oportunista de nuevas tecnologías diseñadas para mitigar una serie de desafíos, incluida la necesidad de compensar las emisiones de carbono, un escrutinio más estricto de la seguridad alimentaria, disputas comerciales globales y eventos climáticos extremos. Una amplia liquidez respaldará la solidez crediticia de las empresas de agronegocios que operan en entornos volátiles de precios de productos básicos y deben estar preparadas para responder a la creciente competencia mundial”, agregó.
Precios. “Los productos agrícolas, como muchos otros productos básicos, experimentan períodos temporales de alta volatilidad de precios”, recordó Moody’s. “Los picos notables han coincidido con los shocks globales del precio del petróleo, como el de la década de 1970, y la volatilidad generalizada del precio extremo de los activos que prevaleció en el período previo a la crisis financiera mundial y durante la misma”, analizó.
“Sin embargo, la dinámica del mercado imperante a largo plazo respalda los precios bastante bajos durante la próxima década para los principales grupos de productos básicos agrícolas, incluidos los cereales, los aceites vegetales, el azúcar y las carnes; los precios de los productos lácteos aumentarán modestamente respecto de los niveles actuales”, pronosticó.
“Los precios se han estabilizado en niveles significativamente inferiores a los picos breves observados hace una década. Contribuyen a la estabilidad de los precios los altos niveles de existencias en varios de los principales grupos de productos básicos, incluidos el maíz, la soja, el trigo y el ganado. Además, una frecuencia relativamente baja de sequías severas en las regiones productoras de alimentos más grandes del mundo en los últimos años ha contribuido al crecimiento de la oferta y la estabilidad de precios”, evaluó la calificadora.