Regular, esa es la cuestión. Pero considerando las responsabilidades de cada uno, la cultura, la historia y el bienestar de toda la población.
La ONV defiende a un millar de productores y 200 bodegas.
Pablo D. Mestre.
Los elaboradores de vino, producto alimenticio declarado bebida nacional en Uruguay a partir del año 2014, están preocupados por lo que consideran medidas que afectan la imagen de su producto, sin un resultado en el sentido de la prevención.
Esta tradicional agroindustria nacional, con una trayectoria de más de 140 años en el país, agrupa a más de un millar de productores de uva y a más de 200 bodegas. Para estas empresas familiares y de gente arraigada al campo, este rubro es su única fuente de ingreso.
Según Lucía Favretto, presidenta de la Organización Nacional de Vinicultores (ONV), está demostrado científicamente que el consumo responsable de vino, “tiene propiedades terapéuticas en la prevención de distintas patologías”.
Expresó que la mayoría de los consumidores de vino “son personas adultas y responsables y su principal participación se da en el ámbito familiar, social y cultural”.
Es más, agregó que el vino es la única bebida que cuenta con un Instituto autofinanciado y cogestionado junto con el Estado (INAVI), “que está dedicado exclusivamente a su fiscalización e investigación, controlando estrictamente todo el proceso desde la producción de la materia prima, la elaboración y la comercialización, garantizando la genuinidad del producto”.
Reclamo.
Según Favretto, “el vino tal vez sea la única bebida cuyo consumo disminuyó al momento que comenzaron a aplicarse las medidas restrictivas en cuanto al alcohol y la conducción de vehículos”, lo cual, consideró “avala la responsabilidad de sus consumidores”.
Es por ello que ante la iniciativa que se encuentra en el Parlamento Nacional de modificar el artículo 45 de la Ley 18.191, en cuanto a bajar de 0,3 gramos por litro de alcohol en sangre a 0,0 en conductores de cualquier vehículo, la gremial de Bodegueros expresó su preocupación.
“Hoy tenemos una tolerancia de 0,3 gr de alcohol en sangre, la más baja que se aplica después del 0, y todavía permite que quien aprecia el vino pueda disfrutar al menos una copa en la comida y poder conducir”. Pero, advierte Lucía Favretto que: “si se aplica el 0 se perderá una gran parte de nuestro consumo por ser, los consumidores de vino, responsables en el cumplimiento de las normas”. Esta medida, dijo, “afectaría también y muy especialmente a la gastronomía”.
Es por eso que la Organización Nacional de Vinicultores se movilizó para hacer oír su posición. “Sugerimos que la aplicación del 0 alcohol sea selectivo y se aplique a la población que va hasta los 21 años, y lógicamente a los conductores profesionales cuando están ejerciendo su trabajo, así como también a los conductores de bi rodados”, expresó la presidenta de la ONV.