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La cría en su lugar

El sector cárnico lidera las exportaciones aprovechando una excepcional coyuntura y con bases sólidas establecidas hace ya varias décadas. Otros sectores enfrentan dificultades.

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Arranca una nueva edición de la Expo Rural Prado en un escenario excepcional para la ganadería vacuna, sector que hoy es el principal rubro agroexportador. Los precios de exportación de la cadena cárnica están en un récord histórico y muy firmes, reflejando los muy altos precios en Europa y Estados Unidos.

En el otro extremo de la cadena, el precio de los terneros también ha llegado a un máximo histórico (gráfica), reflejando -como lo destacamos varias veces- un proceso sano de formación de precios, que traslada de manera transparente y clara la señal de precios desde el exterior al campo, y que hoy refleja una demanda fuerte y una oferta acotada.

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Los terneros valen y con ellos los vientres y los toros. Cuando el capital ganadero se valoriza, se apuntala la inversión y también se abren oportunidades para políticas de apoyo como el plan Procría al que se han inscrito 1.681 productores y productoras.

Aún con la pifia respecto a posibles limitaciones a las exportaciones de ganado en pie (que parecen haber quedado de lado), el sector sigue adelante. La valorización de la cría y la libertad de exportación en pie son una base clave para el sector; preocuparse por la situación de algunas plantas frigoríficas limitando la exportación de ganado es una contradicción flagrante: la actividad en las plantas de la industria frigorífica no se sostiene sin una base criadora firme.

Más se destaca hoy el desempeño exportador del sector cárnico cuando se mira la situación de otros rubros que están enfrentando problemas, algunos serios. La lechería tiene un escenario productivo y de precios muy bueno, si bien esta semana el precio internacional de la leche en polvo tuvo una corrección a la baja apreciable (-5,3% en el Global Dairy Trade, Nueva Zelanda); como la carne, aprovecha una muy favorable relación de precios entre producto y granos o concentrados. Pero lamentablemente la principal empresa, la cooperativa Conaprole, está sufriendo un conflicto sindical sin fundamento, justo cuando empieza a avanzar el pico de producción anual. A esta altura se hace imprescindible que las autoridades tomen cartas en el asunto y -a nivel parlamentario- ir más allá: se necesita una legislación que proteja las producciones de zafra de conflictos dañinos, que se aprovechan maliciosamente de la debilidad de sectores que están en plena producción y/o cosecha.

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En el caso de la agricultura, que viene de las cosechas récord de los principales cultivos, el escenario de precios no es particularmente estimulante, aunque se van concretando las ventas y exportaciones. Menos alentador es el panorama de costos, con insumos que han subido y costos locales acrecidos en dólares; por si fuera poco, el proyecto de Presupuesto incluye un gravamen a los fitosanitarios. Uruguay tiene un problema de competitividad por sus altos costos, que se sufre en casi todos los rubros. En un notable avance, la agricultura cosecha cada vez más kilos por hectárea, pero se necesitan también cada vez más kilos para cubrir los costos; escaso retorno para tal esfuerzo en productividad. El maíz es el que está mostrando mejor escenario, por la demanda -precisamente- de la producción de carne, leche y también desde el sector avícola.

Aparecen, además, obstáculos propios de la dinámica comercial agrícola. A la dificultades que ha tenido la soja por problemas de calidad en zafras previas (en parámetros como humedad y otros) se suman ahora problemas en el sector arrocero: Panamá canceló la compra de un barco de 20.000 toneladas ya vendido por una empresa uruguaya, al decidir que -de aquí en más- las compras las hará directamente el gobierno. Esto a pocos meses de que el Presidente Orsi visitara ese país, acompañado de una importante delegación de productores arroceros, cuyo objetivo -entre otros- era precisamente ampliar ese mercado. Las negociaciones al más alto nivel presidencial no tuvieron éxito y -por si fuera poco- Panamá terminó comprando arroz en Brasil.

En el sector arrocero hay un sentimiento de amargura y cierta incredulidad por lo sucedido, y se preguntan por qué Uruguay no se defendió mejor. Estos resquemores inciden también en las perspectivas futuras, en particular ante el avance del acuerdo entre el Mercosur y la UE.

Oportunidades y riesgos.

El Colegio de Comisarios de la Unión Europea anunció esta semana que elevó al Consejo Europeo (el conjunto de Jefes de Estado) el texto legal de la Asociación Estratégica con el Mercosur, para su aprobación. Se presentó como acuerdo solo para la Unión Europea, lo que significa que podrá adoptarse con una mayoría calificada en dicho Consejo y en el Parlamento Europeo, y no tendrá que pasar por los parlamentos nacionales para entrar en vigencia, lo que acelerará el proceso de votación. Se requieren dos condiciones simultáneas: que lo aprueben al menos el 55% de los Estados (al menos 15 de los 27), y que estos representen al menos el 65% de la población de la UE.

El acuerdo posibilita una ampliación de las colocaciones de productos del campo, si bien cuotificada. En carne vacuna, por ejemplo, se habilita una cuota de 99.000 toneladas para todo el Mercosur, con arancel de 7,5%. En lácteos, se habilitan cuotas recíprocas (para ambos lados): 10.000 toneladas de leche en polvo, 30.000 de quesos y 5.000 de fórmulas infantiles. El sector lácteo iba a quedar excluido, pero Brasil logró introducirlo, a cambio de más compras europeas de su etanol; ahora tendrá más opciones de compra en leche en polvo. En quesos es donde puede haber más amenazas. Las cuotas lácteas tienen aplicación paulatina en 10 años. También hay cuotas para arroz y otros productos. Pero lo principal es la desgravación general y la posibilidad de que se generen nuevas oportunidades en nuevos rubros, tanto en exportaciones como importaciones.

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Sin embargo, hay algunas dudas. La UE introdujo una adenda al Acuerdo que -si bien no es vinculante- puede implicar dificultades. Establece que se aplicarán salvaguardas si hay una afectación significativa en los precios al productor europeo, entre otros planteos. Exportadores que han seguido el tema no ven un gran cambio con esto, en la medida que se trata de mecanismos formales, que no se pueden aplicar discrecionalmente. Sin embargo, si Argentina o Brasil tienen algún reparo, aparece el riesgo de que las negociaciones se abran nuevamente, demorándose la firma del Acuerdo.

Más allá de estas vicisitudes, que habrá que seguir transitando, la preocupación de fondo en el sector exportador sigue siendo la competitividad: Uruguay tiene costos muy altos y no se vislumbran mayores cambios próximos que alteren esta realidad. Si bien el equipo económico es consciente de este problema e instrumentó una agenda de facilitación de inversiones y desburocratización, el proyecto presupuestal plantea aumentos del gasto que -si bien acotados- agregan presión a una economía que precisa, por el contrario, aliviar la carga si es que se aspira a un mayor crecimiento.

La Expo Rural Prado 2025 se está realizando en un gran momento ganadero uruguayo, con precios sostenidos y una primavera que asoma inmejorable. En ese marco, y a una semana que productores y gobierno hagan oir su voz desde el clásico palco de la Rural, surgen dudas en el sector por algunas iniciativas incluidas en el proyecto de Presupuesto enviado al Parlamento, que se suman a idas y vueltas en temas claves para la ganadería como la exportación de ganado en pie que generaron incertidumbres.
Parecía difícil que los récords de precios alcanzados por el complejo ganadero en 2022 fueran desafiados pocos años después, pero es justamente lo que está pasando ahora, con picos históricamente altos que empiezan a ser superados y otros amenazados.

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