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Soledad Almada: "No es justo medir a la agricultura solo por una zafra"

Es ingeniera agrónoma, productora y asesora agrícola. Soledad Almada encontró en la agricultura algo que le “fascina”, y defiende a los productores que toman decisiones pensando en el sistema, más allá de que haya cultivos que no atraviesan su mejor momento como negocio. Almada dijo que en el litoral cerró una buena campaña de verano, y que los cultivos de invierno están “instalados y aguantando las heladas”. A su vez, la productora dijo que “siempre hay espacio para nuevos cultivos”, o aquellos con menor área, y hay que irlos probando, como puede ser la camelina, el lupino, el sorgo o el girasol.

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—¿Cómo se da tu llegada a la agricultura y puntualmente al litoral del país?

—No fue un objetivo ni una meta que me haya planteado, sino que se fue dando. Me recibí de agrónoma y empecé a trabajar en otro rubro, pero por razones personales decidí venir a vivir a Mercedes. Primero conseguí trabajo en una empresa distribuidora de agroquímicos y fertilizantes, una prestadora de servicios, donde estuve 6 años siempre involucrándome con el sector agrícola y con los productores. Como no tenía que estar el 100% del tiempo en la empresa ni tenía exclusividad, empecé a trabajar con productores de la zona asesorándolos, y después de algunos años me fui armando un panorama para largarme como independiente. Me la jugué y dije, “bueno, esto es lo que me gusta”. Al principio costó porque uno no está acostumbrado a trabajar solo, y cambian las reglas de juego, pero cuando te vas adaptando, funciona. Uno se acostumbra a cualquier cosa, y si tiene que venir una nueva manera de vivir, que venga, pero si me dan a elegir voy a trabajar independiente para toda la vida porque me encanta. Disfruto el trato con los productores mano a mano, el moverse, el contacto con los colegas, y en todo ese camino me fui dando cuenta de que me fascina la agricultura y que había caído en un lugar y un sector muy importante para eso.

—¿Creciste en Montevideo? ¿Tenías vínculo con el agro previamente?

—Sí, mi padre era ingeniero agrónomo pero trabajó toda su vida desde Montevideo, saliendo a veces al interior porque estaba en el Banco de Seguros en la parte de seguros agropecuarios. No es que tuve contacto permanente con el campo ni nada que se le parezca. Siempre digo, y me río con eso, que cuando elegí la carrera de agronomía, que tampoco fue mi primera opción, tuve que irme a la EEMAC en Paysandú y no sabía distinguir una vaquillona de una vaca. Yo empecé de cero.

—Hablando ya de actualidad, ¿cómo estás viendo la foto del negocio agrícola en este momento?

—El negocio agrícola ha cambiado muy rápido. En realidad, cambia todo el tiempo. Vas analizando los cultivos en los que trabajamos dentro de las rotaciones de cada productor y nos proyectamos, pero los números y los puntos de equilibrio cambian constantemente. Vos empezás con una idea y planificas por ejemplo lo que vas a hacer en invierno, proyectamos hasta los rendimientos, los costos del momento y los precios promedio y te marcan un punto de equilibrio, pero de repente a los 20 días o menos cambia mucho. Después vuelven a cambiar.

—¿Pasó eso este año, especialmente con los cultivos de invierno?

—Cuando empezamos a proyectar invierno el precio del trigo y la cebada estaba más bajo. El trigo no llegaba a US$ 200 y la cebada estaba en US$ 205 o US$ 210, la colza por su parte creo que estaba en US$ 340. Después que empezó a “blanquearse” el panorama de las decisiones, la cebada y el trigo empezaron a subir los precios. La cebada reventó para arriba y en cuestión de días había subido un montón. Todo este escenario hizo que algunos mantengan su idea, y otros cambien las decisiones en el transcurso. Muchas chacras dejaron de ser trigo y pasaron a cebada, o la colza que subió mucho y en ese momento no estaba valiendo resultó más atractiva, si bien las fechas de siembra fueron más complejas. Con esos valores se fueron animando y la intención de siembra se fue armando. Hemos transitado escenarios bastante inciertos últimamente.

—¿Podría decirse que los productores más maduros y estabilizados no arman tanto sus rotaciones mirando el precio, sino mirando la estrategia agronómica de un mediano o largo plazo?

—Sí, es así. No es justo medir a la agricultura solo por una zafra, porque primero que nada hay que saber que las rotaciones no duran un año, entonces no es lógico pensar en analizar el resultado de una rotación al cierre de un ejercicio. Además, hay muchas decisiones de manejo, sobre todo agronómicas, que se hacen pensando en el sistema. No podemos pensar solo en el cultivo actual porque te vas ahorcando solo, digamos que sí hay que mirar los precios y la coyuntura del mercado, pero despúes mirar el campo, y mirar el campo es mirar el sistema. Hay que considerar muchísimos factores para mantener la sustentabilidad, entonces todas las decisiones que se toman desde esa óptica tienen que ver con una agronomía estable y no cortoplacista, no es de hoy para mañana. Muchas de las decisiones que tomamos no muestran su resultado inmediatamente, entonces tampoco es justo analizarlo así. Está bueno verlo dentro de un sistema y con el paso del tiempo. A veces sostenemos un cultivo que no atraviesa su mejor momento de precios por la propia rotación y porque lo elegiste por algo. No son solo los números, hay que mirar el aporte al sistema, cómo calza en la rotación, y a veces la foto del momento no es la mejor en cuanto a su negocio, pero más adelante explica sus razones.

—¿Por ese razonamiento podemos decir que se ha hecho colza en estos últimos dos años?

—Y... es uno de los motivos. Yo creo que sí. El negocio ha cambiado mucho, pero la colza está dentro de las rotaciones planificadas, no me cabe duda. Hay muchos datos que releva la gente de Fucrea y otras instituciones donde se sabe que la colza como antecesor genera beneficios en el siguiente cultivo, entonces dentro de un sistema aporta muchos factores positivos. Por eso, el que decide plantar colza hoy, más allá que empate o incluso pierda, está mirando estas cosas.

—¿Cómo cerró la campaña de verano en un año muy desafiante desde el punto de vista climático?

—No quiero generalizar porque a mí me toca trabajar en Soriano, en la vuelta de Mercedes, en la ruta 14 y en la ruta 2 hasta Rodó aproximadamente, pero acá encuentro que los resultados fueron aceptables en términos generales. Me toca trabajar con productores vecinos, y los resultados de la zona donde la soja de primera fue bien implantada rindieron, y algunas de segunda también. Los maíces de primera tuvieron excelentes rendimientos, el problema estuvo en los de segunda que se están terminando de sacar, con algunos resultados que no fueron los esperados. No lo miro como un paneo general, pero para mí fue una zafra de aceptable a buena. Quizás hubo puntos más oscuros que nos tiraron para abajo, sobre todo determinadas expectativas, pero para mí es una zafra aceptable. Terminó siendo más cara, sobre todo en función de lo presupuestado. Las complicaciones vinieron de la época de la cosecha en adelante. A veces miramos mucho los costos durante el cultivo, pero esta vez lo que encareció fue que el grueso de la cosecha se hizo con humedad, las entradas a planta, el flete... Hubo un montón de costos que quedaron ahí.

—La mejora de precios que se generó en la cosecha sirvió para llevarse esos costos entonces...

—Sí, se llevó esa mejora. Y hablamos de los que lograron capturarla, que tampoco fueron todos. O estaban vendidos o pensaron que iba a seguir subiendo. Obviamente, como pasa siempre con el tema precios, las situaciones son diferentes, pero los que lograron capitalizar esa suba y vendieron algo en ese momento lo perdieron en los costos que hubo luego de la cosecha.

—¿Cómo ves el desarrollo del maíz?

—Aunque parezca mentira, maíz de primera y maíz de segunda son dos cultivos distintos. El maíz de primera anduvo muy bien, como esperábamos todos. Siempre que se anuncia un año Niño, vemos que los productores hacen más área porque ven mayor posibilidad a esas lluvias de diciembre, que son las que tanto deseamos en el maíz de primera. Me encanta como cultivo, y dentro de las rotaciones festejo cuando suceden estas cosas. Siempre que se puede hay que hacer maíz de primera, me parece importante y creo que hubo excelentes rendimientos. En el maíz de segunda vivimos el terror de la chicharrita. Al principio parecía que no, pero después apareció y nos tuvo y tiene bastante preocupados, sobre todo la gente del norte que lo sufrió en serio. Acá tuvimos daños de chicharrita y se notó, pero no con la gravedad del norte. Hoy es una gran incertidumbre, y hay que evaluar qué pasa con las heladas que hubo. Hay que seguir monitoreando, si bien hay empresas que están trabajando con fichas técnicas para sobrellevar este tema, ofreciendo algunas pautas. No sabemos si va a aparecer de nuevo o no, pero el maíz es un cultivo interesante en las rotaciones y ojalá el área de segunda no disminuya por esto.

—¿Hay espacio para más cultivos?

—Me encantaría, siempre hay espacio para nuevos cultivos. Tenemos que ir probando. El sorgo perdió área cuando el maíz de segunda se afianzó, pero puede volver a tener su lugar. Capaz tiene que batallar con qué hago con el grano cuando cosecho. Hace 3 o 4 años que tenemos un área de girasol y es un cultivo que me encanta, que tiene muchas ventajas al incorporarse, pero no tenemos la escala suficiente como para no sufrir daños significativos de palomas. Tenemos área de lupino en la consultora, y hay que encontrar el destino. También estamos probando camelina y hay espacio para forrajeras o semilleros que capitalicen el nitrógeno.

—¿Cómo vienen los cultivos de invierno?

—Están instalados y es un éxito haber tenido mínima área de resiembra, en mi caso particular cero. Sobre todo considerando las condiciones en las que sembramos y las ventanas de siembra tan cortitas, entre lluvia y lluvia o cuando el suelo daba. Tienen poblaciones aceptables, correctas en densidad de siembra. Lo que nos pasa ahora es que en los últimos 10 o 15 días está todo quieto. La ola polar y las heladas continuas los dejaron casi sin crecimiento, pero vienen aguantando. Con esta suba de temperaturas y el agua que estamos esperando se irán acomodando, pero sufrieron sus daños. La colza fue la que más sufrió, y se perdieron algunas plantas. Todavía estamos en carrera, y no he visto que se pierda ningún cultivo de colza, lo cual con trigo y cebada de todos modos no pasa.

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