Federico Morixe Mailhos | fmorixe@gmail.com
Donde las estimaciones suben y bajan como en una montaña rusa, solo nos podemos agarrar de la boina y gritar un poco.
Brasil.
Donde la soja y el maíz bailan samba.
En el rincón tropical de Brasil, el USDA ha decidido que la soja todavía puede dar más de sí, ajustando su producción como quien aprieta una naranja buscando la última gota de jugo. ¡El USDA aumentó de 160 a 162 millones de toneladas la producción del 2022 - 2023! Mientras tanto, la Conab, con la cautela de un veterano de samba, marca el paso con cifras más modestas con 154,61 millones de ton.
En el espectáculo del 2023-2024, el USDA decidió que “menos es más” pero solo un poquito, bajando la producción de soja de 157 a 156 millones de toneladas, como quien quita una aceituna de la pizza para sentirse saludable. Mientras tanto, la Conab, con el dramatismo de un final de temporada, hizo un recorte de telenovela de 155 a 149 millones, demostrando que en el mundo de las estimaciones agrícolas, ellos son los que realmente saben cómo mantener al público en pánico.
No nos olvidemos del maíz, que también recibe un corte de producción, aunque el USDA insiste en que todavía en EEUU hay más maíz en el campo que estrellas en el cielo carioca; pasando de 54,91 a 55,17 millones de toneladas.
Argentina.
La Tierra de la Estabilidad (al menos en papel).
El USDA parece haber encontrado su zona de confort, manteniendo las estimaciones de producción de soja y maíz tan inmóviles como un gaucho en siesta. “55 MMT para el maíz y 50 MMT para la soja”, repiten sin parpadear, demostrando que, a veces, la mejor estrategia es no cambiar nada.
Existencias Mundiales.
Un sube y baja emocional.
A nivel mundial, las existencias de soja deciden dar una vuelta más al juego, aumentando de 114 a 116 millones de toneladas cuando todos esperaban que bajara ¡Sorpresa! Por otro lado, las de maíz prefieren tomar el camino descendente, pasando de los 325 a 322 mill de ton.
EE.UU.
Reducciones aquí y allá.
El USDA, en un movimiento tan sorprendente como encontrar agua en el desierto, reduce las exportaciones de soja y el uso de maíz para todo menos para el etanol. Parece que en Estados Unidos, el granero está más lleno de lo esperado, dejando a los agricultores rascándose la cabeza y preguntándose, “¿y ahora qué hacemos con tanto grano?”.
El mercado reacciona (o más bien, bosteza). Frente a estas revelaciones, los precios de los commodities deciden tomar una siesta, con el maíz indiferente, el trigo en plan “me bajo aquí“, y la soja y la harina subiendo un par de centavos en el sofá, tranquilas, esperando que se decidan los compradores o los fondos de inversión. Solo el aceite de soja, como el rebelde de la familia, va contra corriente y subir un poco, demostrando que siempre hay un hermano que quiere ser diferente y poder transformarse en energía.
Con China prefiriendo Brasil por precio, el último informe del USDA añade otro giro a la saga agrícola, recordándonos que en este sector, la sorpresa y la disparidad en la información es la norma.
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