La campaña de cultivos de invierno en Uruguay concluye con resultados mixtos. La colza comenzó el año como uno de los cultivos más complicados, en primer lugar por el precio que se registraba al momento de la siembra, y por otro lado por las complicaciones ocasionadas por factores climáticos. El ingeniero agrónomo Jorge Foderé de Megaagro analizó la zafra y destacó un año marcado por altos costos, rendimientos variables y oportunidades emergentes en cultivos como el antes mencionado y también el lupino.
Según Foderé, este invierno podría calificarse como “el invierno del empate”. “No ha sido un año fácil. Quienes lograron buenos rendimientos quizás no alcanzaron las mejores calidades y viceversa”, comentó. A esto se suman costos de producción elevados, especialmente las rentas, que han dificultado alcanzar una ecuación favorable.
A pesar del pesimismo inicial por los bajos precios y los malos resultados del año pasado, la colza cerró uno de los mejores negocios de la zafra.
El lupino también ganó protagonismo este año, con la apertura del mercado europeo. “Somos muy buenos productores de lupino en Uruguay. Rinde más que en otras partes del mundo, lo que aporta ventajas competitivas, incluyendo una menor huella de carbono”, resaltó Foderé.
El ingeniero anunció además que para el próximo año se planea un esquema de exportación con condiciones comerciales claras, incluyendo precios base y volúmenes mayores. Esto dará a los productores más certidumbre y mejorará la competitividad del cultivo.
En cuanto a los cultivos de verano, la situación es preocupante, especialmente para la soja, el principal cultivo del país. “Los precios actuales, en torno a los US$ 340 por tonelada, exigen rendimientos muy altos para ser rentables”, advirtió Foderé. Además, las lluvias han sido insuficientes, dejando al suelo con niveles de humedad críticos en algunas zonas. Como respuesta, algunos productores optaron por el maíz de segunda, buscando diversificar y mitigar riesgos.