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Rumbo cierto, futuro incierto

Uruguay reafirmó el Grado Inversor de sus bonos soberanos y recupera su economía, mejorando en particular el escenario del empleo. Los agronegocios aportaron significativamente a esta mejora, que aún tiene camino por andar. Las proyecciones de demanda son auspiciosas, aunque –siempre- hay incertidumbres

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En la recuperación de la economía post-pandemia el gobierno decidió priorizar la recomposición del empleo, lo que parece lograrse, aunque no será un recorrido lineal. La tasa de empleo ya está en niveles pre-pandemia y bajó el número de trabajadores en seguro de paro, aunque la demanda laboral en noviembre tuvo un cierto retroceso, según la consultora Advice. El agro ha tenido un rol importante en esta tendencia, aunque no siempre se lo valora; el trabajo en el campo se despliega en todo el territorio, sin grandes anuncios mediáticos, pero sumando tonelada a tonelada, camión a camión. Los productores, transportistas, trabajadores de las agroindustrias, tienen más actividad cuando la producción crece.

En el plano de la gestión macroeconómica Uruguay recibió la buena noticia de que la calificadora Fitch (la que ha tenido el ojo más crítico sobre la economía del país) mejoró la perspectiva de la deuda de negativa a estable, manteniendo el Grado Inversor.

La decisión es consecuencia de la mejora en el resultado fiscal, con un aumento mayor al previsto de la recaudación y una reducción importante del gasto, todo lo cual -según Fitch- hará más sostenible la trayectoria de la deuda.

Son señales positivas, pero no hay que bajar la guardia: los ahorros han ocurrido mayoritariamente porque el gasto salarial y jubilatorio baja en términos reales, pues los ajustes de salarios han estado por debajo de la inflación.

Esto ha motivado reclamos más intensos en los consejos de salarios, con aumentos que -en muchos casos- han estado por arriba de las pautas del gobierno (se aprueban por el voto de trabajadores y empresarios), lo que puede generar presiones inflacionarias: si un sector acuerda aumentos que no puede sostener por su propia productividad o ganancia, los pasa a precios.

A nivel externo puede esperarse un 2022 con un crecimiento económico interesante (las estimaciones se ubican entre 3 y 3,5%), con más turismo, la culminación y puesta en marcha de UPM y más cosechas. EL desafío es sostener más crecimiento a largo plazo.

Cambios financieros.

La Reserva Federal de EEUU (Fed) anunció que reducirá antes de lo previsto los estímulos monetarios a la economía estadounidense, que está creciendo fuerte con el desempleo en mínimos históricos. El problema es que EEUU tiene los mayores niveles de inflación en décadas y el titular de la Fed, Jerome Powell, ha explicitado que ya no se trata de un fenómeno transitorio, causado solo por los problemas logísticos post-pandemia. Para combatirla, aumentará paulatinamente la tasa de interés a partir del año próximo. Son decisiones previstas, por lo que los mercados no se han alterado demasiado. De todas formas, comienza a esbozarse un cambio en las condiciones financieras globales para el 2022. Por muchos años (primero por la crisis hipotecaria, ahora por la pandemia) el mundo ha transcurrido por un período inusitadamente largo de tasas de interés muy bajas, lo que ha motivado una extraordinaria valorización de los capitales (acciones, inmuebles) y -finalmente- despertó la inflación. Ese escenario está llegando -de a poco- a su fin, lo que puede cambiar la valorización de activos y productos. Que Uruguay ingrese a este nuevo panorama con mejores equilibrios macro es positivo.

Agronegocios.

El escenario para los agronegocios sigue dinámico, aunque siempre condicionado por el clima. La Niña está instalada en el Pacífico Oriental y sigue amenazando, aunque se han acumulado varias lluvias, modestas, que han permitido avanzar con las siembras y mejorar la situación de algunos campos. De todas formas falta agua en muchos lados, particularmente en el centro y partes del litoral y este. Los fuertes calores ya se vinieron y el verano será duro; serán claves las estrategias de manejo ganadero y de cultivos que puedan eludir -al menos en parte- sus efectos.

En los mercados se destaca la rehabilitación por parte de China de la carne vacuna sin hueso de Brasil, luego de que la suspendiera a principios de setiembre por dos casos de vaca loca en el vecino norteño.

Es una “vuelta a la normalidad” que se demoró más de lo esperado pero que era inexorable: China no podía prescindir por mucho tiempo del principal exportador mundial de carne vacuna. Mientras Brasil estuvo fuera de China los EEUU aprovecharon para vender más al gigante asiático, algo paradójico dada la tensión entre ambas potencias. Y Uruguay también vivió semanas de precios de exportación récord, que ya se están moderando.

Pero el escenario ganadero sigue siendo bueno. La demanda externa es firme, con China que sigue comprando y sumará más consumo el año próximo.

En Europa la pandemia y todas sus “letras griegas” siguen generando incertidumbre, pero el consumo se ha recobrado y no se vislumbra una vuelta atrás drástica. Por su parte, EEUU está creciendo vigorosamente y el consumo se fortalece.

Un hecho cada vez más relevante en el panorama del consumo global de carne son los cuestionamientos cada vez más fuertes a la ganadería brasileña.

Cadenas de supermercados europeas de gran importancia anunciaron que dejarán de vender carne de ese origen, por considerar que se basa en campos deforestados.

Uruguay puede y debe diferenciarse, pues su ganadería tiene amplios fundamentos de sostenibilidad, pero hay riesgos de daños colaterales; como sucedió en su momento con la vaca loca, no son buenos los cuestionamientos al producto que lidera las exportaciones.

En concreto, las cadenas Sainsbury, Carrefour y Ahold Delhaize dejarán de vender varios productos cárnicos brasileños, luego de investigaciones y denuncias de ONGs.

Por el lado de la oferta, se destaca la pretensión de Argentina de exportar más carne vacuna a partir del año próximo, para lo que ha liberado parcialmente el “cepo” a las exportaciones de carne.

Pero el problema argentino es de concepción: el Secretario de Comercio Interno, Roberto Feletti dijo hace pocos días, en entrevista radial, que “la batalla por la carne siempre fue una batalla por la conquista social” (…) es el “derecho del pueblo a comer carne”.

Con esa concepción, difícil que los ganaderos apuesten a largo plazo. Es cierto que la carne vacuna es parte de la dieta tradicional del Río de la Plata, pero dada su valorización global, es difícil que se mantengan los niveles de consumo históricos y es lógico que aumente la importancia del cerdo y el pollo. En Uruguay todo indica que esa transición se entiende, del otro lado no.

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Porteras adentro.

Esta semana FUCREA (Federación Uruguaya de grupos CREA) presentó los resultados del último ejercicio (2020/21) en los establecimientos que participan de la organización, con un análisis de las tendencias de precios, costos y adopción de tecnología. Es información muy valiosa para conocer la situación de la producción, en especial de establecimientos que están entre los que aplican las mejores tecnologías disponibles.

Los resultados mejoraron sensiblemente en los establecimientos lecheros y agrícola-ganaderos, mientras en los establecimientos ganaderos quedaron casi estables (gráficas). Es un escenario auspicioso, aunque hay que recordar que la metodología de FUCREA excluye los costos de arrendamiento e intereses (es la forma de hacer más comparables los establecimientos en su desempeño estrictamente productivo). Al incorporar estos costos y el propio trabajo familiar, FUCREA advirtió que más de la mitad de los establecimientos no está remunerando a todos esos factores, lo que prende una luz amarilla.

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Si bien se reconoce el impacto positivo del aumento en los precios de venta, al tiempo que se sigue mejorando la productividad, FUCREA destacó que los costos siguen consistentemente altos y en algunos casos se han “disparado”.

En efecto, el aumento de costos es uno de los puntos crítico para el ejercicio actual (2021/22); los precios se siguen mostrando firmes, con las fluctuaciones habituales, pero si los costos no bajan es posible que los márgenes no sean tan amplios como en el ejercicio pasado.

El sector lechero está transitando un otoño muy difícil, con lluvias que complican los pastoreos, los caminos y los ordeñes. Pero la producción tiende a subir, aún con precios que no conforman
La solución a este dilema requiere una coordinación entre los agentes, en este caso productores, que implementen estrategias conjuntas de control de garrapatas que consideren el bienestar general del sector ganadero prevaleciendo por sobre los intereses individuales
Todo indica que el año transcurrirá dentro de los actuales parámetros, con una reposición relativamente cara respecto al gordo, dado que no hay mayores expectativas de cambios drásticos en las condiciones del mercado internacional y la oferta será reducida, tanto en el caso de machos como de vacas de invernada

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