La situación en el este del país, es analizada por Emiliano Ferreira, que será el anfitrión en el acto oficial de lanzamiento de la coseha.
-¿Cómo evalúa productivamente la zafra pasada en la zona este?
-La pasada zafra desde el punto de vista productivo fue perfecta. En mi caso, fue el de mayor productividad en los 18 años que llevo como productor. Hubo coincidencia de muchos puntos favorables. Primero una siembra temprana, que hacia fines de octubre llevaba el 95% del área sembrada, y una cualidad muy importante fue que todo lo sembrado nació rápidamente por las buenas condiciones de temperatura y humedad en el suelo. Eso, sumado a un verano donde los factores climáticos más importantes como temperatura y radiación fueron superiores a valores históricos, determinó que potenciales de rendimiento se elevaran mucho al hacer coincidir períodos críticos con mejor oferta climática. En el mejoramiento genético también influye que variedades más productivas como Merín aumenten el área, y ayuda a rendimientos que exploren valores muy cercanos al potencial alcanzable en Uruguay. Tuvimos además una buena calidad con costos razonablemente equilibrados y una ventaja de precio, y eso hizo que los márgenes logrados por el productor fueran buenos o muy buenos. Eso permitió acomodar cuentas luego de años muy malos.
-¿Cómo viene observando los datos de cosecha de este año?
-La zafra actual tiene similitudes con la pasada, pese a puntos de diferencia. Gran parte de la siembra también se logró instalar hacia fines de octubre, con un 85%. Sin embargo, la diferencia está dada por los nacimientos. En esta zafra en zonas no acompañó tan bien la disponibilidad de humedad en suelo, y terminaron instalándose con baños para nacer que siempre es una práctica de manejo que genera retrasos, entonces hay chacras instaladas de mediados de noviembre a mediados de diciembre, en casos de cola de siembra. Se dio otra diferencia con factores climáticos, más allá de la zona este con la mayor superficie del país: unas 115.000 hectáreas y fue la temperatura. Este año tuvimos una sumatoria de temperaturas 3,5% más que el año 2021 y 4,5% más que la serie histórica. En horas de sol, el dato es que mejora la serie histórica, pero es 4,8% inferior al año pasado. Esto quiere decir: hay más temperatura, pero menos radiación, sumado a una cola de siembra de chacras más tardía con probables mermas en rendimiento. Sin embargo, los inicios de cosecha muestran datos de rendimientos al menos iguales al año pasado. No hay nada que haga presagiar que no sea una muy buena zafra con muy alta productividad. En el este no hubo problemas de suministro de agua más allá de situaciones muy puntuales.
-En un contexto con una mejora del precio de la bolsa, ¿cuáles son los desafíos?
-Hay una mejora en el precio de la bolsa, pero los incrementos de precio en comparación con soja, trigo u otros granos no acompañaron en el mismo porcentaje. Obviamente que la suba de los otros granos tracciona al arroz, pero no olvidemos que el arroz es un cultivo de alimentación básica para los seres humanos y no hay forma de que los gobiernos sostengan un alto precio del mismo. Esto trae aparejado que en estas situaciones de inestabilidad global, con granos e insumos hacia arriba, otros cultivos tengan mayor capacidad de amortiguar esa suba. Se visualiza en fertilizantes o costos energéticos, fundamentalmente los combustibles. En arroz debemos absorber eso con un cultivo que aumenta el precio pero en proporción menor, por ello el margen se acota hasta situaciones de dificultad si los costos se van encima de los US$ 2000 por hectárea. Eso determina que los rendimientos de equilibrio se acerquen cada vez más a las 10 toneladas, con rendimientos biológicamente alcanzables, pero no el promedio de productores en todas las situaciones. Esta dificultad se da en años de buenos precios por escalada violenta de costos de producción.