Desde que nació conoció a los Angus en la estancia que su familia tiene desde 1830, con tanta vinculación a la zona que hoy lleva justamente su apellido. De chico aprendió a ser más criador “siempre valoramos más la vaca que el novillo”, confiesa. Cuando fue a estudiar a Montevideo (se recibió de veterinario), comenzó a vincularse a la Sociedad de Criadores de la que llegó a ser presidente. Además de criador, ha sido asesor de muchos criadores nacionales y extranjeros y considera que puede haber un tipo de ganado para cada criador. Afirma que la explosión de la raza Angus en el Prado se da también en todo el país.
Pablo D. Mestre
-¿En su familia siempre criaron Angus?
-Mi familia está en el mismo campo desde 1830. El primer Angus en la familia, que recordemos, es de 1910, porque el cuento viene de un toro que compra mi bisabuelo Tomás a un francés para la estancia San Juan, donde nació mi padre, en donde hoy es poblado Berrutti. Mi tío Érico, contaba que siendo niño trajeron un toro negro mocho, que se peleó con un astado, Shorthorn o Criollo, y el negro lo calzó en la paleta y lo tiró para el otro lado de la cerca de piedra. Posteriormente, la llegada de la raza a la familia, vino por el lado de mi abuelo (Plinio), a través de la vinculación con los SPC, otra pasión de la familia, por su amistad de joven con un Larraechea que le vincula Angus, en la década del 30. Incluso fue invitado a estar en la reunión fundacional de la Sociedad de Criadores.
-¿Cómo siguen?
-Dicen que mi abuelo tomó el camino del Angus en la seca del año 42, porque vio una diferencia importante. En el 50, mi tío Raúl empieza a entrar más en el desarrollo de la raza, a comprar las primeras hembras de pedigree y a estar más cercano a la institución. De hecho, tío Rulo fue el primer técnico, junto con Jorge Herrán, de la Sociedad de Criadores. Y fue el segundo jurado en Sarandí Grande, el primero fue Julio Mattos. Cuando mi padre (Artigas) se casó, e independizó de su padre, a quien le arrendó un pedazo de campo, empezó también en la cría del Angus, era la década del 60. Entonces, crea estancia La Serena, en ruta 27 entre Vichadero y Rivera.
-¿Con quién aprendió a ver el ganado?
-Nos criamos como gurises de campo. Antes de irme a Montevideo a estudiar, cuando fallece mi abuelo, mi padre se queda con el plantel puro por cruza de La Mariazinha y con alguna vaca de pedigree. Casi todos los hermanos, cada uno con su campo, formaron núcleo de Angus y hoy todos criamos la raza. Me acuerdo mucho del ganado Angus que criaba mi padre que muchos criticaban por ser muy chico. Él tenía un concepto revolucionario para la época que era el de los animales por hectárea. Era un criador puro, por eso no mamamos de chicos un tema de invernada. Quizás ese sea el romance con Angus que tengo, porque mucha gente dice que la gran diferencia entre los criadores Hereford y los de Angus es que los de Hereford crían pensando en el novillo y los de Angus pensando en la vaca.
-¿Cómo llega a presidente de la Sociedad de Criadores?
-Fui presidente en 1994, con 34 años. Pero antes recorrí todo el camino. Cuando llegué, a los 18 años, era el “che pibe” de los pocos veteranos que integraban la directiva. Toda la gente era del interior y tener alguien dispuesto a hacer mandados era bueno. Me puse algunos desafíos personales, como generar la llegada de gente joven a la Sociedad, lo que no era fácil. Se arrimaban en el Prado, pero después desaparecían. Tuve la suerte que Juan García Requena empezó a ir e hicimos mucha cosa juntos, también Felipe Echegaray, los Mattos, etc.
-¿Qué recuerda de su presidencia? ¿Hubo mayor inserción internacional?
-Paralelamente, lo digo sin falsa modestia, era de los que más conocía el mundo del Angus regional. Eso me dio muchos vínculos. Recuerdo que cuando era presidente se hizo la primera jornada internacional, en La Cambicha, vinieron los presidentes de Argentina (Horacio Gutiérrez) y de Brasil (Antoninho Bastos) y muchos criadores. Fue motivador para la integración que hoy existe.
-¿Cree que ahí estuvo el punto de inflexión para el crecimiento en Uruguay?
-El crecimiento y la explosión el Aberdeen Angus tuvo que ver no sólo con la institución, sino con algo claramente coyuntural. Lo que hicimos fue palanquearlo. En el rol de presidente fui bastante diplomático, estaba recibido, era soltero, tenía todo el tiempo y marqué presencia en todos lados. Pero creo que la explosión obedeció a un momento particular que fue la llegada de muchos actores nuevos al negocio, extranjeros que pedían Angus, tanto los brasileños, como los argentinos. Hubo algunas cosas que colaboraron y lo digo sin falsas modestias: yo trabajé mucho para eso, en el trabajo de extensión de la raza. Hace poco tuve una caricia al alma con un mensaje en ese sentido del Ing. Luis Bove al respecto. Pero hubo otros dos hechos de los fines del 90, principios del siglo XXI que marcaron.
-¿Cuáles?
-La irrupción de dos fenómenos dentro del panorama de la raza: el Frigorífico Modelo que publicitó por todo el Uruguay su Angus, hacía remates en todos lados, fue a todas las exposiciones y la publicidad era muy buena y agresiva. Puso al Aberdeen Angus en un lugar que a la Sociedad le hubiera costado mucho dinero. Por eso dio una mano muy grande. Además, profesionalizó la cuida, trayendo a Norman Catto, que dirigió, preparó y esquiló, en un hecho pionero para todas las razas en el país. Y el otro tema es que se dio el boom del Angus colorado, con la tormenta que desató en la ganadería mundial Leachman por fines de los 90. Ahí, por ejemplo, vino el Dr. Fabio (Gomes) que creó una nueva forma de vender genética. La primera vez que en Uruguay se hicieron remates nocturnos, con show, música y el comentario de cada uno de los animales. Los reproductores se empezaron a vender por ellos y no por quién los vendía. En ese entonces, además, hubo un recambio generacional y también más administradores y menos propietarios en el negocio.
-Ud. asesora a muchos clientes, a muchas cabañas, muchos criadores nacionales y extranjeros ¿Hay un tipo de Angus para cada criador?
-Ese es el quid de la cuestión de los asesores. Es la gran diferencia entre un asesor y un propietario. Cuando alguien tiene su propio ganado, cría lo que le gusta y es lo que cree. Cuando es asesor, tiene la obligación de poder interpretar lo que quiere el cliente y llevarlo a cabo. Puede haber un tipo de ganado para cada tipo de criador, de hecho, yo lo hago. Me siento muy cómodo hoy dirigiendo a una cabaña que tiene el Angus más tradicional del mundo, sólo genética pura escocesa y dirijo programas que apuntan a pesos muy altos porque creen que el ganado del futuro tiene que ser peso de faena alto y animales de velocidad de crecimiento, porque crecerá el consumo de granos, etc. Lo que hace que tenga que recorrer toda la escala de posibilidades, porque los que estamos en esto, sabemos que hay razas dentro de las razas. Ese es nuestro desafío. Nos quita un rasgo que muchas veces es muy positivo como motivador y generador de instancias emocionales para criar ganado, que es la del propietario que se enamora de sus animales. Pero, en ese romance particular que tienen los criadores, les quita objetividad para el análisis.
-¿Hasta dónde llega su umbral de ceder en la selección?
-El tema es que hoy el mundo acepta un rango grande, porque muchas veces el desafío era generar animales más productivos, en un concepto amplio; lo que he aprendido con el tiempo, es que el único desafío no es tener animales más productivos. Han entrado otras variables en el valor económico de las características. Porque si crío un animal que es menos eficiente, con menor velocidad de crecimiento, pesos de faena menores, etc., pero consigo desarrollar una marca, donde eso tiene un premio económico, no importa producir menos, si el producto vale más. El tema está en cómo conseguimos más dinero por nuestros animales. Las variables, no son solo desde el punto de vista productivo. Hay otras cosas que juegan. El mundo cada vez consume más ideas y no cosas. Nos sentimos resguardados en las marcas y estamos dispuestos a pagar más por eso.
-¿Cómo ve al negocio ganadero?
-Lo veo muy bien. Que esta situación no haya conseguido ni moverlo, al contrario, disfrutamos de buenos precios, es la muestra clara que estamos en un negocio real y correcto. La ganadería uruguaya es fuerte frente a otros rubros más erráticos. Además, lo que veo es que, la ganadería que conocí cuando joven, hace 30 años y la de ahora, claramente ha tenido cambios positivos. Un negocio que permite que haya tanta gente generando posibilidades, como hay varias empresas, de inversión en el negocio ganadero, y que garantan rentas interesantes, no puede ser malo. Además de eso, seguro y con un marco de forma de vida muy atractivo, en contacto con la naturaleza. También lo veo muy efervescente.
-¿La vaca les gana?
-Siempre les gana. Y como buen criador de Angus, digo que la vaca les gana, no el novillo (risas).
Angus es la raza
más importante del Uruguay.
-¿Qué piensa cuando ve el galpón del Prado lleno de Angus?
-Primero me siento sanamente orgulloso de ver el cambio en ese galpón. Me da mucho placer ver esa situación. Sinceramente, creo que tuve la suerte y el privilegio de estar en el momento justo y en el lugar correcto.
-¿Cómo ve la Expo?
-Creo que la Rural y los criadores podríamos haber dado un mensaje en este momento. Haber hecho algo diferente. Hasta tiene que ver con la solidaridad. Quizás algo en menos tiempo, con menos restaurantes y sin clima festivo. Y no digo que no se hiciera la Expo Prado que tiene un efecto simbólico cuasi litúrgico importante, que marca un quiebre del año para los que vendemos genética. El Prado, me lo dijeron hace poco y coincido, es como que sacude la modorra del año para que la gente empiece a pensar en los entores. Es como una ayuda memoria para la gente. Es un hito que está en el momento justo del año para generar el ambiente comercial de venta de toros y de reproductores.
-¿El crecimiento de Angus en la pista del Prado, se nota en el campo, en el ganado comercial?
-Completamente. Esa es sólo una pequeña variable de las que determina el posicionamiento. La raza Angus hoy es la más importante del Uruguay. Se refleja en varias cosas. En la primavera empiezan a caer terneros, la mayoría que caerán en los pastos de todo el Uruguay, desde Bella Unión a Conchillas, y hasta Punta del Diablo, van a ser Angus puros o cruza Aberdeen Angus. La mayor genética que se ha derramado en la primavera pasada y primavera/verano y algunos en el otoño, es genética Angus, sea por semen o por toros. Otra razón, comercialmente el precio de los vientres Angus claramente predomina en el mercado y ni que hablar para las hembras de elite que se venden en algunos remates especiales. La Exposición del Prado, con la mayor concurrencia hace años. Y después, casi todos los eventos Angus son los que tienen mayor volumen de presencia, sean en las giras, jornadas, etc. Entonces ¿qué más se puede pedir?