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Francisco Bonino: “Lo que se anuncia en el sector forestal, se cumple”

El vicepresidente de la Sociedad de Productores Forestales y CEO de AF, dijo que la madera uruguaya está mucho más presente en la construcción y en nuestras vidas que lo que estaba hace 20 años, y sostuvo que las inversiones en el sector forestal, que tendrán flujos positivos recién en 10, 20 o 30 años, van “naturalmente atados a la suerte del país” y por eso “son un buen socio”. Bonino sostuvo que los precios para productos del sector forestal han tenido una mejora, y que habrán nuevas e importantes inversiones en el rubro en un horizonte cercano.

Francisco Bonino
Francisco Bonino.

—¿Cuál es su formación profesional y cómo se dio su llegada al rubro forestal?

—Yo soy ingeniero agrónomo, pero terminé en la forestación porque la vida me llevó para ahí. Empecé trabajando en una empresa que vendía insumos para el sector forestal en Argentina y luego empezamos a brindar servicios al rubro, como una forma de agregarle valor. Esto me fue llevando a relacionarme con el sector y cuando nos vinimos a Uruguay formamos AF, que tiene 24 años en el rubro forestal como una empresa de servicios. Luego se fue orientando más a la administración de fondos de inversión forestales, que es en buena medida en lo que estamos hoy.

— Ahora es vicepresidente de la Sociedad de Productores Forestales, ¿con qué objetivos asumió este puesto y cómo vienen trabajando desde la directiva con los desafíos actuales?

— Participé también en la directiva anterior, y estamos intentando darle continuidad a todo este proceso. Por supuesto que cuando Lucía Basso asumió como presidente marcó su impronta, como todos los presidentes, pero más allá de las improntas la gremial ha tenido una línea bastante similar en su estrategia en sus últimos 5 o 10 años. Esto tiene mucho que ver con acercar un poco más el sector a la gente para que lo entienda, que los distintos actores de la sociedad que se vinculan, como pueden ser las comunidades vecinas a los bosques, los trabajadores de las empresas, actores políticos o tomadores de decisiones tengan mejor información y conozcan más de qué se trata el sector.

— Ahora que el rubro está posicionado como el primer exportador en divisas en dólares, ¿es buen momento para exhibir todas las bondades y externalidades que este tiene, o a veces puede desviarse el foco de atención?

— Yo creo que estas cosas hacen que se visibilice más lo que ya se venía haciendo. El sector forestal siempre trabajó de una forma muy responsable y muy involucrada con la gente, lo que pasa es que más allá que va creciendo es un proceso que puede parecer lento, porque los árboles crecen lento en comparación con el ritmo al que vivimos cotidianamente. Por otro lado, la forestación lleva 30 años en el Uruguay y eso en la vida de un país es muy poco. Va pasando el tiempo y la gente le va pudiendo poner cara a lo que hacemos. Inicialmente el país exportaba trozas para hacer celulosa en otros lugares, después vinieron las plantas, la exportación de chips, pero la gente visibiliza más las plantas porque es lo más grande y lo más nuevo. Y ahora, en la medida que pasó el tiempo, los bosques que estaban plantados para madera aserrable, que llevan ciclos más largos, de 20 o 30 años, empiezan a madurar y aparecen industrias relacionadas a la madera, de aserrío o debobinable. Se inauguró en marzo un aserradero nuevo en Rivera, sabemos de dos proyectos más en construcción en Rivera y en Tacuarembó, está la planta de Lumin en Melo y desde AF inauguramos en marzo una pequeña planta de debobinado en el departamento de Treinta y Tres. Probablemente sigan llegando inversiones a la zona en esta línea.

— En entrevista con la presidente de SPF Lucía Basso cuando asumió, comentaba que soñaba con un sector ejemplo en el país. Hace unos días tuvimos la llegada de la primera carga de celulosa de UPM al puerto a través del tren. ¿Cómo analizan el funcionamiento del rubro a nivel general con el paso de los años?

— Coincido con Lucía en que nos gusta que se perciba al sector como un ejemplo. Creo que una de las cosas más interesantes, si vemos en perspectiva con esto del tren, es que lo que se anuncia en el sector forestal, se cumple. Se empezó a hablar de la planta, del tren, del crecimiento de exportaciones del sector... Cuando anunciábamos los empleos que se iban a generar hace 10 o 15 años, ya se preveía que este sector iba a emplear mucha gente. Hoy es el segundo empleador del agro detrás de la lechería, y estos son números muy importantes en puestos generados. No solo pone al rubro en un lugar donde cumple lo que anuncia, sino que además viene para hacer proyectos a largo plazo. Yo siempre digo algo que a veces se valora poco, y es que el hecho de que alguien esté dispuesto a hacer una inversión o una apuesta para algo que recién, en el mejor de los casos, tendrá los primeros flujos positivos a los 10 años, cuando en realidad los proyectos enteros necesitan 20 o 30 años, es muy interesante. Un sector en el que sus inversiones son de estas características está naturalmente atado a la suerte del país, no puede hacer un negocio cortoplacista e irse. Alguien que viene con un horizonte tan largo necesariamente es buen socio para el país.

— Y la generación de nuevos puestos de empleo también ha sido importante...

— Sí, y no se los quitó a nadie, porque en esos lugares otros rubros como la ganadería no han parado de crecer. Cuando uno mira hacia atrás, el sector ganadero hace 20 años, producía menos de lo que produce hoy, usando incluso muchas zonas conectadas con la forestación y mejorando la intensidad en otras. Ha habido una complementariedad de rubros con generación de empleo de características muy interesantes. Hay un trabajo fuerte en la seguridad de los empleados, en la formalización de las personas. Por certificaciones de los bosques estamos obligados a tener todo muy en norma. La forestación ha generado también mucho trabajo para las mujeres en los viveros, como maquinistas de máquinas de cosecha, trabajando en la silvicultura, en la plantación, eso ha abierto un capítulo que nos gusta mucho.

— El tema ambiental también ha sido producto de discusión. Por un lado, el balance de carbono, por otro, el uso de las aguas. ¿Cómo es en realidad?

— Como en todos los órdenes de la vida hay gente que sigue más atada o unida a pensamientos del pasado. Hay otros que van viendo la evolución de las cosas y cambian su perspectiva. Al principio era más lógico que tuvieran una visión más cautelosa de un rubro que no conocían. Hoy ya tenemos muchos suelos forestales que van en su tercera o cuarta rotación y mediante estudios que han hecho consorcios con la SPF, INIA, LATU o la Universidad de la República, muestran que los suelos donde hay forestación no solo no empeoran sino que mejoran en sus niveles de materia orgánica, mejoran su estructura y es de las zonas del país donde mejor conservado está. Lo mismo vemos con el agua, que era otro tema en discusión: mediante varios trabajos científicos que se fueron haciendo se fue entendiendo cuál era el efecto de la forestación, y genera una protección para la erosión, porque cuando tenemos fenómenos como este de marzo con muchas precipitaciones en pocos días nos permite controlar que no corra el agua alocadamente y termine en el mar llevándose la tierra. Es normal también que la evolución en el conocimiento lleve tiempo, pero hoy nos da tranquilidad saber que estamos frente a una actividad sustentable y sobre la que todavía tenemos mucho por desarrollar.

— ¿Por ejemplo?

— Este sector tiene la posibilidad de generar plásticos renovables, polímeros que son realizados en base a lignina y permite sustituirlos por los fósiles. También está el rol que puede tener el sector en el tema del hidrógeno, tanto generando energía verde como aportando carbono. O sea, hay muchas cosas que se están viniendo... Está el tema de la ropa, donde la fibra de celulosa se vende a muchos lugares del mundo. Quizás no somos conscientes de que la madera uruguaya está presente en nuestras vidas mucho más de lo que pasaba 20 años atrás. Antes uno iba a una barraca o carpintería, y pedía pino brasileño o chileno. Hoy cuando pedimos pino en Uruguay, recibimos pino uruguayo. Y además, tenemos la posibilidad de pedir eucaliptus y cualquier carpintero te habla del eucaliptus “clear”, que quiere decir que fue podado. Cualquiera que recorra obras en la ciudad, ve los paneles de plywood que fabrica Lumin. Quiero decir que más allá de lo que se viene, nosotros ya incorporamos muchos materiales en la construcción y en la vida de la gente que son de bosques plantados en Uruguay. Lo que pasa es que el sector produce mucho más de lo que Uruguay puede consumir, como pasa con los granos, la carne o la leche, entonces, naturalmente hay una orientación exportadora.

— ¿Y en la construcción? ¿Qué usos se le está dando a la madera uruguaya y materiales derivados del sector forestal?

— Hay un convenio con Mevir donde ya se realizaron casas con madera uruguaya, y en la medida en la que se vaya avanzando con el tema vamos a ver más construcciones de madera. Está el proyecto de Arboreal en Tacuarembó con CLT, que permite construir casas completas de una forma muy rápida y es una realidad que ya está funcionando y operando. Hay que mirar las casas construidas en madera, pero también mirar las casas combinadas, que es lo típico de hoy en día. No es que tengan que ser todas de madera, porque hay algunas que tienen solo una parte y la otra de ladrillos o bloques, o cualquier otra técnica constructiva. A veces pensamos que si las casas no son todas de madera no es válido. Hoy se usa mucho la madera en partes del proceso, y eso tiene un impacto ambiental impresionante en lo que tiene que ver con el secuestro de carbono. Recordemos que la construcción es uno de los rubros que más emite carbono, y a medida que uno lo sustituye por madera renovable como esta, está fijando carbono en una casa. Hoy el sector forestal neutraliza todas las emosiones de CO2. El país no emite solo CO2, por eso no somos neutros, pero en realidad sí logramos reducir todo el CO2 que emitimos. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con las emisiones de los autos, se ha logrado neutralizar con plantaciones forestales.

—¿Hay buenas perspectivas para este año en lo que tiene que ver con precio de la celulosa y otros productos?

—Sí, yo diría que en general todos los precios del sector forestal han tenido una mejora en la segunda mitad del año pasado, y han seguido creciendo gradualmente este año. ¿Cuánto más pueden mejorar? Dependerá de la economía mundial, y en este momento hay muchas incertidumbres. Rusia y Ucrania están en guerra y son actores relevantes. Todo esto incide. Sí vemos que hubo una mejora respecto a cómo estábamos en esta época en el año pasado. El petróleo está alto y afecta los fletes, el tipo de cambio incide, hay diferentes variables que impactan en la ecuación general.

—Y por otra parte, hace algunas semanas se inauguró una nueva planta de AF en Treinta y Tres. ¿Qué impactos tiene?

—Esta planta viene a continuar un proceso de inversión que empezó hace años. El Fondo Bosque del Uruguay 4 comenzó con una inversión de US$ 330 millones en el 2019, tomando bosques que habían sido plantados por un inversor americano en 2007. Continuamos el proceso y vimos la oportunidad de agregar un poco más de valor, que lógicamente requería una inversión mayor y más innovación. Es por esto que se generó esta planta de debobinado que genera láminas de madera, que son insumo para otras fábricas. En realidad no es un producto final, sino que es un producto que luego es utilizado por una planta de tableros de alguna parte del mundo para hacer su producto final. De todos modos, como es un producto seco, permite una eficiencia natural para exportar los troncos. Permite además valorizar mejor las distintas calidades del bosque y desde el punto de vista del impacto local, genera trabajo para 40 personas de forma directa, y otros 100 de forma indirecta. Cuando esté a plena capacidad, exportará por un monto cercano a los US·$ 14 millones. Estos fondos exportan madera en rollos, pero acá exportarán producto más terminado y con mayor valor agregado.

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