La pista del Prado volvió a vestirse de rojo con la presencia de la raza Senepol, que tras dos ediciones de ausencia retornó con cuatro ejemplares —dos machos y dos hembras— presentados por la cabaña La Palabra, de Raúl Zabala. El jurado resaltó la calidad de la muestra y la importancia de volver a contar con esta genética en la exposición.
En la definición de hembras, la competencia fue tan pareja que apenas tres kilos separaban a las dos vaquillonas en disputa. La elección de la Gran Campeona se inclinó por su mayor belleza racial, la feminidad, el excelente pelaje y la docilidad, “que en esta raza tiene que ser una característica”, destacó el jurado.

Entre los machos, la puja también fue reñida. El Gran Campeón se impuso por su tren delantero, la mayor longitud y profundidad corporal, además de un destacado desplazamiento. El reservado fue reconocido por sus virtudes, aunque se señaló que el campeón ofrecía un conjunto más armónico.
Con gran entusiasmo, Raúl Zabala expresó su satisfacción por este regreso: “Yo era criador de otras razas, pero cuando conocí el Senepol me convenció su rusticidad. Es un animal duro, come lo que venga, incluso cardo, y en sequía o escasez se mantiene bien”. Reconoció que no ha sido fácil mantener la raza en Uruguay, pero aseguró que “vale la pena” y auguró un futuro de crecimiento: “No vino a competir con nadie, sino a sumar a la ganadería uruguaya”. Zabala adelantó que el próximo año volverán al Prado con toros ya desarrollados, acompañando el creciente interés de los productores por el Senepol.