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Buscan subir el consumo de pollo a 30 kilos en un plazo de tres años

Cupra asegura que la cadena avícola tiene capacidad para cumplir la meta

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Carne aviar. El año pasado, en el abasto, fue la única con consumo creciente y apunta a más.

Pablo Antúnez

La Cámara Uruguaya de Productores Avícolas (Cupra) se plantea como meta ambiciosa aumentar el consumo de carne aviar en Uruguay a 30 kilos por habitante al año, en un plazo de tres años.

Hoy la ingesta de carne aviar está en 20 kilos por habitante al año y el año pasado fue la única proteína con demanda creciente en el abasto interno. Su consumo viene subiendo en los últimos años, de la mano de precios estables.

Según los datos del Instituto Nacional de Carnes (INAC), los uruguayos consumieron 85,6 kilos de carnes -proteínas de origen animal- por habitante al año. Los números mostraron una reducción de 1,3 kilos con respecto al 2019. La carne aviar ganó el espacio en el abasto que perdió la carne bovina, que continúa con consumo a la baja, más allá de sus precios.

“En los países vecinos el consumo de carne aviar por habitante es más del doble que en Uruguay, pero es un proceso que llevará tiempo”, afirmó a El País el presidente de Cupra, Domingo Esteves.

El empresario remarcó que la carne aviar, “es la más económica, es muy sana por su bajo tenor graso, por su terneza, su fácil digestión y el aporte de proteínas, vitaminas y minerales necesarios para una dieta balanceada”. Argentina y Brasil tienen un consumo per cápita del producto que supera los 40 kilos por habitante al año.

Esteves consideró que en Uruguay, “la capacidad productiva del sector no solo lo permite, sino que lo necesita imperiosamente y Uruguay también lo precisa, en especial por el alto impacto social que tiene nuestra actividad en la generación de empleo y en particular por la mano de obra femenina en el medio rural”.

En ese sentido, el presidente de Cupra recordó que la cadena avícola emplea a más de 4.000 trabajadores directos entre granjas reproductoras, plantas de incubación, molinos y plantas de silos, así como en frigoríficos. A esos 4.000 se deben sumar todos los empleos indirectos que genera la cadena (transporte, etc.).

Granos. La suba del precio de los granos le pegó duro a la avicultura en todo el mundo y las empresas avícolas locales no escaparon a esa realidad.

“Teniendo en cuenta que tanto el maíz como la soja han tenido en los últimos tiempos un gran incremento en sus precios nos preocupa sobremanera, ya que estos granos, componentes primordiales del alimento de las aves, representan entre 60% y 70% de los costos y no es posible trasladar esta suba de costos a los precios”, aclaró Esteves.

Explicó que el consumo de granos en las avícolas “tiene un flujo constante más allá de las zafras de cosecha y la disponibilidad o la evolución de los precios. El sector de carne aviar consume alrededor del 5% del total de la producción de soja y maíz del país”.

Esteves detalló que “en caso del maíz, el consumo anual es del orden del 20% de la producción total del Uruguay.

Nos afecta mucho la evolución del dólar, ya que los granos se comercializan en esta moneda y también nos afecta lo que pasa en los países vecinos”.

Sector. Las empresas avícolas trabajan para mejorar la productividad y reducir esa dependencia de factores externos, porque saben que “esa es una condición para el crecimiento y especialmente, de cara a la exportación sustentable hacia mercados de alta exigencia que valoren nuestro trabajo, tal como se ha hecho con la carne bovina”, remarcó el empresario.

El presidente de Cupra afirmó que su sector apunta a que “Uruguay sea reconocido por todas sus carnes y que cuando hablamos con orgullo de nuestras carnes, incluyamos a la carne aviar. Hay una oportunidad muy importante de crecimiento”, afirmó.

A su vez, destacó que Uruguay tiene condiciones para cumplir con este objetivo de cobrar mayor fuerza en la exportación de carne aviar, “aunque es necesario realizar mejoras en todo el proceso productivo y avanzar en la implementación de algunas políticas públicas. Hemos avanzado mucho en ese camino”.

Según su visión, “la calidad de las raciones, los controles sanitarios y de inocuidad, la formalización del sector, las cajas negras que están funcionando en las plantas de faena, son ejemplos del camino recorrido, pero falta mucho todavía”, admitió el empresario avícola.

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