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Momento de ovinos: optimismo por el futuro del rubro en el país

En estos días empieza el futuro del rubro ovino. Los criadores volverán a apostar por la lana, por la carne y como siempre, lo harán con mucha pasión...

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Manuela García Pintos

En el sector agropecuario pocas cosas despiertan más pasión en sus criadores que los ovinos. Es más que una simple explotación comercial y llegó hasta ser llamada en algún momento como “una religión”. Lo cierto es que, pese a los vaivenes de los mercados y los cambios de las modas y costumbres, el rubro con sus dos grandes producciones: carne y lana, sigue adelante con fuerte incidencia en todo el país.

Porque además es un rubro con enorme contenido “social”, pues genera toda una cultura en su entorno que no sólo requiere mano de obra calificada, sino que arraiga a la gente en el campo. Esto se demuestra en la encuesta ganadera del MGAP (2016), en donde se desprende que los productores con ovinos eran 17.093 y los que criaban con fines comerciales ascendían a 10.242.

Y, si se considera la gente vinculada a lo largo de toda la cadena esas cifras se multiplican varias veces. Según Opypa (en base a datos del Censo Agropecuario), el rubro ovino genera mano de obra a 46.031 personas, que se dividen en 21.228 asalariados y 24.803 considerados “mano de obra familiar”. Y justamente acá está el otro concepto importante: es una pasión que se transmite de generación en generación.

Analizando las cifras de Opypa, se comprueba que la mayor cantidad de los recursos humanos vinculados al rubro ovino son en explotaciones de menos de 500 Hás: 21.597 personas. Otros 9.437 están en predios entre 500 y 1.250 hás., y 14.997 en explotaciones de más de 1.250 hectáreas.

O sea, ratifica lo de pertenencia y arraigo sin dudas.

El stock. Un tema recurrente en los últimos años ha sido la caída de la cantidad de cabezas de ovinos en el país. Cambios en las modas y factores económicos han generado una readaptación en la producción de la especie que supo tener más de 25 millones de cabezas en las décadas finales del siglo pasado.

No obstante ello, el stock en la serie histórica se mantiene estable, con variación de más o menos un 3% en el último lustro. Y eso pese a que ha habido un incremento interesante en la faena en los últimos dos años a raíz de la valorización de la carne ovina. Pero, las buenas señaladas, buenas supervivencias de corderos, buenas recrías, y buen estado general de las majadas compensó esa extracción, según la visión del Ing. Agr. Romeo Volonté Braga.

El gerente del Secretariado Uruguayo de la Lana estimó que más allá que la cantidad de cabezas estabilizado, es un stock con productos de mayor valor: lana cada vez más fina, de menor micronaje, con certificaciones de calidad, mejor acondicionada, más volumen de lana grifa verde del SUL, certificada RWS (estándar de bienestar animal, responsabilidad social y normas de cuidado del medio ambiente). Y también certificaciones orgánicas.

La lana. La producción de lana, asociada al stock, tiene poca variación en volumen. El total producido en el último año fue de 24,72 millones de kilos.

Se incrementó el nivel de exportaciones de lana en 2021, recuperándose la caída importante del 2020 provocada por la pandemia. El incremento fue del 66,6% en las exportaciones del rubro.

En 2021 se vendieron al exterior productos de lana por US$ 165,19 millones (fueron US$ 99,14 millones en 2020), siendo los principales mercado China (el 62% de los US$ 42,2 millones por lana sucia y el 40% de los US$ 31,5 millones por lana lavada) y Alemania (que llevó el 31% de los US$ 84,8 millones recibidos por la venta de tops).

La carne. En relación a la carne, se ha dado un crecimiento grande en volumen y en valores. Si bien el mercado principal es China, mercado sin tantas exigencias de calidad, crece la exportación a Estados Unidos con la operativa del Compartimento ovino y el stock muestra signos de mayor eficiencia en la adopción de tecnología.

Según datos del Instituto Nacional de Carnes, en 2021, se faenaron 1.367.704 cabezas de ovinos, lo que marcó un crecimiento del 35,7% respecto al año anterior (que ya había mostrado un crecimiento del 17,6% frente a 2019).

Las exportaciones de carne ovina en el año 2021, en base a datos de Uruguay XXI, fue por un total de US$ 127.526.253, mostrando un crecimiento del 65,1% frente al año 2020. Y si de valores se habla, según INAC el promedio de dólares por tonelada fue de US$ 5.165, un incremento del 18,8% respecto al año anterior.

Las exportaciones. En el año 2021, el rubro ovino recibió en total un 62% más divisas que en el 2020 por concepto de exportaciones. En base a datos de Uruguay XXI, las exportaciones del rubro ovino cosecharon US$ 303.235.627 (186.930.231 en 2020).

En el análisis de los rubros exportados, se desprende que fueron US$ 165.186.365 por lana y productos de lana, el 54,5% del total exportado. La carne recibió US$ 127.526.253 (42,1% del total). Luego se exportó grasa de lana y lanolina por US$ 10.193.730 (3,4%), pieles ovinas por US$ 298.651 y ovinos en pie por US$ 30.628.

Los problemas. Más allá del buen momento, también es bueno decirlo, existen alertas por el lado de ciertos problemas, casi endémicos, que afectan al rubro como son el abigeato y los perros. Es casi unánime la opinión de los criadores que la mejora en la seguridad rural ha tenido muchos avances con la puesta en marcha de la Ley de Urgente Consideración, acelerando la respuesta policial y bajando los índices del abigeato.

Pero, también se escuchan cada vez más voces en cuanto a la poca respuesta efectiva de parte del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) frente a las jaurías de perros predadores. Al respecto, desde el MGAP han manifestado que la Cartera ha volcado 60 millones de pesos a las Intendencias (que deberían aportar $ 30 millones más), en una política de descentralización para el control de las jaurías a través de la castración y chipeo. Más allá del cuestionamiento al director de Inba, se entiende desde el Ministerio que las Intendencias no han aportado lo suyo en este sentido.

La zafra. En base a los indicadores, que reflejan un buen momento del rubro, se proyecta optimismo para la zafra de venta de reproductores que comienza en estos días. La sequía que tanto complicó a los productores uruguayos en estas semanas pasadas, fue beneficiosa para la preparación de las majadas y las bienvenidas lluvias fundamentales para la generación de forraje para su terminación.

Como en todo negocio de oferta y demanda, el rubro celebra el incremento que se ha logrado en las cifras de exportación, tanto de carne como de lana y los subproductos, todo un aliciente a la hora de invertir en el comienzo del ciclo productivo.

Por eso, existe mucho optimismo y confianza de los criadores que, además de lana y carne, producen y transmiten pasión por los ovinos.

Pablo D. Mestre es editor de Rurales. Ingresó a EL PAÍS en el año 1981. Primero desempeñó tareas en el Departamento de Corrección y luego, desde el año 1992, pasó a integrar la Sección Rurales donde fue periodista, productor comercial y hoy se desempeña como Editor. Además, fue fundador y Director de La Vanguardia Melense, trisemanario que se publicó en el departamento de Cerro Largo durante una década. Es también socio director de Mesol Comunicaciones, empresa que lleva adelante, en sociedad con el diario, el Portal Rurales El País y diversas actividades en el sector agropecuario. Es también codirector del programa #HablemosdeAgro que se emite los domingos en Canal 10.

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