Federico Morixe Mailhos | [email protected] | Gestión de Riesgo Gletir Sociedad de Bolsa

El último año ha estado marcado por una profunda incertidumbre en el mercado agropecuario, con una volatilidad notable y precios elevados. Durante los primeros 9 meses, los precios de los granos experimentaron fluctuaciones extremas. La soja, por ejemplo, comenzó en US$ 462 por tonelada y llegó a alcanzar los US$ 556 por tonelada, solo para caer más tarde a US$ 400 por tonelada. Aquellos que no vendieron a tiempo sintieron el impacto en sus resultados. El trigo no fue la excepción, con un aumento del 34% seguido de una disminución del 39%, pasando de US$ 210 a US$ 285 por tonelada, y luego recuperándose nuevamente a US$ 285 debido a la incertidumbre relacionada con Rusia y Ucrania. La colza también experimentó oscilaciones, y algunos como en la soja lograron beneficiarse al vender futuros o comprar seguros sin poseer grano físico.
Para comprender mejor estos vaivenes, es crucial analizar los factores e incertidumbres que influyen de manera significativa en los precios.
El Clima.
Históricamente, los meses de junio, julio, agosto y septiembre han sido testigos de las mayores fluctuaciones de precios debido a la volatilidad climática. Esta especulación climática, junto con los niveles de inventario en Estados Unidos y las perspectivas de siembra y producción en Sudamérica, contribuye a la imprevisibilidad de los precios. Durante estos meses, la soja, el maíz y el trigo pueden variar significativamente, con cambios de hasta US$ 59 por tonelada, US$ 38 por tonelada y US$ 64 por tonelada, respectivamente, en tan solo 4 semanas.
Producción en Estados Unidos.
Los eventos climáticos en Estados Unidos, como una fuerte sequía, varias chacras sufrieron 50 días sin agua, afectaron la producción y llevaron a recortes del 1 % en la producción de soja y del 0,90% en la producción de maíz y trigo, según el informe del USDA. En soja se recortaron los rendimientos de 3.423 kg/ha a 3.369 kg/ha y al mismo tiempo se incrementaron las áreas aptas para la cosecha: de 33.47 millones de hectáreas a 33.51 millones de hectáreas. Esto da una producción estimada de: 112.84 millones de toneladas. bajando la producción estimada de un mes atrás desde 114.45 millones de toneladas recortando la producción final y los stocks de 6.67 a 5.99 millones de toneladas.
Esto impulsó los precios y generó expectativas entre los productores. Los cultivos no se ven como los quiere el productor, pero igualmente son buenos los cuales podrían superar los rendimientos del año anterior. Las lluvias de ahora en más podrían marcar la diferencia hasta la cosecha.
Por otro lado, en el sur del mundo, el USDA aumentó las proyecciones de producción en Sudamérica, lo que podría llevar a nuevas inversiones y ventas más rápidas, siempre y cuando el clima sea favorable. 48 millones de ton para Argentina y 163 millones de toneladas para Brasil podrían generar sorpresas en el mercado, tanto alcistas como bajistas, como sucedió en el 2023. Brasil fue el vendedor por excelencia haciendo bajar los precios y las bases en 150 dólares en 1 semana.
El Dólar.
La volatilidad del dólar, causada por el aumento de tasas de interés y la inflación global, ha complicado las decisiones de compra de materias primas. Los fondos de inversión, que gestionan grandes sumas de dinero, buscan refugio en las materias primas para proteger sus carteras de acciones y beneficiarse de la inflación. Por esta estrategia podemos ver que la relación de soja/maíz ha pasado de 2 a 2,7 en 8 semanas y esto genera subas o bajas en los dos productos muy irracionales.
Mar Negro.
El conflicto entre Rusia y Ucrania ha elevado los precios y aumentado los temores de escasez de alimentos y fertilizantes a nivel mundial muchos meses atrás, ahora hemos visto que esos tumores no son realidades pero si aun generan nerviosismo e incertidumbre en las relaciones de los países amigos de Rusia y los que no. La renovación del acuerdo entre la ONU y Rusia es incierta, lo que añade un elemento de inestabilidad al mercado. En Brasil, los agricultores tomaron medidas preventivas al aumentar las importaciones de fertilizantes y agro químicos ya que planifican incrementar las áreas y sus rendimientos.
Dada esta compleja situación, es esencial adoptar una perspectiva equilibrada. Si bien los factores climáticos y geopolíticos son impredecibles, los precios actuales son históricamente favorables para la soja. Planificar y gestionar los precios, utilizando estrategias como los seguros de precios, puede ayudar a los productores a enfrentar la incertidumbre. Lo importante es trabajar de manera organizada y minimizar riesgos en un mercado que, a pesar de su turbulencia, ofrece oportunidades valiosas debido a la demanda sostenida de China por los granos. En última instancia, el éxito no radica en predecir el futuro, sino en alcanzar las metas planificadas con información sólida y confiable.