La ganadería de carne en Uruguay durante el ejercicio 2023/24 facturó, en grandes números, la misma cantidad de dólares que en el inmediato anterior, aunque esta estabilidad esconde variaciones de significación en varias de las variables que determinan el valor total. Además, al pasarlo a pesos constantes se prende una luz amarilla relacionada con el atraso del tipo de cambio.
Se estima que la ganadería de carne facturó por ventas finales US$ 2.429 millones, solo US$ 18 millones (-0,8%) menos que en 2022/23. Hubo un descenso en la facturación por ventas a frigorífico que fue compensado por un salto de la exportación en pie.
En 2023/24 se faenaron 2,38 millones de vacunos, un consistente aumento de 225 mil cabezas respecto al anterior. Hubo un crecimiento importante en la faena de vacas luego del fallido entore de la sequía que dejó una proporción relativamente alta de vientres fallados que se dirigieron a las invernadas. Además, las carcasas fueron más pesadas, por lo que la producción de carne aumentó un robusto 13% a 630 mil toneladas.
Este aumento del volumen de producción fue compensado por una disminución del orden del 15% en el valor medio de los animales enviados a faena, por lo que al pasar raya, la facturación por concepto de envío de animales a faena se contrajo en US$ 141 millones a US$ 2.160 millones.
La otra salida de animales del sistema por concepto de ventas finales es la exportación en pie, que tuvo un gran crecimiento en el ejercicio que acaba de terminar. Salieron vivos por la frontera 311 mil vacunos, duplicando la cantidad del ejercicio anterior. Por más que el valor medio de exportación bajó, de todas maneras, la facturación aumentó 84% a US$ 268 millones.
El crecimiento en la cantidad de animales vendidos a faena y exportados en pie elevó la tasa de extracción, que pasó de 20% en 2022/23 a 23% en 2023/24. Se trata de un crecimiento lógico si se tiene en cuenta la mayor disponibilidad de vientres a faena y la mejora de la demanda de Turquía por animales vivos.
Al sumar faena y exportación en pie se llega al número final de US$ 2.429 millones antes mencionado.
Se enciende una luz amarilla al pasar esos dólares a pesos constantes. El valor del dólar en el ejercicio cayó 2,2% en términos corrientes. Si a eso se le suma la inflación anual de 5%, en pesos constantes hay un descenso de 7% en la comparación de los dos últimos ejercicios. Además, se trata de la menor facturación en pesos constantes desde 2017/18, seis ejercicios atrás. Esta caída tiene especial significación en predio ganaderos medios y chicos, en los que el costo de vida significa una proporción relativamente importante de los gastos.
Para el ejercicio 2024/25 que acaba de comenzar, la expectativa es de un descenso en la cantidad de animales enviados a faena determinado por una menor disponibilidad de vacas. Por más que, con precios atractivos, puede haber un incentivo para enviar vientres preñados a los frigoríficos, es lógico suponer que serán menos que en el ejercicio anterior. En cuanto al precio medio de venta, es factible que se dé una mejora en dólares. La oferta seguirá siendo escasa y eso ejerce presión al alza sobre los precios de los animales enviados a faena.
Además, la oferta regional también descenderá, por lo que es previsible que el saldo exportable del Mercosur, la principal región proveedora de carne al mundo, tienda a caer. Quizás, al pasar raya en julio de 2025, el número final no sea tan distinto al de los dos últimos ejercicios. Pero, si se sigue deteriorando la competitividad vía atraso cambiario, la luz amarilla se enrojecerá.