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Guerra arancelaria: todas las miradas a nivel mundial están puestas en los anuncios de Estados Unidos para el 1º de agosto

En aranceles en el Mercosur, Uruguay, Argentina y Brasil tienen un posicionamiento diferente entre sí en su relación con Estados Unidos

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Una posible salida de Brasil del mercado de Estados Unidos puede dejar sensaciones opuestas para Uruguay: mayores espacios en ese destino, pero seguramente también una competencia más agresiva por parte de Brasil para colocar carne en otros mercados, donde comparte en varios con Uruguay.

El comercio mundial está teniendo un año donde la incertidumbre ha estado presente en la mayor parte del mismo, por ejemplo con la guerra comercial desatada entre Estados Unidos y China, que desencadenó en las medidas del dos de abril y todo lo que ellos trajo consigo, y ahora se incrementó en estos últimos días en la previa al 1º de agosto, donde finalmente se conocerán las imposiciones arancelarias que tome Estados Unidos, bajo el mandato de Donald Trump.

El gigante de América del Sur, Brasil, es uno de los países que enfrenta las mayores complicaciones, ya que la suba de aranceles para ingresar al mercado de Estados Unidos sería del 50%, que se le agregaría al 36,4% que paga en la actualidad. “El contexto no es nada simple, las diferencias entre Estados Unidos y Brasil no son solo arancelarias, hay temas políticos, judiciales y económicos. Por ejemplo se planteó el tema de Bolsonaro y también el impuesto a las tecnológicas, recordemos también el tema de las redes sociales, por ejemplo en su momento la prohibición de la utilización de X (ex Twitter)”, señaló Gonzalo Oleggini, consultor en comercio internacional y logística.

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Gonzalo Oleggini, es consultor en comercio internacional y logística. Frente al nuevo escenario planteado a nivel comercial, destacó que la incertidumbre es grande y los mercados pueden enfrentar grandes cambios a partir del 1º de agosto, así como también todo lo referido a la logística marítima.
Foto: Cristian Alamón

“Hay muchas cosas sobre la mesa, que son difíciles de resolver, y parecen no tener solución”, afirmó el experto, que además agregó que frente a este escenario, Brasil optó por realizar una denuncia formal frente a la Organización Mundial de Comercio (OMC), “lo cual es lo correcto, pero hay que tener claro que el multilateralismo no está funcionando, y un reclamo de este tipo en la OMC es un proceso que llega a durar hasta 180 días, y en una semana comenzarían a funcionar los aranceles que aplicarían en los principales productos que Brasil exporta a Estados Unidos: aceite de petróleo, café y más abajo viene la carne vacuna”.

“No creo que la decisión norteamericana tenga en cuenta a la normativa actual de la OMC, por lo cual el arancel del 50% extra va a empezar a regir a partir del 1º de agosto”, indicó.

Otras negociaciones

Pensando en el 1º de agosto, Estados Unidos también lleva adelante negociaciones con varios mercados más, por ejemplo, logró acuerdos con Indonesia y Filipinas, países con los que tenía un déficit comercial de US$ 15.000 millones, imponiendo aranceles del 19% a ambos mercados, mientras que los productos norteamericanos ingresarán a arancel cero.

“También está cerrando con Japón, no solo en términos arancelarios, sino que también a nivel de inversiones japonesas en Estados Unidos el rubro automotriz. Está muy cerca de cerrar con la Unión Europea; con China la situación está un poco más controlada”, detalló Oleggini.

Esta situación está generando que muchos proveedores “salgan a buscar otros mercados, se están cambiando los destinos de algunas mercaderías, por lo cual vamos a tener un agosto muy movidito si algunos mercados no logran arreglar sus condiciones con Estados Unidos”.

Los vecinos en situación compleja

En el caso de los países limítrofes, Canadá presenta el escenario “más complejo, y todo hace parecer que en agosto Estados Unidos le impondrá un arancel del 35%. Ante esto Canadá está derivando gran parte de sus ventas a otros mercados, por lo cual da la sensación de que no hay muchas intenciones de negociar”, expresó el analista.

En el caso de México la situación “es similar, no hay una negociación final, y recibiría a partir del 1º de agosto un arancel del 30%”. Allí uno de los rubros que puede tener una mayor afectación, es el tomate, donde el 70% de lo que se consume en Estados Unidos, es producido en México.

Con estos dos mercados, Estados Unidos tenía el acuerdo denominado T-MEC, con lo cual el arancel era cero, que está vigente desde el mes de julio del año 2020, y fue creado como reemplazo del TLCAN.

Uruguay

Desde la administración norteamericana se notificó que “hay muchos países que no han cerrado negociaciones. No quedó claro si estamos incluidos en esa lista o no, y tampoco tenemos claro si hay negociaciones en curso, suponemos que sí, porque no estaría bueno a esperar al 1º de agosto para ver que sucede con las medidas que se tomen por parte de Estados Unidos”.

“Por otro lado tenemos el caso de Argentina, que es muy importante, porque durante su período de presidencia pro tempore, logró conseguir 50 excepciones a la lista del arancel externo común, pensando en una negociación con Estados Unidos. Esto a futuro nos puede dejar un escenario en el cual Argentina tenga los principales productos con arancel cero; Uruguay que no está claro donde va a quedar parado y Brasil con un 50% plus sobre lo que ya tenía. Tenemos tres escenarios bien diferentes, y acá prefiero estar en la piel de Uruguay y no en la de Brasil, porque una arancel de esa magnitud te deja afuera del mercado”, explicó Oleggini.

Por otra parte, el experto destacó que la participación de Uruguay en los BRICS no ha tenido consecuencias por el momento, y se espera que siga así. “La factura que le pasó a Brasil, está vinculada al desarrollo de la actividad en tierras brasileras, que se suma a lo que ya hablamos anteriormente. En el caso de Uruguay, hasta ahora no hemos detectado que haya una posición negativa frente a eso”.

Espacios para aprovechar

En referencia a las ventanas de oportunidad que se puedan abrir post 1º de agosto, Oleggini enfatizó que “es muy difícil saber como se van a mover las piezas, pero por ejemplo, en el tema carne, si logramos mantener el arancel que tenemos, no sería un mal negocio, para aumentar el flujo comercial de carne con destino a ese mercado, eso es algo positivo sin dudas, pero en contrapartida, vamos a tener a un Brasil buscando colocar su carne en otros mercados, los cuales comparte con nosotros, y ahí podemos enfrentar una competencia muy agresiva”.

Impactos a nivel logístico

La logística marítima tiene una estructura que está acostumbrada a ciertas rutas, cantidad de líneas y frecuencias, pero a partir de agosto esto se puede modificar: “podemos ver un reposicionamiento de ventas de mercaderías en diferentes destinos, y cambios importantes, con lo cual se tiene que dar una adaptación logística al nuevo escenario, lo que no va a ser fácil, y tampoco sucederá en el corto plazo. Siempre pensamos en cuánto, cómo y en qué precios vendemos, pero ahora la logística juega un rol fundamental, es un estrés y desafío que se suma al sistema a partir del 1º de agosto”.

En la actualidad, los costos de los fletes marítimos “se encuentran dentro de los parámetros normales, aunque están altos, pero la época de fletes bajos no la volvimos a ver, como por ejemplo cuando un flete a China costaba US$ 1.000, pero eso ahora está muy por encima, incluso llegando en momento de crisis a costar hasta unos US$ 12.000, ahora los valores se sitúan en precios intermedios”, finalizó Oleggini.

Buenos valores en la subasta en su local “Rural de Dolores”

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