Las cosas están dadas como para que la exportación de ganado en pie juegue su papel de válvula de escape en 2025. Quedan pocas dudas en cuanto a que la generación de terneros nacida en 2024 será muy numerosa, posiblemente cercana a 3,1 millones de cabezas. Para que el sector criador tenga el incentivo suficiente para seguir invirtiendo en la cría, deberá lograr un precio compensatorio por su producto, y las condiciones parecen estar dadas para que eso sea así.
Turquía ya comunicó que emitirá certificados para la importación de 520 mil vacunos en pie el año próximo, unos 100 mil más que en el corriente. Los principales proveedores serán Brasil y Uruguay, pero en Turquía prefieren las razas británicas y sus cruzas, por lo que, si la diferencia de precios no es insalvable, una parte interesante de la demanda recaerá sobre el producto uruguayo.
El precio medio del ternero en Brasil subió 33% en reales entre setiembre y noviembre. Aunque sigue por debajo de Uruguay, la brecha se acorta. La debilidad del tipo de cambio en Brasil limita la recuperación de los precios al pasarlos a dólares, pero de todas maneras la suba es significativa.
A eso se suma la posibilidad de que quede habilitada la exportación de ganado en pie a Israel. Está trabajando una misión israelí en el país. Lo más importante es que el interés en que se logre la habilitación es fundamentalmente del país comprador debido a que Australia, su principal proveedor, no puede ingresar más con el ganado por el mar Rojo debido a que los hutíes tienen cerrado el paso. Por lo tanto, es bastante probable que se logre la habilitación en 2025.
En este año que está culminando Uruguay exportará cerca de 350 mil vacunos en pie, la segunda cantidad más alta de la historia —solo detrás de los 420 mil de 2018— y la posibilidad de que el número vuelva a crecer el año próximo, teniendo en cuenta tanto las condiciones de oferta como de demanda, son grandes.