
—¿Cómo analiza la última campaña de verano para los cultivos?
—Productivamente, la zafra fue excelente, de las mejores que recuerde, principalmente en soja. El que pagó en parte “los platos rotos” fue el maíz, considerando la primera seca esa de diciembre. Le faltaron unos kilos. La soja, tanto en cultivos de primera como los de segunda, tuvo un rendimiento excelente, de las mejores en rinde.
—Hablemos del potencial de la soja en nuestro país, que se ha mostrado muy dependiente del clima en las últimas campañas, tanto para beneficio como para perjuicio de los productores...
—El clima es muy determinante. Lo es en maíz pero lo es en soja también. Los rindes de este año pienso que van vinculados a los diferentes avances tecnológicos, por ejemplo con los diferentes eventos. La tecnología siempre ha ido acompañando a los rendimientos, más allá del factor clima. Lo que sí te podría decir, por diferentes comentarios, es que en maíz se notó un poco más la diferencia en la tecnología de los cultivos en los momentos de aquella seca de diciembre. He escuchado de muchas personas que diferenciaron las variedades en los momentos donde “apretó” la seca.
—¿Cómo determinan en la empresa las rotaciones, especialmente referido a los cultivos de maíz de primera y de segunda?
—Nosotros hacemos un 35% de maíz de primera y un 65% de segunda. El de primera lo usamos para empalmar con el de segunda y después vendemos buena parte de él. Hacemos micropicado también. El maíz de segunda, en su mayor porcentaje, lo usamos en la ganadería por un tema de costos, que post cosecha son caros y en el ganado podemos hacerlo más barato y eficiente.
—O sea que podemos decir que para la soja cierra una zafra en verde, ya que más allá de los precios los rendimientos acompañaron...
—Sí, cierra una zafra en verde, pero tenemos que diferenciar cuando decimos que productivamente fue de los mejores años, porque económicamente no fue así. Hoy tenemos un precio para la soja que corregido por inflación es de los más bajos de los últimos 25 años. Esto se siente porque además de precios bajos tenemos costos altos. La zafra cerró en verde, sí, pero los costos a veces no se disimulan con los precios. Hay un componente que tiene dentro incluso el tema de la baja del dólar y la suba de los insumos, el costo de vida, los empleados, el mantenimiento, que hay que hacer frente. Si hablamos de costos directos, con promedios encima de 4.000 kilos de soja como pudimos alcanzar este año, estamos en verde, pero también subieron los costos indirectos.
—Con este panorama, ¿cómo analizan la zafra de invierno?
—Hasta ahora el clima se ha portado muy bien, y eso siempre es importante. Hubo calor hasta junio y ahora se vino el invierno que no nos quiere dejar, productivamente hemos tenido un buen escenario en esto. Si tengo que hacer un paréntesis, diría que en algunos cultivos se notaron a mediados de mayo los episodios de lluvia, que terminaron complicando algún nacimiento. En junio se terminó de resembrar alguna colza, aunque nosotros no quisimos hacer eso. Sembramos trigo y cebada, quedó una parte de colza sin sembrar y alguna chacra con algún problemita decidimos sembrarla con otro cultivo. Te diría que en general las colzas están bien, al igual que los trigos y las cebadas. Para estos últimos dos, algún inconveniente más en los nacimientos, pero con estas lluvias y los fríos se ha emparejado todo. Ahora el calor, si permite más liberación de nitrógeno, nos va a dejar muy lindas chacras.
—¿Crecieron en el área de colza?
—Sí, aumentamos el área a más del doble, pero de todos modos no llegamos al 30% de nuestra superficie de cultivos. En trigo estaremos cerca de otro 30% al tiempo que en cebada forrajera y para malteo completamos el otro 40%. También hicimos una parte de cultivos de servicio.
—Con estos precios, ¿el número se ajusta?
—Y sí, queda más apretado el rendimiento de equilibrio. El año pasado tuvimos rendimientos muy buenos y este año hay que repetirlos. Los precios dejan bastante que desear, pero de todos modos es peor dejar el área sin sembrar. Tenemos la renta, hay un dinero en enero que nos viene bien para hacer frente a los insumos y a la zafra de soja y lo hacemos siempre con la esperanza de que pase algo y los valores suban.
—Hablemos de seguros agrícolas, un tema que en la zona donde tú producís ha estado en agenda y con las gremiales trabajando insistentemente en él. ¿Qué opinión te merece?
—Sí, hay muchas personas y asociaciones trabajando en el tema seguros. Nosotros aseguramos toda el área, no lo hacemos en los cultivos por rendimientos porque cambiaron demasiado las variables, pero sí lo hacemos contra granizo, helada o viento. Considero que tiene que haber una parte política que intervenga en todo esto. Siempre estuvimos en contra de los subsidios, pero acá tiene que haber una parte que se siente a conversar con los actores, como pasa en cualquier parte del mundo, no estamos inventando nada. Hay que integrar al resto de la sociedad en el tema seguros, alguien que acompañe a los productores porque si no el esquema es inviable, principalmente para las empresas aseguradores y lógicamente eso repercute en los agricultores. Se está haciendo algo más a pedido de los vendedores de insumos, que está bien, pero queda el resto afuera.
—Para cerrar, tema riego. ¿Sos usuario? ¿Cómo ves esta oportunidad?
—Tenemos un área importante bajo riego, pero los sistemas no son baratos. No tenemos grandes desniveles y tomas directas a corrientes de agua, nosotros empezamos con alguna represa y seguimos. Colocar un equipo de riego no es barato, pero es para muchos años y de la mano de los proyectos de inversión, pienso que ha aumentado mucho el uso de esta tecnología en esta zona y en otras. Lo hacés pensando en cultivos de verano, pero lo hemos usado con buenos resultados en cultivos de invierno, festucas y praderas. Como contrapartida tenemos el tema de la UTE a resolver, porque tiene un costo fijo mensual muy alto. Como todo lo de este país es caro, y no digo que no se pueda resolver e ir mejorando, porque al menos no se está encareciendo más, pero tener un equipo de estas características instalado y pagar ese costo fijo de energía hace que sea difícil y complica la decisión de hacerlo por el productor.

Cría y recría ganadera en los campos de soriano
—En el caso de tu empresa, también tienen una participación importante de la ganadería. ¿Qué esquema utilizan?
—La ganadería hoy, en comparación con la agricultura, tiene números que son tentadores. Las empresas que tienen ganadería están pasando estos momentos de una mejor forma que las que no. El precio de la carne no ha bajado, es bueno, y la relación de pasar granos a carne es muy buena. El otro día tuve el gusto de participar con gente de la industria y productores que saben mucho en una actividad y pudimos contar nuestra experiencia. Nosotros hacemos otra cosa, los números para nosotros son más tentadores en cría y recría que en el corral. Hacemos todo para cuota 481, sin ser vacas de invernada, y es mejor vender el grano forrajero a mejor precio y menor costo, en este sentido. Nuestro negocio está en la recría, meter kilos baratos a los animales con un intensivo en las praderas de alto rendimiento, haciendo una empresa eficiente, recriando el ganado hasta llevarlo a 380 o 400 kilos. Les damos ración, cuidando el tema del meteorismo y después van a parcelas por 2, 3 o 4 días cuando mucho, cambiándolas en función de la disponibilidad forrajera. Esto se va complementando con fardos, silos y granos. Hoy mirás un remate y todos nos peleamos por teneros o negocios cortos, como vacas de invernada o novillo pesado para encierro y ahí estamos achicando el negocio porque pagamos algún sobreprecio. La recría es más difícil, lleva más gente y más inversión en aguadas, etc, pero los números para nosotros son más favorables que en el corral. La cría da más trabajo todavía, pero una vaca es una fábrica de carne que produce un ternero por año. Acá tenemos la proteína, la fibra, la energía. Nos preguntan, ¿cría en Soriano? Sí, pero haciéndola bien tiene buenos números.