El programa de erradicación de la mosca de la bichera, impulsado por el gobierno anterior y retomado en la actual administración con ajustes en el esquema de proveedores, volvió al centro del debate tras el planteo realizado por la Asociación Rural del Uruguay (ARU). Su presidente, Rafael Ferber, sostuvo que el país debería suspender el plan hasta que se resuelva la situación sanitaria en América del Norte y se garantice un respaldo técnico sólido.
“Nadie quiere curar una bichera más, todos sufrimos los costos y las complicaciones que genera la plaga, pero tenemos que ser responsables. Hoy el programa que se está proponiendo no tiene las certezas mínimas para seguir adelante”, afirmó Ferber en diálogo con Valor Agregado de radio Carve.
El dirigente explicó que, cuando Uruguay comenzó a explorar el programa de erradicación, el abastecimiento de mosca estéril provenía de Panamá, donde el control estaba firme y con excedentes de producción. Sin embargo, la reaparición de la plaga en Centroamérica desestabilizó ese esquema. Actualmente, el abastecimiento de mosca estéril se busca a través de una planta en Mendoza, Argentina, que aún no tiene plenamente desarrollada la cepa necesaria. “Hasta el día de hoy, la empresa argentina no dispone de la mosca adecuada. Si la tuviera, tendría mercado en todo el norte, donde están desesperados por conseguirla”, advirtió.
Pruebas técnicas pendientes y dudas de fondo
De acuerdo a lo previsto, en los próximos meses se realizarán pruebas de campo en Uruguay para evaluar el comportamiento de la mosca estéril producida en Argentina. Ferber aclaró que, aun en caso de obtener resultados positivos, el grado de cobertura técnica sigue siendo parcial: “Hoy el límite técnico es cubrir un 63% aproximadamente. ¿Si llega al 65% nos vamos a tirar al agua e iniciar un programa nacional? ¿Es una apuesta muy riesgosa”.
El presidente de la ARU también enfatizó los límites en recursos humanos y financieros del Ministerio de Ganadería: “Tenemos problemas serios con la garrapata, donde debemos concentrar todos los esfuerzos porque ahí sí está en juego el acceso a mercados internacionales. Los recursos técnicos y económicos son limitados, no podemos dispersarlos”.
Rechazo a nuevos esquemas de financiamiento
Uno de los temas centrales es el financiamiento de una eventual implementación del programa. El esquema inicial contemplaba la utilización de fondos del Fideicomiso de Enfermedades Prevalentes, unos 7 millones de dólares anuales durante diez años. Sin embargo, el gobierno actual reconoció que esos recursos no serían suficientes.
Consultado sobre la posibilidad de crear un nuevo mecanismo de financiamiento —como una tasa específica aplicada al sector productivo— Ferber fue contundente: “Totalmente en contra. Si se requieren más recursos, deben salir de lo que ya pagamos los productores. Por ejemplo, del dólar de faena que seguimos abonando, pese a que estaba previsto su eliminación. No se puede pedir fondos adicionales para un programa que ni siquiera tiene certezas mínimas de viabilidad práctica”.
Prioridad: la garrapata
Para la Asociación Rural, el foco principal del esfuerzo sanitario debe estar en la garrapata. “Curar bichera es una complicación operativa, pero no nos cierra mercados. La garrapata sí puede dejar residuos en los contenedores y afectar nuestras exportaciones. Hoy lo prioritario es concentrar todo el músculo técnico y económico en ese frente”, señaló.
Ferber reconoció los avances logrados en el control de brucelosis y tuberculosis, pero advirtió que la lucha contra la garrapata aún está lejos de ser resuelta. “Tenemos que ser realistas: no la vamos a erradicar, pero sí podemos mejorar el manejo y reducir los riesgos”, apuntó.
Finalmente, el presidente de la ARU insistió en que Uruguay debe adoptar una posición prudente frente al programa de erradicación de la bichera. “Hay que esperar que en América del Norte logren resolver el problema. Cuando haya un respaldo técnico sólido y un abastecimiento de mosca confiable, podremos volver a discutirlo. Hoy sería irresponsable avanzar”, concluyó.