“El buen momento ganadero marca que con 3.7 novillos gordos compramos una hectárea Coneat 100, siendo este valor el menor de los últimos 12 años”.

Campo en Uruguay.[/caption]
¿Aumentan las transacciones y campos más grandes?
Este descenso en el precio de los campos en lo que va del 2019 respecto al 2018 parecería ser que ha sido dinamizador de la comercialización. Para el período enero a setiembre de cada año vemos que este 2019 se ha incrementado un 6% el número de transacciones respecto al 2018, pasando de 69 a 73 operaciones. A su vez ha cambiado el perfil comprador/vendedor ya que el tamaño medio de los campos pasó de 771 has a 1.423 has, influenciado este promedio por 5 operaciones de campos superiores a 5.500 hectáreas.

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Cómo es el poder de compra de los principales productos?
El buen momento ganadero marca que con 3.7 novillos gordos compramos una hectárea Coneat 100, siendo este valor el menor de los últimos 12 años (-29% respecto al promedio de 12 años). El promedio para este período fue de 5.2 novillos gordos para comprar una hectárea con un máximo en el 2009 de 6.9 cabezas. Esto podría ser una oportunidad para quienes quieran y puedan cambiar activo hacienda por activo tierra, lo que provocaría menor liquidez, tal vez menor rentabilidad futura pero mayor seguridad patrimonial.
En el caso de la leche la situación sería intermedia entre la carne y la soja, hoy se necesitan 11.500 litros de leche para comprar una hectárea Coneat 100 (-10% menor al promedio de 12 años que fueron 12.900 litros). La máxima cantidad de leche para comprar una hectárea se dio también en el 2009 con 16.600 litros.
Para la agricultura la situación es algo distinta a la carne y la leche. Hoy con 11 toneladas se necesita la misma cantidad de soja para comprar una hectárea Coneat 100 que el promedio de los últimos 12 años. El máximo se dio en el año 2014 cuando el precio de la oleaginosa disminuyó y los campos no copiaron dicho descenso.
Comentarios finales.
Los tres factores de producción con la que cuenta una empresa agropecuaria y porqué no el país, son: tierra, capital y trabajo. De estos tres, la tierra representa el 85% de los activos totales, por lo cual lo que ocurra y hagamos con ella será determinante en el negocio de mediano y largo plazo. Desde el año 2000 al 2014 el valor de la tierra en dólares corrientes se valorizó a una tasa del 18%, lo cual puso a un activo de bajo riesgo una “tasa de interés” elevada. También en este período el alto precio de los commodities generó un fuerte proceso de intensificación (sobre todo agrícola). Luego de la caída en los precios (2013/2014), el valor de la tierra bajó un 38% desde su máximo en el 2014 a este año 2019. Hoy los antecedentes del uso del suelo y qué hicimos con ella durante el boom son un factor fundamental en el precio del inmueble.
Quien vende hoy, además de la tendencia del mercado, recibe o paga una “tasa” por lo realizado en el pasado, quien compra tendrá la responsabilidad (en parte) de la productividad futura no solo de su campo sino en su conjunto del país.