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El maíz pide cancha: el área sembrada podría crecer por segundo año seguido

Las condiciones del clima favorecen al cultivo.

CULTIVO DE  MAIZ
EL PAIS FOTOS - FOOD CRISIS - PRO - Farmer Mike Vis holds a handful of corn on his farm in Valley Springs, South Dakota, U.S., on Tuesday, July 8, 2008. Photographer: Aaron Packard/Bloomberg News FOOD CRISIS - VALLEY SPRINGS - SD - USA - AARON PACKARD - DA¶ETANOL. Ha contribuido al aumento del precio de los alimentos¶
AARON PACKARD - BLOOMBERG NEWS/BLOOMBERG NEWS

Maíz.

Fimix Agro finanzas[email protected]

En Uruguay los valores del maíz pasaron de US$/ton 210 en noviembre de 2018 a US$/ton 120 en marzo de este año. Después volvieron a escalar hasta US$/ton 180, para luego volver a los actuales US$/ton 120.

El maíz es un producto que tiene características que lo diferencian de la soja. Mientras que China la consume casi toda y la producción se concentra en América del Sur y EE.UU., el maíz tiene más regiones productoras y compradoras.

EE.UU. es el principal productor y consumidor del mundo, mientras que Brasil y Argentina le siguen en producción y exportación. Dado el tamaño de los mercados internos, estos países son grandes demandantes del cereal, lo que fija una fuerte referencia para los precios manejados en esta región del mundo.

Esto provoca que no haya una referencia tan firme en Chicago para el manejo de los valores en esta zona, siendo muchas las veces que los precios en América del Sur superan a los de Chicago.

En Uruguay los precios del maíz están fijados según la paridad de importación, al ser un mercado generalmente deficitario. Esto marca que, cuando el consumo supera a la producción local, el precio máximo lo fija el mercado en aquel valor hasta que valga la pena comprarlo en Uruguay.

Cuando la producción supera al consumo, el precio máximo estará determinado por la paridad de exportación. Esto significa que un agricultor venderá en Uruguay mientras le resulta más conveniente. Si el precio que recibe quien vende es más atractivo en el exterior, las ventas se canalizarán con ese destino. Vender al que mejor pague, como haría cualquier bolichero.

El consumo suele superar a la producción, por lo que se termina importando maíz cada año, para poder abastecer a las industrias consumidoras, como avícolas, tambos, feedlots, entre otros.

El último año fue diferente por extremos opuestos. Por un lado, el verano de 2017/18 resultó el peor de la historia para la producción agrícola de esa estación, mientras que el 2018/19 fue el de segundo mejor desempeño en rendimiento y cosecha.

Esto llevó a que de un año al otro pasemos de la paridad de importación a la de exportación. El mercado interno valía en noviembre de 2018, porque hubo muy poca producción durante el verano y porque la paridad de importación empezó a pesar mucho antes que un año normal, en un mercado desabastecido.

Los valores de importación se mantuvieron altos hasta que empezó a entrar maíz desde la región, por diciembre y enero. Hasta ese entonces, los precios internos en los diferentes países hacía más atractivo vender localmente y no exportar, lo que volvía más caro al cereal desde esos orígenes. Sin mencionar el mayor precio del maíz en Uruguay, solo por el efecto escasez.

El año pasado el maíz valió en Uruguay, pero casi no hubo producción local para vender y aprovechar los buenos valores. Pero el año que hubo maíz y que casi se alcanzaron los mayores rindes, el precio cayó. En la mayoría de los casos los rindes fueron los que permitieron obtener márgenes positivos, al traducirse en volúmenes excepcionales de cosecha.

El productor fue vendiendo, por un tema de liquidez y para ir haciendo frente a obligaciones, mientras esperaba para vender soja. Incluso hay muchos casos que pudieron cumplir con compromisos anteriores en soja y guardar el resto, que todavía espera por más precios para tener chances de mejores ventas.

El mercado de maíz maneja su propia lógica y no tiene armado un esquema exportador permanente, por los motivos señalados.

Lo importante para un año como éste, en el que la producción está y probablemente se habilite un circuito exportador, es saber qué valores pagará la exportación. Es como le pasa al criador, que vende los terneros a los invernadores o a la exportación en pie.

Para EE.UU. el maíz de exportación cotiza a US$/ton 165, para octubre, está a la par frente a Brasil, que cotiza a US$/ton 160. Argentina cotiza a US$/ton 147 en los puertos de Rosario , el mismo precio que maneja Uruguay para la exportación. A su vez, el precio del maíz para importación en Uruguay vale US$/ton 170 puesto en Nueva Palmira.

En un año con superávit de maíz, el precio al que vende el productor debería fijarlo la exportación. Sin embargo, siendo todavía más atractivo el valor de paridad de importación, el agricultor en Uruguay podría llevar su precio de venta cerca de los US$/ton 170, a partir de cuando será más atractivo la importación en el mercado interno.

Lo cierto es que, mientras tenga la chance de vender más cerca de US$/ton 170 en el mercado interno que de US$/ton 147 al exportador, el productor va a seguir esta lógica comercial básica.

Es esperable que el precio del maíz importado empiece a caer por entrada de un volumen cada vez mayor desde Argentina, Paraguay u otro origen que se consiga a precios más competitivos.

El productor también debe consultar qué valores de exportación manejan los países de la región, para comparar con el precio de exportación de Uruguay. De esa forma, uno puede hacerse una buena idea de la evolución del precio local.

Una vez alcanzado ese nuevo equilibrio y, en caso que exista un canal comercial en marcha, el productor que todavía cuenta con producción buscará en la exportación la mejor opción para colocar el remanente.

Considerando que es probable que se mantenga la intención de siembra de maíz para esta primavera, en caso de un verano de rindes normales, podríamos volver a ver otro año con cosecha cercana al récord. Lo importante es informarse y saber los valores manejados, tanto por la exportación como por la importación y en el mismo mercado interno.

Las señales del mercado se traducen en expectativas de los operadores. Con un verano normal y de confirmarse una superficie alta de siembra, podría esperarse que la exportación fuese el comprador de maíz que fije los valores. Un esquema más parecido a lo que es un año normal en soja.

El camino está en un verano lluvioso, en mejores rindes y en manejarse dentro de un mercado que cambia cada año. Está demostrado que con condiciones agronómicas favorables los cultivos responden.

Las señales están y hay que saber aprovecharlas. El margen se construye con menores costos y con mejores precios. Está en cada uno hacer que cada uno de ellos trabaje a favor de su empresa.

Guillermo Crampet

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