China está comprando más carne. En los dos primeros meses del año en curso ya importó 428.300 toneladas de carne bovina. Ese volumen representa un incremento 36,1% más que en igual período de 2022. El valor de estas compras fue por US$ 2.300 millones, un 16% más que en 2022, según publicó el portal Eurocarne.
La reapertura económica acelerada de China tiene el potencial de impulsar aún más el consumo local, dado que el comercio, el turismo y segmentos similares se encuentran entre los más vinculados al consumo de carne vacuna importada.
Según las estimaciones hechas por Datagro, el efecto de la reciente suspensión de las exportaciones de carne de vacuno brasileña a China (hoy sin efecto) debería reducir el volumen total importado en los próximos meses, dado que Brasil representó alrededor del 46% del total descargado en puertos chinos en 2023 y que hay un retraso promedio de 40-60 días en la publicación de resultados en la aduana china.
Este período fuera de las compras puede limitar la tendencia a estimular el consumo de carne importada proveniente de la reapertura económica acelerada en el muy corto plazo, pero también debería incentivar las compras a granel en cuanto se normalicen los envíos.
China precisa carne y recientemente, la Administración General de Aduanas de China (GACC) autorizó cuatro plantas frigoríficas más en Brasil para exportar carne vacuna. Estas son las primeras licencias para plantas brasileñas que los chinos anuncian desde 2019. En la lista de licencias están Frigorífico Astra de Cruzeiro d’Oeste (PR), la planta Frisa en Colatina (ES), la unidad JBS en Vilhena (RO) y Frigorífico Irmãos Gonçalves en Jaru (RO). La GACC también confirmó la liberación de las exportaciones de dos mataderos que estaban suspendidos.
En total, Brasil ahora tiene 106 plantas autorizadas para vender carne a China. De estos, 41 son proteínas bovinas y 47 dedicadas a la carne de pollo, según publicó la Asociación Brasileña de la Industria Frigorífica Exportadora.