Con el año 2025 entrando en su recta final y con la tonelada de carne vacuna por encima de los US$ 5.000, el director de Frigorífico San Jacinto, Martín Secco, realizó un balance del ejercicio que se cierra, al que definió como “excelente para el agronegocio en general y para el negocio ganadero en particular”, aunque advirtió que para la industria frigorífica fue un año “tremendamente desafiante” desde el punto de vista de la rentabilidad.
Secco sostuvo, en Valor Agregado de radio Carve, que los balances deben hacerse en forma global y no sobre aspectos puntuales. “Los números respaldan que fue un muy buen año: precios firmes, buenos niveles de producción y expectativas de seguir creciendo. Aquella meta de alcanzar los tres millones de terneros ya quedó atrás; hoy el desafío es otro”, señaló, en referencia a la mejora estructural que ha tenido la ganadería uruguaya.
De cara a 2026, el ejecutivo reconoció que el contexto internacional impone un alto grado de volatilidad, aunque afirmó que no existen hoy señales que permitan anticipar un deterioro del escenario. “No tengo elementos para pronosticar, pero tampoco para pensar que no debería seguir así. Los mercados a los que Uruguay vende anticipan una falta de carne importante para el año que viene, y eso es lo que tracciona estos niveles de precios”, explicó.
No obstante, subrayó que cerca del 80% del precio que recibe Uruguay depende del mercado externo y de variables que no controla el país. En ese sentido, insistió en que uno de los grandes desafíos sigue siendo mejorar el acceso a los mercados. “Uruguay debe seguir batallando por nuevos y mejores accesos. Tener más mercados y mejor diversificación ayudaría a estabilizar los precios y a reducir riesgos si uno de los destinos principales se complica”, afirmó.
Al analizar la situación de la industria frigorífica, Secco fue claro al señalar que los altos precios del ganado, si bien reflejan un buen momento para la producción, tensionan los márgenes industriales. “Es un año muy desafiante para la industria en términos de rentabilidad. El propio INAC ha manifestado preocupación por la situación general del negocio”, indicó, aunque recordó que se trata de una actividad cíclica. “Este es un negocio de largo plazo, con momentos mejores y peores, pero siempre apostando al futuro”.
Sobre la estrategia de inserción internacional, el director de San Jacinto advirtió que detrás de los grandes titulares existen dificultades operativas que condicionan el comercio. Puso como ejemplo el mercado chino, donde no todas las plantas están habilitadas para exportar determinados productos, como el mondongo, lo que genera asimetrías entre industrias. También mencionó la incertidumbre vinculada a salvaguardas, cuotas y controles sanitarios cada vez más exigentes, que obligan a diversificar destinos para reducir riesgos.
En cuanto al crecimiento de la escala industrial, Seco descartó que esté en los planes de corto o mediano plazo sumar nuevas plantas. Señaló que el foco del grupo está puesto en mejorar la eficiencia de Frigorífico San Jacinto y Frigorífico Pando, optimizando costos industriales, integración con la cadena productiva y atención de nichos específicos, tanto en el mercado interno como en la exportación.
Respecto a la oferta de ganado, destacó que en 2025 se superaron las expectativas, con un aumento de la faena del 7%, impulsado por una mayor productividad, el avance de la recría y el crecimiento de los corrales. Para 2026, consideró posible sostener e incluso mejorar esos niveles, aunque recordó que el tiempo de gestación es una variable fija y que el foco debe estar en aumentar el entore y mejorar los destetes.
En el plano estratégico, Seco planteó la necesidad de abrir debates que hoy no están suficientemente instalados, como el uso de determinadas herramientas productivas, la vacunación contra la aftosa y las condiciones sanitarias que limitan el acceso a mercados clave. “No se trata de tomar decisiones apresuradas, sino de discutir técnicamente qué hacen nuestros competidores, qué impacto tendría y qué riesgos existen”, afirmó.
Particularmente en el rubro ovino, remarcó que San Jacinto realizó en 2025 un esfuerzo importante por recuperar su protagonismo, en un contexto de mejora tanto en los precios de la carne como de la lana. Sin embargo, advirtió que el principal problema sigue siendo la imposibilidad de acceder a mercados de alto valor para carne con hueso, como Estados Unidos y la Unión Europea. “El ovino necesita un estatus sanitario que permita vender con hueso. Mientras eso no se resuelva, el potencial del rubro seguirá limitado”, concluyó.
En síntesis, para Secco, 2025 cierra como un muy buen año para la ganadería uruguaya, con precios firmes y producción en crecimiento, pero deja planteados varios desafíos estructurales para la industria y para el país de cara a 2026: mejorar el acceso a mercados, diversificar destinos, fortalecer la eficiencia industrial y dar discusiones estratégicas que permitan capitalizar, en el largo plazo, el buen momento del negocio cárnico.
