La posible oposición de Italia, sumada a la histórica postura de Francia, pone en riesgo la firma del acuerdo comercial que lleva más de dos décadas de negociaciones. Esta semana serán clave la votación del Parlamento Europeo y la definición del Consejo de la Unión Europea.

El acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea atraviesa una de sus semanas más determinantes desde que comenzaron las negociaciones, hace más de 25 años. La fecha del 20 de diciembre aparecía en el calendario como un punto de inflexión para su concreción, pero en las últimas horas surgieron nuevas señales de incertidumbre desde Europa.

Según explicó el corresponsal de radio Carve en Europa, Tomás Friedmann, en dialogo con Valor Agregado, la principal novedad es que a la tradicional oposición de Francia se le suma ahora Italia. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, mantuvo una reunión con el presidente francés Emmanuel Macron, quien insiste en que el texto actual del acuerdo “no es bueno para los agricultores europeos”, en particular para los sectores ganadero y agrícola, y reclama mayores salvaguardas y mecanismos de protección.

De confirmarse la posición italiana junto a la francesa, el acuerdo no podría avanzar, ya que no se alcanzaría la mayoría calificada necesaria en el Consejo de la Unión Europea, que exige el respaldo de países que representen al menos el 65% de la población del bloque. En ese contexto, Macron solicitó formalmente a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que retire el acuerdo de la agenda de esta semana y lo postergue para 2026.

Sin embargo, la respuesta de la Comisión Europea no fue afirmativa. Von der Leyen mantiene su intención de viajar a Brasil el próximo sábado, junto al presidente del Consejo de la Unión Europea, el portugués António Costa, con el objetivo de firmar el acuerdo si este supera las instancias políticas previstas. La presidenta de la Comisión es una de las principales defensoras del tratado y considera clave no volver a perder credibilidad frente al Mercosur y ante la comunidad internacional.

Otro elemento central en esta semana decisiva es la votación del Parlamento Europeo, que este martes analiza un paquete de salvaguardas impulsadas de forma unilateral por la Unión Europea. Estas medidas, de fuerte perfil proteccionista, buscan limitar el ingreso de productos del Mercosur —como carne, cítricos o soja— cuando compitan en precio con la producción europea. Si bien no fueron negociadas con el Mercosur, serían de aplicación obligatoria, lo que ha generado malestar en los países sudamericanos, aunque por ahora el bloque ha optado por mantener cautela para no tensar aún más el escenario.

En paralelo, Dinamarca —que ejerce la presidencia semestral de la Unión Europea hasta el 31 de diciembre— reiteró que mantiene en su agenda el objetivo de cerrar el acuerdo antes de fin de año, destacando el valor simbólico y político de concretarlo bajo la presidencia danesa en Europa y la presidencia brasileña en el Mercosur.

Desde Brasil, la Cancillería (Itamaraty) reafirmó en las últimas horas que el acuerdo sigue previsto para ser firmado el próximo sábado en Foz de Iguazú. El gobierno brasileño informó que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva mantiene contacto permanente con la Comisión Europea y que el acto protocolar ya está preparado, a la espera de las decisiones políticas finales.

Con Francia presionando por un aplazamiento, Italia evaluando su postura, el Parlamento Europeo votando salvaguardas y el Consejo de la Unión Europea llamado a pronunciarse el jueves, el futuro del acuerdo Mercosur–Unión Europea vuelve a quedar pendiendo de definiciones clave. Tras más de dos décadas de negociaciones, las próximas horas serán determinantes para saber si el tratado finalmente se firma o si vuelve a postergarse una vez más.