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Inciarte: "Es una Historia real, con ingredientes que la transforman en motivacional"

La motaña vista desde el campo

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Josefo y Coche Inciarte en la cordillera de los Andes

José Luis “Coche” Inciarte Vázquez, era un estudiante de Agronomía que a sus 24 años se subió al avión para acompañar a unos amigos. Como buen tambero sabía del sacrificio diario para conseguir las cosas y lo puso en práctica en la montaña. De él, los sobrevivientes destacan siempre el afecto y la generosidad. Tras 72 días, subió al bendito helicóptero prácticamente con el último suspiro. Y valió la pena. Al volver, se casó con su novia de siempre, Soledad González, con quien tuvo 3 hijos. José Luis Inciarte GonzálezJosefo”, es su hijo mayor (y también el más grande de los hijos de los sobrevivientes, salvo los 4 de Javier Methol que eran nacidos previo al accidente). También Agrónomo, Josefo es gerente Comercial de Syngenta, pero antes estuvo vinculado al departamento de Mercados Externos de INAC. Su padre Coche fue el segundo sobreviviente en fallecer, en julio del año pasado, tras una vida que “pintó” con mucho gusto y pasión.

-¿Cuál es tu primer recuerdo sobre el accidente?

-Es un tema que estuvo siempre, yo crecí con ese tema en casa y no tengo un recuerdo puntual de la primera vez que hablé o que escuché sobre él. Sí tengo un recuerdo muy claro de ver en la biblioteca de mi casa una colección de libros “Viven” en diferentes idiomas y eso me llamaba la atención. Iba y miraba los libros escritos en chino, en ruso, en alemán.

-¿Asociabas que tu padre era protagonista de todos esos libros?

-Sí, totalmente, porque eso algo como natural, vas creciendo y te lo van diciendo a poquito. Y tengo el recuerdo, siendo niño, pero un poquito más grande, de juntar amigos en mi casa y que papá nos hiciera alguna historia a todos nosotros.

-¿Tus amigos cómo tomaban eso? ¿En plan escuchemos al “héroe” con admiración?

-Y bueno, sí; sin hablar en esos términos, pero sí, de escuchar una historia totalmente fuera de lo común, estamos hablando capaz que la década del 80, principios del 90 y tener la posibilidad de que un protagonista te hiciera los cuentos de primera mano estaba bueno. Todos conocían la historia, pero no siempre tenían la posibilidad de hablar con un protagonista.

-¿Cómo te marcó la historia de los Andes?

-Es una historia que en mi casa se puede normalizar por haberla visto siempre, permanentemente, y en los últimos años con Internet mediante, redes sociales, mails que van, que vienen, te diría que hasta se ha intensificado. También el libro que escribió papá hace unos años (Diario de un superviviente: Memorias de los Andes), la película que salió este año, y que él estuvo vinculado dos años antes con la producción. Es un tema que permanentemente se está hablando, papá siempre estuvo interactuando y recibiendo mensajes de todos lados.

-¿Cómo dimensionas la trascendencia mundial?

-Tuve la posibilidad, hace más de 20 años, que mis padres me visitaran en Londres donde estaba estudiando allí. Hubo personas que lo pararon para saludarlo, lo reconocieron porque lo habían visto recientemente en un documental. Y a mí también, muchas veces, en el exterior cuando digo que soy uruguayo, me preguntan sobre los Andes. O sea que estamos hablando siempre. Y ahora, con esta película, más las redes sociales, se va a intensificar. Ya me han escrito conocidos de otros países, que la han visto en Netflix y enseguida se acuerdan de mí, de la historia de papá.

De todo lo que me transmitió mi padre destaco que “Dios está en uno mismo”. Y que la fuerza de la mente fue lo que le ayudó a salir.

-¿Qué lectura haces sobre la atracción que genera?

-Es una historia bastante única. Todo lo que sucedió, la sobrevivencia en esas condiciones, todo el fenómeno alrededor de lo que fue un grupo que se armó, los liderazgos, el trabajo en equipo. Por eso es que también se la utiliza mucho como motivacional a nivel de grupos, de empresas, de equipos deportivos. Se sacan aprendizajes de muchos lados. El tema de cómo se alimentaron es también algo único y que en su momento llamaba muchísimo la atención. Ahora es otra cosa que se ha naturalizado, pero que no deja de sorprender de hasta dónde el ser humano puede recurrir para sobrevivir. Tiene muchas aristas que hacen un fenómeno increíble y que sigue llamando la atención. Siendo que es una historia también trágica y tristísima, donde hay un montón de muertos. Porque no es de esas historias donde todos sobreviven y tienen final feliz. Esto es real, con final feliz para algunos, para otros fue triste y para todos fue una tragedia. Está la felicidad también que algunos pudieron volver y formar la familia que nosotros integramos ahora.

-¿Entonces, lo defines como la tragedia, o como el milagro de los Andes?

-Son las dos cosas. No podemos decir es uno o es otro. Sin duda es una tragedia, un accidente aéreo donde mueren cantidad de personas, donde otros quedan heridos y mueren más tarde, donde viene una avalancha y los tapa y genera nuevos muertos, nuevos heridos, donde hay que recurrir a los cuerpos para alimentarse. Sin duda fue una tragedia espantosa. Pero la parte milagrosa, o hazañosa de la historia es cómo, a pesar de un traspié tras otro, una sucesión de hechos desmotivadores emergió la resiliencia de las personas que estuvieron allí, de cómo seguían con espíritu hasta el final buscando sobrevivir. Con un capítulo aparte para los que salieron a caminar, por supuesto.

Coche en la Montaña .jpg

-¿Cómo identificas a tu padre en la montaña?

-En los libros y las películas se refleja mucho lo que fue su personalidad y también la cercanía humana que tenía papá con los demás. Su amabilidad, su cariño, su carácter para relacionarse, para hacer amigos, para atender afectivamente a los demás, para hacer reír y hacer pasar un momento lindo a pesar del momento espantoso que estaban viviendo.

-Y siguió siéndolo al volver…

-Claro. Ese fue papá después en toda su vida. Una persona que siempre traía alegría a la casa, al trabajo y por lo que leí en los libros y también conversé con algunos de sus compañeros, también él aportaba su cuota de alegría en la montaña. Esa es una característica que él siempre mantuvo, no enojarse, no tener un carácter ni agresivo ni ofuscado por la situación que se estaba viviendo, intentar mantener la calma, un tipo calmo. Son un montón de características que yo conocí como hijo, que las vi reflejadas en mi casa, en el trabajo, porque yo también trabajé algún año con él tras recibirme de Agrónomo.

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Coche Inciarte en familia

-¿Cómo es tu relación con los otros sobrevivientes y con los 140 que integran hoy el grupo?

-Hay buena relación, más cercana entre unos que con otros, lo que pueda ocurrir en cualquier grupo de amigos. Lo veo cada 22 de diciembre cuando se hace una celebración por el aniversario del rescate y donde todos se juntan y hay sí una relación divina entre ellos. Mantengo una relación muy cercana con los que eran más amigos de papá, y después de su fallecimiento, cada vez que nos cruzamos quedamos charlando. Hay una relación muy buena. Con las generaciones que vinieron, con los hijos, tengo una muy buena relación con algunos, a otros los conozco menos porque ya cuando empiezas a desfasarte en edades, ya el relacionamiento es menor. También tengo una relación muy cercana con muchos familiares de los que no volvieron. Es una historia que nos involucra a muchos familiares, tanto de los que sobrevivieron como de los que no.

-Coche fue el primero que vio la película, quizás no la versión final, pero sí la película casi terminada, que Bayona tuvo el gesto de mostrársela ante su estado de salud. ¿Qué te dijo? ¿Cuáles fueron sus impresiones?

-Dijo que es el mejor documento que refleja lo que ocurrió. Eso fue lo que sintió, refleja lo que pasó. Y por todo lo que me han contado, yo siento que es así. La película refleja mucho lo que fue el sufrimiento, los actores lo representan muy bien, cómo están vestidos, cómo están maquillados, hablan en un español uruguayo, y están en un estado de calamidad física que refleja lo que fue. A nivel de producción, maquillaje, todo eso, lo lograron y lograron transmitir un nivel de drama y de sufrimiento como ninguna otra. Trata el tema de la alimentación de forma más profunda en las conversaciones que tienen los protagonistas y además. Además, creo que une mucho a los sobrevivientes y a los que no volvieron. Y no digo que estuvieran desunidos, porque hay relaciones de amistad con muchas familias, pero es una película que los representa mucho más a todos. Y el hecho de que el protagonista principal haya sido Numa Turcatti, que fue el último en fallecer, refuerza eso.

Josefo y Coche en la Universidad en Londres .jpg

-Defíneme a Coche Inciarte…

-En primer lugar, fue un padrazo, la mejor definición más clara es como padre, que es como yo más lo viví. Un tipo que siempre estuvo presente a pesar de que muchos años trabajaba en el campo y yo estaba en Montevideo, lo que hacía que lo que lo extrañara mucho esos días. Un padre que inculcó todos los valores importantes que debe transmitirse a un hijo. Cariñoso, divertido, que siempre traía alegría, una persona muy querida, no solo por nosotros, por la familia, por sus amigos. Siempre era un centro de atención, donde él se sentaba, lo rodeaban 15 personas a conversar y no de los Andes, de lo que fuera. Le gustaba contar cuentos del campo, de la época estudiante, de lo que fuera y siempre juntaba gente y se entretenía. Un tipo que le gustó vivir y honrar la vida de varias maneras, y hoy toda la familia y todos sus amigos lo extrañamos por el ser humano maravilloso que fue. Incluso en los últimos años, después que dejó el campo, dedicándose mucho también a llevar adelante obras sociales como la Fundación Viven y en la Fundación Caldeyro Barcia. Ya en los últimos años, con cáncer, mientras la enfermedad no lo afectó de manera muy severa, luchándola con todas sus fuerzas, intentando llevar una vida feliz hasta el último momento. Realizando viajes con la familia, con mamá, con amigos, y al mismo tiempo estaba teniendo sesiones de quimioterapia. Era también muy emotivo verlo cómo a pesar de la enfermedad y de los tratamientos, seguía viviendo la vida hasta que ya la enfermedad avanzó demasiado el año pasado y tuvo que calmarse bastante y quedarse quieto. El día de su fallecimiento, ver a la cantidad de amigos tristes llorándolo fue muy emotivo.

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Pablo D. Mestre es editor de Rurales. Ingresó a EL PAÍS en el año 1981. Primero desempeñó tareas en el Departamento de Corrección y luego, desde el año 1992, pasó a integrar la Sección Rurales donde fue periodista, productor comercial y hoy se desempeña como Editor. Además, fue fundador y Director de La Vanguardia Melense, trisemanario que se publicó en el departamento de Cerro Largo durante una década. Es también socio director de Mesol Comunicaciones, empresa que lleva adelante, en sociedad con el diario, el Portal Rurales El País y diversas actividades en el sector agropecuario. Es también codirector del programa #HablemosdeAgro que se emite los domingos en Canal 10.

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