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Zerbino: "Si son duras las 2 horas de la película, no imagino las 1.728 en el avión”

La montaña vista desde el campo

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Uno de los más jóvenes de la delegación de jugadores del Old Christians Club que partió rombo a Chile era Gustavo Zerbino Stajano, que a sus 19 años, siendo estudiante de Medicina, actuó como uno de los tres “médicos” de la “Sociedad”. Su fortaleza física le llevó a ser protagonista de varios intentos de salida de la montaña, con tal ahínco que hasta le provocó daños en sus ojos. Y tuvo un papel clave: recopilar las pertenencias de quienes quedaron en la Montaña, para entregárselas a sus familiares al regreso. Es integrante de una generación que parte del núcleo familiar de 5 hermanos varones hijos de Roberto J. Zerbino y María Celia Cavajani. Gustavo es uno de los ocho hijos de Jorge y Susana y de los 32 nietos de “Papapo” y “Mamama”.

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“Nos criamos en un ambiente muy familiar, compartiendo vivencias desde la infancia hasta la actualidad”, recuerda el Dr. Pablo Zerbino Vanrell, productor ganadero, empresario y ex presidente de la Asociación Rural del Uruguay. Previo al accidente, la estancia “San José del Yaguarí” era punto de encuentro, durante las vacaciones de verano y especialmente en Semana Santa donde “nos reuníamos toda la familia en jornadas memorables”. Zerbino recuerda que era en la estancia donde más interactuaban los primos, saliendo a caballo, yendo al arroyo Yaguarí a pescar, pasar algún fin de semana en el monte, matizando, ya más grandes, con algún partido de fútbol con el cuadro de la estancia que vestía la camiseta de Fénix”. El otro punto de reunión familiar y diversión era la casa de su abuela Mamama, en la calle Potosí, con su frontón, piscina y meriendas compartidas, donde se juntaban todos los sábados de tarde “en jornadas tremendamente entretenidas”.

Entre los primos, Gustavo se destacó por su inquietud, rebeldía y espíritu aventurero, “siempre dispuesto a inventar algo o a acompañar una idea si le divertía”.

Su primo Pablo Zerbino recuerda que el accidente lo encontró terminando el segundo año de preparatorios, dando los exámenes para poder inscribirse en la facultad de Veterinaria. “A esa edad, más acá o más allá, estábamos todos en la misma, absorbidos por la urgencia de salvar los exámenes y entrar “limpios” a la facultad”.

-¿Qué hacías el día del accidente?

-El día del accidente, aquel 13 de octubre del ’72 me encontró justamente estudiando en casa de un compañero y me costó entender lo que pasaba. Sí sabía que habían salido de viaje, sabía sí que Gustavo era parte del grupo, pero lo que no podía asumir era la desaparición del avión. A esa altura de la vida esas cosas no pasaban más que en la ficción.

-¿Cómo fueron esos primeros días?

-Los días siguientes al accidente estuvieron llenos de inquietud e incertidumbre. Así como ellos lo manifestaron, pensábamos que en un par de días los encontraban, pero pasaron los días y las comunicaciones por radio aficionado en casa de Ponce de León no traían noticias alentadoras. Fueron momentos muy dramáticos particularmente duros para Jorge y Susana que removieron lo imposible para llegar a tener alguna referencia válida. Con ese panorama, llegó el fatídico día 10, en el que se da por finalizada la búsqueda hasta que el ambiente de los Andes permitiera localizar los restos del avión y los cuerpos de la tripulación.

-¿Cómo fue la reacción?

-Llegado ese día, Jorge y Susana organizaron una misa en su casa por Gustavo, a la cual concurrió todo el grupo familiar. Esta fue la forma, con gran congoja, de dar esa etapa por concluida y a la espera de futuras novedades. Dentro de ese panorama desolador para la familia, los familiares más directamente vinculados nunca dejaron de remover cielo y tierra en procura de dar, de una vez, con la realidad de lo sucedido en el accidente.

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-¿Qué recuerdas del día que aparecieron?

-Cuando aparecen Parrado y Canessa, el 22 de diciembre, fue otro enorme sacudón. Primero, hasta que se confirmara que realmente habían aparecido y luego a la espera de la lectura de la lista de sobrevivientes, qué momentos…

-¿Cuál fue la sensación al conocerse la lista?

-En cuanto Carlos Páez Vilaró lee el nombre de Gustavo fue un gran alivio y alegría y hasta incredulidad por el tiempo transcurrido: 72 días después. Bueno, no era sencillo revertir todo “aquel duelo” y revivir la idea de que Gustavo finalmente estaba con vida.

-¿Fuiste a la conferencia en el Stella Maris?

-Sí, fue muy emotiva y voluminosa. Cuando los 16 muy enflaquecidos sobrevivientes hacen su presentación pública, se muestran como un bloque sólido y dan detalles de las peripecias por las que pasaron, algo de lo que puede intuirse en la película recientemente estrenada”.

-¿Qué recuerdas de tu primo al regresar?

-Hay una anécdota de Gustavo recién llegado a su casa paterna que me la transmitió Jorge, su hermano mayor, con quién compartía el dormitorio. Una madrugada, Jorge siente que Gustavo se levanta y sale del cuarto, lo sigue y lo encuentra en la pileta de la cocina, abría la canilla, miraba salir el agua y la cerraba…, como no dando crédito a tan maravilloso milagro...

-¿Qué le pareció la película La Sociedad de la Nieve?

-La película es dura, es tremenda y transcurre en algo más de dos horas; no quiero, ni puedo, imaginar lo que fueron las 1.728 horas dentro del fuselaje del avión.

-¿Cómo ves hoy a tu primo?

-Gustavo está muy rodeado por su familia, por sus hijos y nietos, se reintegró paulatinamente a la vida “normal” y actualmente compartimos actividades en las empresas familiares como: San José del Yaguarí, Juan Cavajani y la Compañía Cibeles.

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Pablo D. Mestre es editor de Rurales. Ingresó a EL PAÍS en el año 1981. Primero desempeñó tareas en el Departamento de Corrección y luego, desde el año 1992, pasó a integrar la Sección Rurales donde fue periodista, productor comercial y hoy se desempeña como Editor. Además, fue fundador y Director de La Vanguardia Melense, trisemanario que se publicó en el departamento de Cerro Largo durante una década. Es también socio director de Mesol Comunicaciones, empresa que lleva adelante, en sociedad con el diario, el Portal Rurales El País y diversas actividades en el sector agropecuario. Es también codirector del programa #HablemosdeAgro que se emite los domingos en Canal 10.

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