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La preñez de bovinos llegó a 75,6% promedio en año difícil por sequía

En este año creció la aplicación de Inseminación Artificial a Tiempo Fijo.

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Pablo Antúnez

El porcentaje promedio de gestación bovina no fue tan malo como se esperaba por más que en algunas zonas la sequía le pegó duro a los rodeos. Apenas se perdieron dos puntos porcentuales entre 2017 (el promedio llegó a 77,8%) y 2018, cuando el promedio país cerró en 75,6% sobre un total de 410.428 vientres evaluados por los veterinarios que participaron del XVI Taller de Evaluación de los Diagnósticos de Gestación Vacuna, celebrado ayer en INIA Treinta y Tres. Los datos permiten estimar lo que será la próxima zafra de terneros y el taller es un insumo que enriquece a productores y técnicos, ya que muestra la foto de lo que está pasando en los rodeos de cría, en los predios donde se aplica tecnología, buscando asegurarse los terneros cada año.

“Asumimos que la sequía no pegó tanto en algunas zonas del país, porque las vacas y vaquillonas venían muy preparadas de un invierno y una primavera muy buena”, aseguró a El País el veterinario Pablo Marinho, referente para Cerro Largo (zona noreste). Los vientres entraron con una mejor condición corporal al servicio y se preñaron bien frente a una sequía que fue más bien leve.

Con una parición temprana y un buen nivel de alimentación, para los rodeos fue más fácil enfrentarse a la sequía. Otro año más hubo buenas preñeces en vaquillonas y eso es sinónimo de que los productores están preocupándose por llegar a mejores crías y recrías.

El índice promedio contrasta con el panorama que veían los veterinarios a mediados de enero, cuando se estaban haciendo los diagnósticos de gestación de mitad de entore.

El año que el promedio mostró el nivel más bajo fue 2008/09, donde la seca castigó duro a todo el país y se sintió en el nivel de procreos que fue de 59%. El otro extremo, a lo largo de los 16 años que lleva el taller de INIA, fue 2013 donde climáticamente estuvo todo dado para preñar: 81,5%.

Datos. Este año, Lavalleja y otros departamentos arrojaron un promedio de 73,7% de preñez. Fueron evaluados 93.294 vientres donde se encontraron 68.787 preñadas (referente Gabriel García Pintos). El mismo porcentaje se logró en Cerro Largo con 32.080 vacas diagnosticadas y 23.637 preñadas. En Durazno el promedio llegó a 73,2%, con 81.880 vientres diagnosticados y 59.936 preñados (referente: Santiago Bordaberry). En Paysandú el promedio fue 79,8% con 39.887 diagnósticos y 31.840 preñeces (referente: Lauro Artía). En Rocha se llegó a 77% con 26.317 diagnosticados y 20.258 preñeces (referente: Emilio Machado). Soriano, Colonia, Florida y otros llegaron a 81.4% con 64.220 evaluados y 52.275 preñados (referentes: Pablo Nieto y Gustavo Sacco). En Artigas y Salto el promedio fue 69,2% y fue el más bajo del país, con 30.419 diagnósticos y 21.053 preñeces (referentes: Eduardo y Diego Texeira). Finalmente en Treinta y Tres el promedio fue 76,8% con 42.332 evaluados y 32.510 preñados (referentes: Juan Martín da Fonseca y Renato Araújo).

Problema. Al mirar hacia adelante, más allá de cómo pasarán el invierno y llegarán a la parición los vientres que hoy están preñados, la preocupación está focalizada en las recrías. Los datos del XVI Taller de INIA está mostrando que en algunos lugares —los más afectados por la seca— las crías entran al invierno con 20 o 30 kilos menos y si no se toman medidas, eso se pagará en futuros entores.

“Va a ser complicado de aquí en adelante, porque hay rodeos que están comprometidos y ganados que recién se están recuperando (de la seca). La ventaja que le vemos todos es que el otoño ha sido bueno y el invierno recién se está manifestando como agresivo, pero no viene tan malo. Hay que trabajar ahora para volver a preñar la vaca en la primavera verano”, afirmó el veterinario Pablo Marinho.

Otro de los problemas es que, como ha venido sucediendo, el año que viene, muchos productores deberán enfrentar colas de parición en sus rodeos y esos vientres que paren tarde, si no se apuesta a la tecnología y al manejo, será difícil volverlos a preñar en 2019.

Siguiendo los estímulos —buenos precios para el ternero y una exportación en pie activa—, los productores apostaron más a la tecnología y “la gente que hizo actividad ovárica trató de corregir las cosas. Se vio un uso mayor de la Inseminación Artificial a Tiempo Fijo (IATF), debido a un tema de costos y porque es menos complicado para el productor. Noté que se está cuidando más la vaquillona. Eso es muy importante”, explicó Marinho.

Guillermo Crampet

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