El Presidente de la Asociación Rural del Uruguay volvió a reclamar “competitividad, competitividad, competitividad” en su discurso de la Expo Prado.
Fue un mensaje político, pero siempre con una clara mirada en el porvenir del agro nacional. En un año preelectoral y en su último discurso como presidente de la Asociación Rural del Uruguay, el Dr. Pablo Zerbino Vanrell insistió en dos aspectos: la integración del país y la competitividad, como herramientas primordiales para hacer del Uruguay el país que cada uno se merece.
Por más que “muchos no lo entiendan o no lo quieran entender”, “es necesario ser conscientes que el Uruguay ha sido, es y seguirá siendo un país exportador de bienes y servicios, con el agro entre ellos”. Y remarcó: “El país es uno en las buenas y sigue siendo uno en las malas. Una integración fundamental para llevar a nuestras mesas el pan, la leche, el queso, las harinas, las carnes, el huevo, las verduras, los vinos, las frutas, la miel y cada uno de los productos generados con el trabajo y esfuerzo de la familia rural para alimentar al país y con el desafío de acceder a la mayor cantidad de mesas fuera de fronteras”, destacó.
Para cumplir con las necesidades de los consumidores y el país, Zerbino reclamó, acompañado de un sinfín de aplausos, “competitividad, competitividad y más competitividad”, en épocas de convulsiones políticas, cargadas de incertidumbre y con un sector productivo “nervioso, preocupado y con números que no cierran y empresas que sí cierran”.
Explicó que el agro tiene un impacto anual equivalente al 48% del producto bruto interno, siendo éste el de mayores encadenamientos y ubicado en primer lugar entre los sectores productivos del país. “Lo hemos dicho más de una vez y no nos vamos a cansar de repetir: cada peso invertido en el campo se multiplica por 6,22 pesos en beneficio de la población”, destacó.
Sin embargo, entiende que la falta de competitividad es el origen de la “carestía para vivir y producir en Uruguay, pero también la causa de la emigración de los últimos años”. Y agregó: “El agro ha sido uno de los pilares para el desarrollo del Uruguay, pero la realidad indica que año a año es más difícil seguir apuntalando el crecimiento de nuestro país”.
Balance. El Dr. Pablo Zerbino Vanrell cerrará en octubre dos años como presidente de la gremial agropecuaria con más historia del país y con un resultado de gestión que lo calificó “deficitario”, pero “no en lo económico y sí en aspectos políticos, políticos partidarios como siempre lo destacamos y es fácil de comprobar a lo largo de los 147 años de nuestra Institución”.
Contó que durante los últimos 24 meses han tenido diversas reuniones con los principales referentes del Poder Ejecutivo aportando la visión y el sentir del agro ante las crecientes dificultades a la hora de producir. “Hoy crece el desempleo y no son para nada claras las señales de mejoras en el corto plazo”, dijo, aplaudido por todos los presentes en las gradas y en el cinturón del ruedo central.
Y siguió: “El diálogo siempre fue entrecortado hasta enero del 2018 cuando los reclamos de las gremiales hicieron carne en todo el sector productivo y se formalizó en la multitudinaria Asamblea de los Autoconvocados del 23 de enero. ¡Fue imponente! Productores de todo el país se hicieron masivamente presentes en Santa Bernardina”.
Zerbino destacó el respeto y el orden de la manifestación, pero también resaltó la claridad y firmeza de la proclama y los enunciados de las diez mochilas con las que carga el agro. “Son mochilas cuyo creciente lastre desmoraliza a los productores y condiciona la capacidad productiva del país”, agregó el Presidente de ARU.
Dijo que “el Gobierno sintió el impacto y procuró aplacar rápidamente los efectos de la movilización con medidas y exoneraciones impositivas tan parciales y acotadas que no surtieron el efecto deseado”. Además se instrumentaron las mesas de trabajo con la participación de las seis gremiales más representativas del agro y Un Solo Uruguay. “Fueron mesas políticas que faltaron aportes técnicos para formalizar soluciones y la voluntad o recursos del Poder ejecutivo para dar respuestas a los reclamos de las gremiales”, remarcó.
Zerbino volvió a alzar su voz: “¡Vamos Un Solo Uruguay! Necesitamos la movilización que generan en todo el país y que potencia los planteos y reclamos de todo el sector productivo y fortalece el accionar de las gremiales. ¡Vamos!”.
Economía. “Nos volvimos un país caro con fundamentos de país barato, es ahí la esencia del problema”, resaltó y agregó el Presidente de la ARU: “Toda economía que gasta más de lo que genera tiende a aumentar el déficit. De no ser corregidos los motivos que lo provocan a éste, se retroalimenta al financiar sus intereses incrementando el endeudamiento”.
Comentó que el crecimiento del déficit fiscal al 4% resulta la “madre del borrego y de todos los males que afectan al sector productivo: al empleo, al empresario y al país”. Por consiguiente, considera que “el equilibrio fiscal debe lograrse con aumento de producción y no perjudicando a ésta con impuestos ciegos que no contemplan la rentabilidad del negocio. El Estado debe invertir en la producción, que se encargará de devolver con creces lo que el Estado haya dejado de percibir”.
Zerbino criticó al Gobierno diciendo que “han utilizado el tipo de cambio como ancla para controlar la inflación, retroalimentando el proceso de apreciación de la moneda y el aumento de los costos en dólares”. Sumando: “Esta distinta evolución de los bienes transables frente a los precios de los no transables, nos lleva a una dinámica insostenible”.
Una vez más volvió a alzar la voz: “Cuanto más nos hubiera gustado plantear temas que hacen a la producción y no de estas barreras que solo la perjudican”.
Al mismo tiempo, citó en su discurso distintos estudios académicos que “indican una vez más un atraso cambiario significativo en el país y cuyo principal responsable es el gasto público”. Y enfatizó: “Es claro que el Uruguay debería preocuparse más en mejorar la eficiencia del gasto público que en introducir nuevos cambios tributarios”.
El Presidente de la Asociación Rural del Uruguay detalló que “el gasto, que vive de impuestos, ha pasado del 25 al 31% del PBI entre 2004 y 2017, a pesar de que en ese lapso el PBI aumentó un 77%. En lo que va del año perdimos un 30% del tipo de cambio real con la región y estamos en niveles previos a la crisis del 2002, realidad y efectos sobre la economía que son conocidos: caída del turismo, de la inversión, del comercio y las exportaciones”. Además, mencionó que “el propio Banco Central reconoce que el tipo de cambio real está desalineado respecto de sus fundamentos. Es indiscutible el impacto negativo de un sostenido atraso cambiario en el desarrollo de los países”.
Zerbino entiende que “con este menor nivel de actividad va a aumentar el déficit fiscal”, por lo que “es imperativo reducir el gasto público ya que no se ahorró cuando el viento era de cola para enfrentar en mejores condiciones estos momentos de turbulencia”.
Asimismo señaló que la presión fiscal en el agro ha variado en los últimos años. “Desde la reforma tributaria de 2007 han aumentado los gravámenes sobre la tierra, lo que no refleja la realidad económica del sector. Los cambios tributarios de la última ley de presupuesto determinaron un fuerte incremento de la Contribución Inmobiliaria Rural, haciendo que los impuestos sobre la tierra superen el 60% del total de impuestos pagados por el sector”, comentó Zerbino.
Agregó que los problemas de producción del campo “no es el alto costo de los arrendamientos”, sino está directamente asociado con “el alto costo de producir en Uruguay y la transferencia que, vía tipo de cambio, impuestos y tarifas, se extraen del campo para otros sectores sin una devolución suficiente a quienes generaron valor”. Por consiguiente, “el gran desafío para el Uruguay es recuperar la competitividad reduciendo las elevadas barreras que nos impiden ser más productivos”, añadió.
El Presidente de la Asociación Rural del Uruguay considera “inaceptable que en un mundo demandante de alimentos, con buenos valores para los productos y en un país bendecido para producir con calidad y de forma natural, se aplique una política suicida que nos lleva lento pero inexorablemente a una nueva crisis”.
“Pobreza se combate con educación y con trabajo”
En el transcurso de los últimos diez años el agro ha tenido un crecimiento “como pocas veces antes en la historia y todo el Uruguay se vio beneficiado por este motivo”, lo que permite comprobar que “cuando al campo le va bien, al país también le va bien”, expresó el Dr. Pablo Zerbino Vanrell.
Pensando en el futuro del Uruguay, el Presidente de la ARU mencionó que “para combatir la pobreza debemos generar la riqueza antes de repartirla. No se pueden invertir los términos”, afirmó. Incluso sumó: “La riqueza proviene del trabajo de las empresas privadas que son quienes generan los recursos genuinos, contando además con las empresas estatales al servicio del sector productivo y no viceversa”.
También dijo que la pobreza se combate con educación. “Una educación eficiente y con recursos necesarios para revertir los magros resultados que hoy vemos en las distintas evaluaciones que cada año nos posicionan más abajo en el concierto internacional”, aseveró.
Por último y no menos importante, Zerbino aseguró que la pobreza se enfrenta con trabajo. “El trabajo eleva el autoestima y recupera los valores éticos y morales que se han ido perdiendo paulatinamente, llevando a una creciente inseguridad en toda la población”, dijo y recordó: “Fuimos un ejemplo para el mundo como país educado, seguro y confiable para vivir y producir. Ahora se hace cada día más difícil reconocer al Uruguay en el que nacimos, nos criamos y criamos a nuestros hijos”.
Producción. Una vez más citó un informe de la FAO sobre los retos que enfrenta la agricultura del siglo XXI de acuerdo al crecimiento de la población mundial a más de 9.100 millones de personas que serán más ricas, más urbanas y aumentarán en un 70% la demanda en la producción de alimentos.
El estudio indica que la seguridad alimentaria “no será alcanzada sin políticas que apoyen a los agricultores de los países en desarrollo y los animen a aumentar sus inversiones. Claramente, sin inversión no hay desarrollo”, señaló el dirigente gremial. Y sumó: “El índice de competitividad global que calcula el Foro Económico Mundial nos ubica en el puesto 76 de 140 naciones y con la calificación en descenso”.
Teniendo presente los logros y dificultades de cada sector, dijo que los márgenes económicos son cada vez menores o nulos. “La realidad muestra que los costos son cada vez más ajustados y, para poder obtener resultados positivos, las empresas hemos debido posponer inversiones”, sobresaltó.