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Douglas Cortela: “El Merino Australiano está en la cresta de la ola”

El director de la tradicional cabaña Santa Catalina, ubicada en el departamento de Colonia, analizó el momento para el rubro ovino en lana y carne

Según el experimentado productor, Douglas Cortela, el negocio enfrenta diferentes dificultades, pero aún así, desde su punto de vista, este rubro ovino da mejores números que otros porque han sido afectados por el clima.

Dirige una cabaña ovina muy tradicional en nuestro país, ubicada en Colonia, lugar en el cual el ovino tiene que competir por la tierra con otros rubros como la ganadería, pero fundamentalmente con la agricultura, con lo cual se dificulta la expansión de la producción. Su majada, de un origen diferente al que hay en el resto del país, tiene un trabajo de casi 70 años, lo cual lo ha llevado a obtener múltiples premios en las exposiciones de mayor importancia. Además, hace algunos años la cabaña incursionó en la producción de Hampshire Down, una raza que viene mostrando cada vez más fortalezas, con una participación muy importante en las diferentes pistas, incluso siendo la más numerosa en las últimas ediciones de la Expo Prado.

Douglas Cortela es el director de Santa Catalina, una reconocida cabaña ovina del litoral sur del país y, en diálogo con Rurales El País, se refirió a lo que viene dejando la primera parte del año a nivel climático. “El año pasado no se levantó la soja por seca, y este año se complica para levantar por lluvia, una cosa totalmente atípica. En los últimos 15 días, se habrá entrado en uno o dos”, expresó.

ESCENARIO ACTUAL. En referencia al momento que atraviesa el rubro ovino, Cortela enumeró una serie de factores que están incidiendo, por ejemplo, que en ganadería y agricultura se desarrolla la producción “con mucha gente de afuera del sector invirtiendo, y en el ovino no”.

Con los avatares que han enfrentado la ganadería y la agricultura en los últimos años, “hoy para mí el que está dando más es el ovino; los otros rubros están dando pérdidas, en agricultura por ejemplo tuvieron dos años malos”.

Otro aspecto que dificulta la producción ovina, es la necesidad de personal, estando al día de hoy en una situación en donde no solo no se consigue personal calificado, sino que directamente no se consigue personal, “no hay personal calificado para nada”. “Acá en el sur hay equipo de herramientas que hacen servicios, y van a vender los equipos porque no tienen personal calificado, con esto te digo todo, y ahí es para andar con aire acondicionado, imagínate para arrear ovejas…”.

Por si fuera poco, los perros y el abigeato siguen golpeando al sector. “En perros no se hizo absolutamente nada, y atacar el abigeato es más fácil de lo que se piensa, con un campamento del ejército en los caminos uno o dos días a la semana se termina, nadie va a pasar con una camioneta cargada de ovejas si está el ejército”.

En el caso de la carne, Cortela mencionó un tema referido a la permanencia de los animales arriba de los camiones. “Los corderos se cargan y andan un día igual arriba del camión, después llegan al frigorífico y perdieron cuatro o cinco kilogramos, eso está malísimo”. Aseguró que el campo uruguayo está “desatendido” y que “hace años que venimos así”. “Todo el mundo dice que es el motor del país, pero no se atiende, y además pasan otras cosas”, ejemplificando lo que sucede a nivel de infraestructura en caminería rural y conectividad móvil.

PRODUCCIÓN DE LANA FINA. La cabaña Santa Catalina es tradicionalmente conocida por la cría de Merino Australiano, raza sobre la cual consideró que “está en la cresta de la ola”, pero que a su entender le falta “más manija”.

“No se escucha hablar nunca del Merino, creo que la directiva tiene que plantearse lo que está haciendo, para mostrarle al público en general, porque hoy la raza es un verdadero doble propósito, y muy bueno”, afirmó.

En esta “falta de manija”, hizo hincapié en la cantidad de ejemplares que concurren a exposiciones como la del Prado o Durazno.

“Además se está trabajando mucho en algunas cosas, como en medir las emisiones de gases, son cosas que está bien que lo hagan, pero son cosas que no impactan para nada en la producción ovina del Uruguay”.

Sobre los números que deja el negocio en lana fina, el cabañero comentó que en lana fina y en el ovino en general “los números no son tan malos”, “pero de todas formas cada tantos días se nos va algún productor”.

Para la producción lanera, aseguró que “hay que apuntar al Merino sí o sí, el cual no necesita ser demasiado bajo en el micronanje, capaz que con 18 micras ya sirve, pero con unos buenos kilos de lana por animal y por hectárea. Y ahí vas a estar sacando una oveja vieja o un cordero a frigorífico con buenos kilos, pero tampoco se asusten en que se van a pasarse en los kilos”.

En el caso de la cabaña de Colonia, la majada tiene una finura de 18 micras, “llegamos ahí y nos plantamos, el 70 u 80% de la lana que se produce en el mundo está entre 18 y 19 micras. Prefiero producir lo que se produce en el mundo, y no solo en Uruguay”.

En esta línea, Cortela agregó que al bajar de las 18 micras, se da un “quiebre” tanto en kilos como en tamaño del animal, “una lana de 17,5 micras es imposible que vaya a tener el rendimiento de una lana de 18 micras”. “Hay mucha gente a la que le gusta vender bien la lana, la vende sí en 17,5 micras o menos, pero saca mucho menos kilos”.

Además, el cabañero comentó que en ovinos que tienen un micronaje inferior a 18, “tienen problemas de sobrevivencia, y unas cuantas cosas más. Entonces hay que buscar un animal bastante más rústico y que pueda servir para un doble propósito”.

A nivel de precios, el director de Santa Catalina señaló que una lana de 18 micras se vende a US$ 5,50 o US$ 5,60 y una lana de 16,5 o 17 micras que se vende a US$ 6 y pico, “no hay una diferencia, le ganamos con los kilos”. En la última zafra la cabaña cosechó 5,5 kilogramos por cabeza, lo cual deja casi 60 kilos de lana por hectárea.

Si bien la presencia del Merino Australiano es en gran parte del país, las cabañas están fuertemente concentradas en la zona norte del país. Sobre la posibilidad de que se expanda la producción en esa zona del país, Cortela volvió a hacer énfasis en la competencia por la tierra: “hay una movida con los granos, están pagando 1.100 kilogramos de soja, arrendas el campo y quedas tomando mates abajo del paraíso, para ganarle a eso no es fácil, es imposible competir con esa gente, está dando un 4 o 5% de ganancia anual, que con eso no vivimos”.

CARNE OVINA. La raza británica Hampshire Down fue añadida al esquema productivo de Santa Catalina hace algunos años, raza carnicera por excelencia, en donde la cabaña está focalizada a la genética, “para carne hay que buscar los campos buenos, y hay que apuntar a señaladas muy altas”.

En contrapartida a lo que sucede con el Merino Australiano, Cortela destacó el trabajo que se realiza desde la directiva de Hampshire Down en cuanto a la difusión de la raza. “La directiva está trabajando muy bien, se está expandiendo, hoy sin dudas creo que es la número uno de las carniceras, se ve muchas cruzas, es muy aceptado el cordero”.

El cabañero destacó que el cordero de Hampshire para el mercado interno “es el ideal para el Uruguay, que con un consumo importante ese tipo de animal tendría su salida, y dejamos alguna otra raza que es mejor para el cordero pesado para la exportación, eso podría andar bien”.

En el consumo interno, apuntó hacia “una contra” que existe con la carne ovina: “hay gente que viene a casa y me dicen que la carne de oveja les hace mal, pero que no saben el motivo, es algo que se les pone en la cabeza y es tan sana como la de vaca o la de cerdo, que se consumen en todo el mundo”.

“Al no haber cultura es difícil, hay gente que hace años está trabajando en mostrar cortes, pero no hay caso, no se consume lo que se debería de consumir”, lamentó el productor ovino, que además mencionó que en las diferentes instituciones que públicas que funcionan en el país, como es el caso del ejército, cárceles y demás, “no está la carne ovina en el menú, tenes tres días de carne vacuna, uno de carne aviar y un día de pescado, no existe la carne ovina”.

“¿Cómo no va a estar? ¿Se podrá demorar tanto para hacer algo de eso?”, se preguntó el productor.

Según el experimentado productor, Douglas Cortela, el negocio enfrenta diferentes dificultades, pero aún así, desde su punto de vista, este rubro ovino da mejores números que otros porque han sido afectados por el clima.

A pesar de las dificultades se sigue invirtiendo

En el rubro ovino, que ha sido bastante castigado por diversos factores, como los precios en carne y lana, los perros que causan daños a las majadas, el abigeato, la falta de cultura del consumo de carne ovina, la falta de inversión en el sector, entre otros aspectos, la apuesta continúa, aunque como dijo Cortela se ha bajado “un poquito la pelota al piso”. Claro ejemplo de esto es la apuesta a invertir en la importación de genética argentina en Hampshire Down que ha hecho la cabaña.

Además, en su caso como productor de Merino Australiano y Hampshire Down, hace énfasis en la importancia de dar “manija” en lo que son las diferentes actividades, algo que su parecer falta en la raza lanera, y que en la carnicera se viene trabajando de muy buena forma en la difusión.

Casi siete décadas de trabajo en MerinoAustraliano tiene la cabaña Santa Catalina, ubicada en el litoral del país, en donde logró llegar a una finura de 18 micras.

Casi siete décadas de trabajo en MerinoAustraliano tiene la cabaña Santa Catalina, ubicada en el litoral del país, en donde logró llegar a una finura de 18 micras.

Ser un productor agropecuario genuino y la resiliencia

Según el experimentado productor y cabañero, quedan “pocos de estos” y con ese término se refiere “a los que vivimos en el propio predio; porque vos podes ser una persona con campo, que tenga otra entrada por el profesional, y después tiene el campo, así es facilisimo ¡puff!, pero si sos productor rural que vivís del predio que tenes, y no tenes la suerte de hacer algo más afuera, es muy difícil, por algo no está quedando prácticamente ninguno”.

En el caso de Santa Catalina, el predio se sostiene con el rubro ovino, además de la participación de algo de ganado y algún semillero, “pero vamos a ver a un año más a ver qué pasa, porque vendíamos la lana a US$ 10 y ahora a US$ 5,50, entonces no se si nos va a dar ahora. Vivíamos hace muchos años principalmente del rubro ovino”.

Ante este escenario más complejo, Cortela explicó que en su caso optará por “amontonar” las ovejas dando suplemento como ya lo hizo en alguna oportunidad, para dejar más campo libre “y hacer alguna otra cosa”.

“Entonces el día que esto cambie, porque va cambiar, le aplicamos lo que haya que hacer; tampoco dejamos de invertir, porque en estos días se hizo laparoscopía en 150 ovejas”, dijo el director de Santa Catalina, que además a modo de ejemplo de no parar la inversión, mencionó que se está esperando que llegue un carnero Hampshire Down que han importado desde Argentina.

“Todo lo menos posible hacemos, pero no podes parar de seguir mejorando”, sostuvo.

En el caso de la lana, tiene expectativas de que la situación mejore, porque “es un producto natural”, pero lo que pasa, que “si le das una miradita al mundo, es algo que siempre pasó, durante toda la vida, porque se va todo para la exportación y está muy revuelto”.

Por último, en referencia a la carne, Cortela manifestó que, al estar subiendo el precio de la carne ovina, con una última referencia de la Asociación de Consignatarios de Ganado de US$ 3,49 para el cordero, su deseo es que vuelva a funcionar nuevamente la figura del compartimento ovino.

“Era un gran paso que se había dado, hay gente que sabe mucho del tema que está peleando por eso, acá no entran animales de afuera, y si pasa te piden mil certificados sanitarios”, aseguró el criador.

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