Publicidad

Uranga: “Vemos un área de soja 10% a 15% por encima de la zafra pasada”

El director comercial de LDC se mostró optimista con la foto actual del negocio, porque si bien “no es la de dos años atrás, la ecuación es positiva”. Dice que la colza vino para quedarse y que lo ideal sería una agricultura de invierno en tres tercios porque permite diversificar los mercados, ya que trigo y cebada copian los cereales y la colza sigue a los aceites. Para el verano, visualizó crecimiento de la soja y mayor producción de maíz por el riego

Marcos Uranga - director comercial de Louis Dreyfus Company
Marcos Uranga - director comercial de Louis Dreyfus Company
Diego Battiste

—Usted llegó con Louis Dreyfus Company hace más de 20 años a Uruguay. ¿Cómo ha visto la evolución agrícola de ese tiempo a esta parte?

—Veo que el sector se consolidó, maduró y sentó sus bases. Al principio había un poco de competencia equivocada pensando que la agricultura perjudicaba a la ganadería, cuando por el contrario, entre ambos se fueron potenciando. También me acuerdo que al principio sembrar un verdeo en Durazno era muy complicado porque no había maquinaria por ejemplo, hoy todo cambió. Actualmente las vaquillonas tienen mejor índice de preñez y los toros están mejor, con lo cual demuestra que hubo una complementación entre los sectores para trabajar juntos. También ha pasado con la parte forestal o de la lechería, con todo el alimento que se produce para que las vacas produzcan más leche. Esa integración fue muy sana, cuando en un principio se veía como una amenaza. También se fueron definiendo quiénes son los actores, ya que inicialmente hubo grandes grupos y después se consolidó en productores locales, con un esquema que no era 100% agrícola sino mixto con producción de carne, y funciona muy bien. La comercialización también maduró mucho. Cada vez aparecieron más players para exportar hacia el mundo y surgieron productos nuevos como la colza. Gracias a que hay exportadores que pueden comprar en un momento y vender en otro, hay productores que pueden esperar, elegir y aprovechar los períodos donde los precios ayudan. Finalmente, la COMAP y los puertos fueron importantes. El primero ayudó a que la logística crezca y permita aguantar y procesar la mercadería en los momentos donde no hay mercado para vender de la forma más conveniente, y el segundo para darle más rotación a la producción y que todo el circuito agroindustrial funcione bien.

- ¿Cuál es la foto actual del negocio?

-Los precios no son los mismos que el año pasado. la guerra entre Rusia y Ucrania generó una volatilidad grande, más por incertidumbre que por lo que terminó pasando, porque al final se pudo sacar la cosecha de Ucrania y buena parte de la de Rusia también se terminó comprando. La volatilidad fue alta en los insumos también porque son productores de fertilizantes. Al día de hoy la ecuación, si bien no es la que fue hace dos años, sigue siendo positiva, pero hay que ser cada día más eficientes en la producción. Esperamos que el clima nos ayude este año como supuestamente marcan los modelos. Estamos en un año Niño, el cual siempre colabora con los cultivos de verano e incluso en muchos años con la agricultura de invierno para que tengan un rendimiento por encima de la media.

- ¿Cuál es el panorama del trigo? Con estos precios, ¿el trigo forrajero es una posibilidad?

- Es una buena pregunta porque hay varios factores en juego. Hoy la principal amenaza es el trigo ruso, porque no todos los países le pueden comprar, entonces a los que les ofrece, que son en parte a los que vendemos nosotros, se los vende muy barato. Algunas veces entonces el trigo uruguayo o argentino no es competitivo. Las lluvias en el sur de Brasil están complicando el tema de la calidad. Hay que ver cómo termina esta cosecha de esa zona, que es donde se produce la mayor cantidad de trigo, y cómo termina la uruguaya para ver cuándo necesitan y en qué momento los brasileños podrán mezclar su producción con trigo de mejor calidad. Dependemos también de la calidad de nuestro trigo: si tenemos un PH de 80 en promedio y 12 de proteína es un golazo, pero si estamos “rayeros” es otra cosa. Nosotros vemos un área más o menos de 330.000 hectáreas, y los rindes vienen pintando un poco por arriba del promedio de los últimos años. Son todas buenas noticias, porque venimos de una cosecha de verano floja y todos esos rubros necesitan darle una inyección al sistema. Así que sería ideal...

- La colza “explotó” el año pasado, pero este año tiene una realidad muy diferente. ¿Qué podemos esperar?

- Es un cultivo que vino para quedarse. Lo ideal sería tener una agricultura de invierno en tres tercios, donde pueda variar el tercio menor o mayor entre canola, cebada y trigo. A nivel productivo le aporta mucho valor a las rotaciones. A nivel comercial tiene sus particularidades. El año pasado se sembró justo cuando el conflicto entre Rusia y Ucrania estaba bien latente, con lo cual el precio llegó a ser de US$ 800 por tonelada, que es un “preciazo”, y entonces los agricultores se volcaron a un área de 345.000 hectáreas. Este año le jugó todo al revés, porque los precios en el momento de tomar la decisión no eran los mejores y veníamos de una seca, lo que produjo que no haya humedad para sembrar. La colza es bastante más sensible a los agroquímicos que quedan en el suelo y la soja al haber tenido poco follaje por la falta de agua, dejó mucho residual en el piso. Todo esto hizo que los nacimientos no sean buenos, sumados a la hormiga o al bicho bolita. La colza sufrió bastante este año, y entonces se achicó el área comercial y lo implantado no se desarrolló del todo bien. La intención de que se siga sembrando en tercios también le da una diversificación adicional al negocio agrícola, porque el trigo y la cebada van de la mano de los cereales, al tiempo que la colza va por el lado de los aceites, entonces tenés más oportunidades en los precios que manda el mercado. Tal vez hay dos años donde se encuentra exceso de cereales, pero falta aceite, entonces tenés todo en la palestra de rotación y permite mitigar los riesgos en ese sentido.

- ¿Qué podemos esperar para el área de soja y maíz de verano?

- Nosotros vemos una intención de siembra en soja de entre un 10% y un 15% por encima del año pasado. Imaginamos esto más que nada por la ecuación, acá han habido ventas de US$ 450 y con ese número las cuentas le cierran al productor. A su vez, vemos un crecimiento en el este o noreste basado en que el año pasado le fue muy bien a gran parte de esa zona. Hay que sumar a eso que las represas están con menos agua de la que quisieran en el este del país, por ejemplo en India Muerta, y si no da para sembrar arroz podría crecer el área de soja. Para el maíz, el impulso está con el riego. En los últimos años hubo muchos proyectos de la COMAP para equipos de riego, con lo cual no lo vemos creciendo tanto en área, pero sí mucho en rendimientos. El año pasado el problema fue que no llovió nada, y necesitamos regar pero tener un plus de lluvias, sumado a que las represas tengan agua para sacar. Es increíble la diferencia que hay entre maíz con riego y sin riego, y el mercado internacional tiene bastante demanda, por lo que si llega a sobrar en el mercado interno se puede exportar.

- ¿Qué pasa con otros cultivos minoritarios, como puede ser el sorgo o el girasol en verano?

- El girasol es un cultivo que se adapta muy bien a Uruguay y siempre funcionó de buena forma. El tema es que antes se exportaba bastante sin procesar. Hoy, a nivel logístico, es muy cara la exportación entonces sí o sí tiene que salir como aceite, y al no haber posibilidades para exportación a gran escala, es menor el área. Es como el huevo o la gallina, y por eso no termina de arrancar el girasol. Sí hay un área importante que funciona para el mercado interno, pero como exportación ya no, antes enviábamos barcos enteros de girasol. Para el sorgo es muy bueno que se abra el protocolo con China, pero es bastante complejo de cumplir. Por eso me parece que va a llevar un tiempo que se empiece a producir con el estándar que ellos solicitan. Creo que va a seguir siendo un producto del mercado interno, y mientras Uruguay siga creciendo en las exportaciones de carne y en su ganadería, va a tener una demanda interna que lo va a consumir.

EL MERCADO DE LOS ACEITES

—¿Cómo ve el mercado internacional de los aceites?

- Cada vez hay más exigencia de aceite sustentable, por lo que hay empresas que producen petróleo que necesitan incluirlo en cuotas cada vez más altas. Especialmente sucede con la nafta de los aviones, buscando bajar el nivel de polución. Hay interés por este tipo de aceite, además que en el aceite común. El tema es que la demanda y el mercado internacional dependen también de temas políticos difíciles de leer, por eso hay tanta volatilidad. A eso si querés, podemos agregar los premios en Uruguay, es decir las primas, que es un tema que preguntan constantemente los productores ya que en estos momentos son históricamente bajas. En esto también tiene que ver Estados Unidos, porque el calado del Misisipi no es el óptimo y no están pudiendo hacer toda la logística como quieren. Allí se vendió poco por miedo a tener problemas con eso, porque el año pasado ya hubo inconvenientes parecidos y los exportadores tuvieron muchas demoras. Entre medio Brasil fue vendiendo mucho y como tenían mucha cosecha, todo lo que pudieron lo fueron comercializando. Estados Unidos no se anticipó al mercado con las ventas, y China le compró entonces al país norteño. Todo este combo hizo que para poder exportar algo, que siempre es necesario, se tuvieran que bajar los premios. Tendremos que ir viendo cómo viene la cosecha de Brasil, ya que el Niño siempre les complica un poco a ellos. Hablamos de 163 millones de toneladas para el año que viene, pero hay que ver si eso se logra, o hay algún problema en la siembra o durante el desarrollo productivo de los cultivos. Para ajustar los premios tenemos que ver primero lo que puede suceder con Brasil.

Publicidad

Publicidad