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Multiplicar producción e ingresos con riego: Ceres presentó proyecto para 520.000 hectáreas con ingresos por US$ 3.300 millones

En Agro en Punta se organizó la conferencia “Riego: claves para despegar la productividad”, con exposiciones de Guy Fipps, profesor y extensionista nortemaericano; Ignacio Munyo, economista y director de Ceres y Daniel Rubio, productor y vicepresidente de Regadores Unidos de Uruguay

Conferencia de riego en Agro en Punta.
Conferencia de riego en Agro en Punta.
Hernán T. Zorrilla

Mucho más que un tema de la última campaña política, el riego se ha puesto en agenda en los últimos años dentro del sector productivo nacional, considerando que es una de las formas más rápidas y genuinas que ayudaría al país a crecer.

Para dar un “pantallazo”, y según las propias cifras que presentó el Ec. Ignacio Munyo en la conferencia organizada en Agro en Punta, en Uruguay se aprovecha un 5% del agua que cae por precipitaciones para almacenar y regar. El 95% restante, quitando lo que pueden almacenar en ese momento los suelos, se escurre para terminar en el Océano, sin ningún provecho. En el mundo, por contraposición, un 40% de los alimentos que se producen se hacen bajo riego.

Para pensarlo como política de Estado e implementarlo a la brevedad, repasemos algunos números exhibidos en la disertación antes mencionada, con exposición de Guy Fipps, profesor y extensionista en Texas, Estados Unidos; el Ec. Ignacio Munyo, director ejecutivo de Ceres y Daniel Rubio, productor y vicepresidente de Regadores Unidos.

Escenario. Cuando se riegan los cultivos, los impactos son notorios. En maíz, se registra un incremento promedio de 81% y en soja, un 37%, según números de Ceres que presentó Munyo, que se desglosarán a lo largo de la nota. Cuando hablamos de lechería, hay un incremento de 150% en litros por hectárea, fundamentalmente otorgado por la posibilidad de poner más vacas en la misma superficie. En ganadería, la tasa de procreo pasa de 66% a 80% y hay un incremento del 56% en los kilos obtenidos por unidad de superficie.

Para ir un paso más atrás todavía, se establece que un 21% de la economía del Uruguay se explica por la contribución directa, indirecta o inducida del agro, al tiempo que en el interior esta tasa sube al 40%. Los avances en fertilizantes, tecnologías, capacitación y genética han impulsado este crecimiento.

Munyo expuso que el aire y la luz son insumos inagotables, al tiempo que las precipitaciones no suelen ser suficientes y los suelos tienen baja capacidad de almacenamiento.

Entonces, ¿por qué regar? Porque mejora la productividad, porque tiene un amplio impacto económico, porque hace lo mismo en la parte social y porque mitiga el cambio climático.

Proyecto. Ceres establece un objetivo de regar 300.000 hectáreas de maíz y soja, 200.000 de pasturas para ganadería y 20.000 para lechería. El impacto directo anual sería de US$ 700 millones, que sumado a encadenamientos representa US$ 1.500 millones. Añadiendo el impacto por los trabajadores involucrados, esta cifra crece a US$ 3.300 millones y significaría un incremento del 3,5% en el PBI.

La inversión necesaria es de US$ 2.200 millones y tendría un efecto multiplicador en la elaboración de productos lácteos, madera sólida, frigoríficos, producción de leche, celulosa y maíz.

Implementación. Para realizarlo, se realizarían pozos, tajamares o pequeños embalses, tomas de agua y represas.

Esta última aparece como la opción más viable. En Uruguay ya existen 1.401 represas, sobre todo localizadas en las zonas arroceras. Solo el 4% de ellas supera los 5 metros de altura.

Se debe considerar allí el riego por pívot central, eficiente para grandes áreas, cubriendo desde 28 hasta 200 hectáreas en forma de lluvia.

Actores involucrados. No es menor considerar quienes serán protagonistas de este crecimiento: COMAP, UTE, DINAGUA, MGAP, Presidencia, BROU y banca privada, productores y sociedades, Regadores Unidos, empresas de fuera del rubro, DINACEA, INIA, Colonización, MIEM, MTOP y OSE.

Barreras. A la vista está que desarrollar estos proyectos tiene sus complicaciones. En primer lugar, el costo de la inversión, que va de US$ 4.000 a US$ 4500 por hectárea. A esto hay que sumar la burocracia del país, la demora en otorgar permisos y las restricciones de caudal mínimo que no se adecúan a cada caso. Además, hay pocos incentivos para arrendatarios, se necesita cooperar entre productores para generar obras multiprediales y aquí aparece la falta de un organismo que coordine y se embandere con la causa, centralizando procesos.

Por su parte, las ventajas serían de una adopción masiva, menores costos de inversión, crear esa figura desarrolladora, cumplir con el ambiente y ordenar de forma estratégica la inversión de UTE.

Gobernanza. El sistema propuesto sería de titularidad pública, con inversión y gestión privada.

El antecedente de India Muerta sirve de guía: son 3.530 hectáreas inundadas, alcanzando 50.000 hás con el sistema de riego vinculado, con 8.000 de ellas perteneciendo al sector arrocero. Los 720 km de canales tienen 40 años de correcto funcionamiento, siendo administrados por Saman y Coopar, mientras productores beneficiados contribuyen con mantener la infraestructura con el pago de un canon por hectárea regada.

Puntapie inicial. Se comenzaría con el financiamiento de 3 cuencas: una en Soriano para agricultura, una para ganadería en el norte que podría ser en Tacuarembó y una de lechería en Florida o San José. Tendría un costo de US$ 75 millones en obras, inundando 10.000 o 15.000 hectáreas en total, con alcance para regar 35.000 hás entre las 3 cuencas.

El impacto en valor bruto de producción incremental anual sería el siguiente: US$ 13,7 millones en agricultura, US$ 16,2 millones en ganadería y US$ 42,9 en lechería. A esto hay que añadir el efecto multiplicador por encadenamientos que genera y por gastos asociados al poder de compra de los trabajadores vinculados. En total, tendría un alcance anual por riego de US$ 330 millones, agregado a las obras y la inversión en maquinaria.

Para esto, se necesitaría, entre varios aspectos, extender líneas energéticas, ampliar COMAP, facilitar trámites para la inversión, fomentar desarrollador y difundir beneficios, costos y riesgos.

Riego.
Riego.
Corporación de Maquinaria.

Rendimientos del doble en maíz y de un 50% más en soja

El productor agrícola y vicepresidente de Regadores Unidos, Daniel Rubio, participó del panel, contando la experiencia de riego en distintas chacras del país, que la entidad nuclea para procesar sus datos.

“El riego estuvo en la campaña política en todos los discursos, veremos qué se tiende a implementar y si se cambia la tasa de adopción”, indicó, agregando que este mecanismo tiene un impacto positivo en la economía, así como en el medio ambiente.

Rubio coincidió con el profesor Fipps en que hay que avanzar en la parte técnica a la hora de diseñar los sistemas y ponerle tecnología, usando la menor presión posible, por tanto la menor energía posible y haciendo así, la actividad más eficiente.

“El riego es rentable, pero hay que tener los recursos”, dijo Rubio, agregando que en el 85% de las zafras en Uruguay, hay al menos un momento de déficit hídrico durante el ciclo productivo. Esto implica menos rendimiento, menos ingreso y menos producción. La economía nacional siente cada kilo que se deja de cosechar, pero también, lógicamente, se beneficia de los incrementos de rendimiento que se puedan lograr.

“En maíz podemos presupuestar fácilmente el doble de producción”, dijo Rubio, al tiempo que “en soja es más variable por fecha de siembra, ciclo corto o largo, pero mínimamente podemos pensar en un 50%”.

A su vez, el vicepresidente de Regadores Unidos destacó la posibilidad de regar cebada o trigo en primaveras secas, sobre todo en el período de llenado de grano, así como pasturas para ganadería o lechería, obteniendo más materia seca.

“Hoy el acceso al riego está limitado a productores que puedan inundar campo o tengan recursos para una inversión de más de US$ 4.000 por hectárea, con incremento de costo en los cultivos”, expuso. Esto deja por fuera a muchos productores, sobre todo por su escala y capacidad adquisitiva. Esto colabora con pensar la figura de un desarrollador.

Para cerrar, Rubio destacó la postura de los bancos, especialmente del BROU, diciendo que “financiamiento hay, pero no es solo eso sino las demás condiciones, porque existe la necesidad de armar una estructura que haga al riego más viable en todo sentido”, remató.

Por su parte, la disertación comenzó con una exposición de Guy Fipps, profesor y extensionista de Texas A&M University.

El foco del profesor Fipps estuvo puesto en la importancia de calcular con precisión las necesidades de riego para maximizar la eficiencia y optimizar el uso del agua. En este sentido, explicó cómo la evapotranspiración es clave para determinar los requerimientos hídricos de cada cultivo dependiendo de la región, valoró la evolución tecnológica de los sistemas de riego, mencionó la importancia de la fertirrigación como una práctica que reduce el uso de fertilizantes y destacó que el futuro del agro tiene mucho que ver con optimizar el riego, especialmente con herramientas como medidores de flujo o sensores de presión.

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