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Molina: “El impacto de las últimas lluvias es inconmensurable”

Tomás Molina, productor agropecuario del centro del país, dijo que si el clima acompaña en febrero podemos tener un buen año para los cultivos de verano, y expresó que hoy los rendimientos de equilibrio están en el eje de los 2.000 kilos para una soja de primera y 1.500 kilos para una de segunda

Tomás Molina

Tomás Molina, productor agropecuario del centro del país, dijo que si el clima acompaña en febrero podemos tener un buen año para los cultivos de verano, y expresó que hoy los rendimientos de equilibrio están en el eje de los 2.000 kilos para una soja de primera y 1.500 kilos para una de segunda. Respecto de los buenos valores de la oleaginosa y la forma de vender, Molina aseguró que él va “construyendo un promedio por encima de un valor en el que considero cubro los costos”, el cual este año es de US$ 450, y expresó su preocupación por el aumento de los mismos: “una hectárea de soja de primera pasó de unos US$ 650 la zafra pasada a casi US$ 1000 en esta”

¿Cómo comienza su vínculo con el sector agropecuario y particularmente la agricultura?

Soy agricultor de nacimiento. El eslogan de nuestra empresa es “Agricultores desde 1950”, que fue cuando mi padre compró el primer tractor y empezó con la agricultura en Flores. Si bien tenemos ganadería, el fuerte de nuestra empresa o lo que nos tira más en el corazón es la agricultura.

Con tantos años en el rubro, ¿cómo ha visto la evolución de la agricultura nacional?

Hubo épocas muy duras. Tomé la empresa en 1989, y hasta 2003 o 2004 fue muy difícil, solo sobrevivir. De ahí en adelante, con la explosión de la soja y la venida de los grupos argentinos el negocio agarró una dinámica que antes no tenía. Al principio incluso había dificultades para comercializar la soja, luego hubo una revolución importante hasta 2014 y con la baja de precios las empresas argentinas se retiraron. Ahí el negocio se volvió más genuino, donde la mayoría de las empresas son uruguayas y están afianzadas incluso con vínculos con los propietarios de los campos que llevan más de una generación.

Hablando de lo productivo, ¿cómo impactaron en los cultivos estas lluvias?

En nuestra zona de Flores tuvimos un noviembre bueno, con 116 mm pero después llovieron solo 2 mm en diciembre. Los primeros 15 días de enero fueron quizás los más calurosos de la historia, y a pesar de eso los cultivos se implantaron mejor de lo que imaginábamos. Las lluvias cambian el panorama. El impacto de las últimas lluvias es inconmensurable. La agricultura tiene un efecto derrame en la economía muy importante y esto nos pone de nuevo en partido. Aún falta febrero y parte de marzo. Pienso que el partido de la soja se juega entre el 15 de enero y el 10 de marzo, y ahí el agua no puede faltar, acompañada por el sol. Hoy tenemos un panorama lindo, pero queda camino por recorrer. Para algunos cultivos de maíz temprano, florecidos a fines de diciembre, el agua ya les llegó tarde y no hay vuelta. Para las sojas y los maíces de segunda esta agua llega en muy buen tiempo, y si febrero acompaña podemos tener un buen año.

Con esta situación climática de los últimos años, ¿es mejor estrategia hacer cultivos de segunda?

No sé si es una buena estrategia, porque como en medicina no hay 2 pacientes iguales para nosotros no hay 2 años iguales. Lo que sí es verdad es que el cultivo de invierno, que durante años perdió importancia, hoy es clave para las empresas porque licuamos costos de estructuras y rentas anuales en 2 cultivos, tenemos chance de revancha y debemos sumar las excelentes últimas 3 zafras, donde el margen vino del invierno y no del verano. Personalmente, siempre sembré mucho cultivo de invierno. En nuestra empresa hoy es un 85% frente a un 15%. Es decir, hay un 85% de la superficie de verano que es de segunda porque le sigue a un cultivo de invierno.

En estos días la soja nuevamente tocó valores muy interesantes. ¿Cuál es su estrategia para vender? ¿Cubrir costos? ¿Arriesgar un poco más?

Cubrir costos siempre es importante. También es cierto que este negocio depende mucho del tiempo. Comprometer físico puede ser riesgoso: el año pasado comprometí producciones que no pude cosechar y tuve que pagar multa. A veces eso nos limita la toma de decisiones. Hay otras herramientas, los puts, las ventas a futuro y demás, pero yo considero que deben ir atado al físico siempre para que sirva. No tengo receta, lo que hago es ir construyendo un promedio por encima de un valor en el que considero que cubro los costos, el cual este año es de US$ 450. Siempre que tuve la oportunidad de vender así lo fui haciendo, en volúmenes semanales. No sé si es la mejor estrategia, pero es lo que acostumbramos a hacer.

Además estas lluvias le dan otra seguridad al productor de sacar más kilos…

Sin dudas. Las lluvias generan un optimismo que permite actuar de una forma que quizás la semana pasada no. Hoy estamos en un buen nivel de precios, pero no debemos olvidarnos de que el nivel de costos es tremendo. Estuve haciendo algunos números, y el cultivo de soja en sí, sobre todo el de primera subió cerca de un 50%. La hectárea costaba 600 o 650 dólares, y hoy cuesta cerca de 1000 dólares. El problema desde el punto de vista empresarial es que el capital de riesgo es mucho mayor, entonces frente a un año no tan bueno las posibilidades de que te vaya mal son mayores. Hoy nuestras preocupaciones pasan por los costos.

Si hablamos de físico, ¿hoy cuáles son las producciones de equilibrio?

Para una soja de primera, el equilibrio está en 2000 o 2200 kilos. Depende de la situación enfrentada en el momento de tomar el campo y las rentas logradas. Para una soja de segunda, sin tener en cuenta el margen de invierno y viendo solo el costo andamos en unos 1400 o 1500 kilos.

¿Cuál es la situación del sorgo? Cayó casi un 35% en superficie a nivel país, ¿a qué lo adjudica?

Es un cultivo que desde lo agronómico aporta mucho por el rastrojo que deja, y por eso lo seguimos haciendo. Pienso que es un mal necesario, porque como negocio hoy no es bueno. Nunca tuvo gran margen, y al ser una gramínea de verano y necesitar urea, que pasó de 300 dólares hasta tocar casi los 1000 dólares, la cuenta no te da. Pienso que el achique de área viene por ahí. El sorgo en un Excel de antemano te da negativo.

Usted produce en una zona de agricultura marginal, donde si bien los campos no son malos, no son los de la zona núcleo. ¿Cómo se comportan allí los cultivos de invierno?

Esta curva viene en aumento, si bien debemos recordar que de los últimos 10 años los últimos 3 fueron los buenos de verdad. Esto va mejorando por manejo, por inversión y con un componente genético fuerte en las variedades. Pienso que los cultivos de invierno son necesarios desde el punto de vista de la sustentabilidad ambiental, agronómica y económica. Se van a seguir haciendo, más allá de que el número hoy, a estos valores de insumos, es muy rayero. Con rendimientos promedio te diría que casi empatamos. Aún así, los empresarios estamos dispuestos a hacerlo porque aunque no deje el margen allí deja un buen escenario para el verano, donde sí lo conseguiríamos.

¿Es más fácil sacar kilos en invierno?

No. Me cubro diciendo lo que ya manifesté: no hay 2 años iguales. La recomendación que me animaría a hacer es diversificar entre invierno y verano.

¿Cómo ve la realidad de la canola?

Es un cultivo que encaja fenomenal en las rotaciones y quizás quita el lugar al girasol. Aporta desde muchos aspectos como el control de malezas y otros. Lo veo con buenos ojos, si bien no debemos deslumbrarnos con los US$ 700, porque ni el más optimista lo imaginaba. De todos modos, a valores por encima de los US$ 500 ya es atractivo, además de los beneficios que da en el sistema.

¿Cómo ve la agricultura nacional de aquí a unos años?

La vida del agricultor es un eterno desafío. En Uruguay, los productores agrícolas pienso que somos una muestra de resiliencia en años difíciles y grandes incorporadores de tecnología. Hoy manejamos la tecnología que se usa en el primer mundo e incluso quizás lo hacemos mejor, porque como no tenemos subsidios debemos hacer que no solo sea productiva, sino rentable. Se ha vuelto un negocio muy genuino, de empresarios que quieren producir y generar divisas a partir de algo real. No sé si la agricultura tiene mucho más espacio para crecer, pero junto con la ganadería van a seguir siendo un protagonista fuerte de la economía del país.

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