En las últimas semanas se conocieron los resultados de la encuesta agrícola de invierno de DIEA, que estableció algunos resultados de la campaña de verano y la intención de siembra de cultivos de invierno.
La superficie de verano de grano seco se estimó en 1.522.363 hectáreas, aumentando frente a las 1.236.958 de la campaña anterior. Unas 1.267.116 hectáreas de esa superficie correspondieron a la soja, que creció levemente frente a las 1.236.958 del año anterior.
La producción de la oleaginosa se situó en 3.167.854 toneladas, lo que marca un rendimiento promedio de 2.507 kilos por hectáreas, alcanzando así una mejora considerable frente al promedio de 641 kilos por hectáreas del verano de 2023, sensiblemente golpeado por la sequía.
Para este año además, se estima que hubo unas 30.000 hectáreas que no se pudieron cosechar, principalmente por problemas de exceso de lluvias e inundaciones.
El cultivo de soja continúa siendo fundamental en los sistemas productivos del país y la superficie sembrada año tras año así lo demuestra, consolidándolo como el cultivo con mayor área de Uruguay por bastante diferencia con el resto. Precisamente, el precio deprimido de la oleaginosa para esta campaña ha sido tema de discusión a la hora de tomar las decisiones en las rotaciones de cada establecimiento, pero si bien no hay números oficiales todavía, se espera que el área sea similar al año pasado, o quizás incluso pueda llegar a superarla.
En el caso del maíz, DIEA estimó unas 234.007 hectáreas. El rendimiento promedio se situó en 6.758 kilos por hectáreas, destacándose que el maíz de primera con riego alcanzó los 12.031 kilos por unidad de superficie.
Justamente el riego, tema que ha estado en la agenda de la última campaña política, además de ser un tópico de relevancia en muchas de las actividades vinculadas al sector en los últimos meses, exhibe su potencial y sus bondades con un rendimiento del maíz que en muchos casos puede incluso duplicar la producción que tendría si se hace sin él, o incluso algo más.
Para el maíz de primera entonces, que es el más afectado por cuestiones climáticas en su período crítico, que suele corresponder con el peor momento del verano se regaron 20.338 hectáreas.
Para completar el esquema del verano, se estima que hubo unas 17.037 hectáreas de sorgo y unas 4.203 de girasol.
Cultivos de invierno. La intención de siembra estipulada por DIEA marcó unas 663.752 hectáreas de cultivos de invierno, creciendo en unas 56.000 hás frente al 2023.
El trigo se estimó en 307.000 hectáreas, 40.000 hectáreas más que el año anterior.
La cebada por su parte concretó una intención de siembra de 238.000 hectáreas, creciendo frente a las 190.000 de la zafra anterior.
Para cerrar el panorama, DIEA establece que para colza y carinata la intención de siembra fue de 85.979 hectáreas, cayendo frente a 2023, y para la avena unas 23.729 hás.