Si hay algo de lo que se habla en estos tiempos es de producción incremental pero sustentable. Ahora como nunca antes los consumidores de los mercados más exigentes a los que Uruguay exporta sus materias primas, quieren saber de qué forma se produce. El contexto actual hace que valga mucho más el cómo que el cuánto. Dentro de las necesidades de un mundo que crece en población y goza en muchos casos de mejor calidad de vida, Uruguay tiene la desafiante tarea de abastecer parte de la demanda, con productos de calidad, produciendo más por unidad de medida, y sobre todo mostrar y contar a todo el planeta de qué forma se hacen las cosas en nuestra tierra.
A todo esto, sumemos los desafíos de la nueva era, en materia de tecnología, de manejo de información, de dar eficiencia a los procesos y demás. “Tanto desde las gremiales como desde los productores referentes, así como investigadores y otros actores del sistema, nos llegaron de forma muy clara las demandas en temas ambientales”, expresó José Bonica, presidente de INIA acerca de los principales desafíos con los cuales asumió este mandato, hace ya casi 3 años. Uruguay está implementando distintas líneas de trabajo en la producción, que difícilmente se replican en los diferentes sistemas de explotación de la región. “Esperamos que rápidamente sean mejores opciones de negocio”, añadió.
A su vez, este tipo de desafíos es un tema transversal a todos los sistemas de producción, independientemente de si esto se genera en la ganadería, agricultura, forestación, lechería u otros rubros. “La importancia de la carne en la economía uruguaya y la sensibilidad que genera en mercados le da una relevancia especial, pero es algo que se debe considerar en todos los sistemas productivos”, dijo Bonica.
Hay que implementar buenas prácticas, pero hay espacio para seguir mejorando en este camino. “En algún momento van a llegar incentivos más claros para que el productor vea que vale la pena transitar este camino”, estableció Bonica, asegurando que el mercado comenzará a premiar de forma aún superior estos hechos. “En tanto debemos trabajar alentando a que se implementen todas estas buenas prácticas en los establecimientos”, aseveró.
Bonica también aseguró que es falso el rumor de que hay una contraposición entre ser más efectivo en la producción o crecer en ella y cuidar el ambiente. “Es posible cuidar el metano, el balance de carbono y la biodiversidad sin bajar la productividad ni afectar la rentabilidad de las empresas”, señaló.
Uno de los principales desafíos pasa justamente por el balance de carbono y los gases de efecto invernadero, y este es un aspecto que en el corto plazo va a tener posibilidades comerciales extras a las que tenemos hoy, por eso vale la pena “ir prestando atención y Uruguay está liderando estos aspectos en la región”.
INNOVACIÓN
La semana anterior se realizó un curso con foco en Big Data dirigido a estudiantes de posgrado y a investigadores en áreas afines a la ciencia animal y vegetal, con fuerte base en la estadística y la computación. El mismo consistió en una introducción intensiva con técnicas de aprendizaje estadístico y de “machine learning” para analizar datos masivos provenientes de la información genómica, ambiental, con sensores, monitores y drones por ejemplo.
“Un objetivo fue presentar un nuevo paradigma de aprendizaje sobre el estado de la naturaleza ante el desafío que representan la automatización, robotización y la inteligencia artificial. Tradicionalmente, las ciencias agropecuarias avanzaron gracias a estudios más randomizados basados en un diseño experimental cuidadoso, y algo similar ha ocurrido con las ciencias biomédicas, pero la limitada escala de los experimentos, la imposibilidad de considerar todos los factores pertinentes simultáneamente, y la dificultad de replicar suficientemente a los experimentos, ha desviado el foco hacia lo que se llama “aprendizaje observacional”, comenzó explicando Daniel Gianola, reconocido académico e investigador, que tuvo la tarea de coordinar este curso dictado por INIA.
“Este último enfoque trata de extraer patrones en ganadería y agricultura a partir de datos hiper dimensionales, así como construir modelos predictivos, muchas veces a partir de muestras sesgadas y no representativas de una población dada. En ciencias biológicas, frecuentemente existe la posibilidad de calibrar las predicciones a través de validación cruzada y análisis de causalidad, lo cual permite la “generalización”. La construcción de modelos, la predicción y la causalidad fueron temas tratados en nuestro curso”, agregó.
Los docentes invitados fueron los profesores Guilherme Rosa y Joao Dorea de la Universidad de Wisconsin-Madison, EEUU. “En mi opinión, el curso fue excelente, no solamente por la calidad docente sino por los materiales que se presentaron, incluyendo ejercicios en el lenguaje de programación Python. Los ejemplos incluyeron vacunos, cerdos, aves y plantas. El Instituto Pasteur fue un anfitrión magnifico y las salas funcionaron estupendamente”, expresó Gianola.
Este curso fue propuesto a INIA en noviembre de 2022 y la idea fue recibida con entusiasmo.
ÚNICO
Este curso es único en el mundo, y se ha dictado dos veces en la Universidad de Padova en Italia y ahora en Uruguay. Próximamente se ofrecerá en Valencia, nuevamente en Italia y posteriormente es posible que se realice en China.
“La respuesta a nuestro curso fue excepcional. Teníamos capacidad de atender correctamente a un máximo de 72 participantes, con prácticos en dos turnos, dado el número de computadoras de la sala de informática. En Enero 2023 tuvimos que cerrar la inscripción porque ya se habían anotado casi 90 personas. Imitando al “overbooking” de las aerolíneas, admitimos a 80 personas, donde además cada aspirante tenía que enviar un párrafo justificativo del interés”, expresó Gianola.
Aproximadamente 70 estudiantes asistieron el primer día de los cuales unos 60 completaron del curso, con un 50% provenientes de otros países. Entre los admitidos, hubo personas que llegaron a Uruguay a formarse desde Alemania, Argentina, Austria, Brasil, Chile, Estados Unidos, Etiopia, India, Italia, Kenia, Nigeria, Pakistán, Reino Unido, Uganda y Uruguay. Después de los estudiantes locales, Brasil fue el país con mayor representación.
“Las cifras anteriores sugieren que tal vez sea razonable considerar repetir este curso en Uruguay en un futuro. Creo firmemente que el evento corroboró que, si se sale “a la cancha” ofreciendo calidad, la consecuencia es beneficiosa, y que no hay razón que justifique estar casi siempre “corriendo detrás”. El impacto de este curso en la calidad de nuestro sistema de generación de conocimientos se medirá de aquí a unos años; sería prematuro estimarlo ahora”, expresó Gianola acerca de la posibilidad de replicar actividades de este estilo en un futuro próximo en el país.
APOYO
Para la realización de esta actividad se contactó a más de 40 organizaciones nacionales, del extranjero y multinacionales. Hubo 17 respuestas positivas, entre las que se destacan Angus Uruguay, ARU, Familia Deicas, Hereford Uruguay, INAC, INALE, Instituto Pasteur, Sociedad de Criadores de Brangus y Sociedad de Criadores de Holando. Se contó también con el apoyo de multinacionales como Aviagen, Cobb, KWS, Neogen y Zoetis.
“En lo referente a mi foco personal, dediqué más de cuatro décadas de mi vida a la docencia de posgrado, con énfasis en genética cuantitativa aplicada a la ganadería, y si bien mi labor como docente ha casi terminado no lo hace mi rol como científico, que continuaré mientras esté en condiciones de hacerlo”, expresó Daniel Gianola, eminencia en estos temas. “Mi relación con el INIA es de corto plazo, pero ya estamos desarrollando a nivel teórico una metodología completamente novedosa. Si nuestras ideas funcionan, este método permitiría tener evaluaciones genéticas para todos los individuos de una población. Se incluiría a animales carentes de información genealógica, pero con datos genómicos, así como a individuos con información parcial, sea genealógica o genómica; ¡también a aquellos sin registros de producción alguno! El desafío fue planteado por Olga Ravagnolo, y creo que ya tenemos una solución teórica a la vista. Lo primero que deberíamos hacer es escribir un artículo científico que, ojalá, sobreviva al duro proceso de arbitraje de las revistas científicas de primer nivel”, cerró Gianola, con esperanzas en lo que vendrá.
“El desafío más importante es anticiparse y evitar la pérdida de tiempo, generar una “cultura de innovación” y fortalecer las interconexiones existentes con países avanzados científicamente. Uruguay ha demorado mucho en hacer cosas “cantadas”, pero seguimos avanzando”, expresó el Dr. Daniel Gianola, reconocido investigador y académico que coordinó el curso realizado en nuestro país.