
El escenario internacional muestra un panorama ajustado para los granos y la rentabilidad de los agricultores. Hay abundancia de oferta en muchos sitios del mundo y un buen panorama de cosecha tanto en Sudamérica como en Estados Unidos, lo cual también es un factor bajista.
En países como Uruguay, donde los altos costos siempre llevan al límite a los productores, la manera de defenderse de estas amenazas es con eficiencia, productividad y calidad en el campo.
El trigo es un cultivo histórico en nuestro país, sembrándose desde hace más de 100 años en nuestro territorio. Este dato no es menor, ya que más allá del paquete tecnológico o de la foto actual de precios, los productores conocen el desarrollo del cereal y se defienden con gestión, manejo y muchos kilos en las chacras.
Por varias razones el trigo volvió a ser el principal cultivo de invierno en superficie de Uruguay. Hace un par de meses, URUPOV estimaba unas 315.000 hectáreas en los diferentes puntos del país. Hace unas semanas nada más, la encuesta agrícola de DIEA establecía una intención de siembra cercana a las 305.000 hectáreas. En cualquiera de los casos, es una superficie menor a la registrada en 2024, pero continúa siendo el principal cultivo de invierno en área.
De todos modos, no es extraño pensar que finalmente el trigo tenga entre 330.000 y 340.000 hectáreas, ya que el clima condicionó las ventanas de siembra de colza, camelina y carinata y muchos productores terminaron decidiendo al final, cambiar algunas chacras que iban a oleaginosa de invierno por el trigo.
Expectativas para el negocio
El precio de la tonelada de trigo en la última semana cerró oscilando en el eje de los US$ 196. Esto marca precios bajos, los cuales cuando se suman al esquema de costos que tiene nuestro país, establece rendimientos de equilibrio que, según afirmaron distintos productores, se acercan a los 4.500 kilos por hectárea.
Esto son rendimientos de equilibrio altos en función del promedio que se ha obtenido en el país en los últimos años, pero se habla de todos modos de un cultivo que tiene un paquete tecnológico consolidado, es muy conocido por los agricultores y tiene muy buenas condiciones de manejo.
Al cierre del mes de agosto las chacras de invierno vienen con algo de atraso por las complicaciones por lluvias y heladas en fechas de siembra y avance, pero de todos modos muestran buen potencial y desarrollo, habiendo podido hacerse los trabajos en tiempo y forma.
Con este escudo de muchos kilos por hectárea y apostando a la calidad, los productores de trigo buscarán defenderse del panorama de precios bajos.
Panorama para la colza y la cebada
El escenario para los demás cultivos de invierno es similar. En las brassicas, que registraron un crecimiento interesante en esta campaña, el optimismo es aún mayor porque muestra un mejor escenario de precios que en trigo y cebada.
La cebada además, es el cultivo que más inconvenientes ha mostrado en esta zafra en función del clima.