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Adriana Zumarán: “No es viable pensar en producción granjera sin riego”

La secretaria general de la UAM dijo que "existen dos limitantes a la hora de la incorporación del riego: contar con fuente de agua suficiente y el acceso a créditos a largo plazo”

Adriana Zumarán

El riego es un elemento fundamental para la producción granjera, no solo porque le da mayor potencial de rendimiento a los diferentes rubros obteniendo más kilos por hectárea, sino porque define el tamaño de frutas y hortalizas, factor clave en la calidad y por lo tanto en el precio recibido por el productor.

“Debemos diferenciar en el sector granjero la producción de frutas que provienen de árboles con un ciclo de vida de al menos 20 años y una cosecha por año, de la producción de hortalizas, que son plantas anuales con ciclos que van desde algunas semanas hasta varios meses según de que cultivo se trate”, dijo Adriana Zumarán, productora y secretaria general de la Unidad Agroalimentaria de Montevideo.

“En el caso de los frutales, además de la cantidad y calidad de la cosecha, el riego es fundamental para definir los años que transcurren desde la plantación del monte frutal a la primera cosecha precocidad, lo cual determina el comienzo de la amortización de la inversión realizada, entre otros factores”, indicó.

También se debe diferenciar en la producción granjera los cultivos a campo, es decir a “cielo abierto”, de los cultivos protegidos (invernáculos, túneles, etc). En los primeros los riegos son complementarios, es decir, se aplica riego cuando no hay agua disponible suficiente de la lluvia en el suelo, mientras que en los cultivos protegidos el riego debe atender las necesidades totales del agua demandada por los cultivos para todo su ciclo de crecimiento.

Indispensable. “No es viable hoy plantearse una producción granjera sostenible sin riego. Si bien los riegos en los cultivos a cielo abierto siempre son complementarios, la variabilidad que hoy más que nunca presenta nuestro clima da un contexto de gran incertidumbre y esto hace que no tenga sentido, dada la alta inversión por hectárea que el productor granjero realiza, no asegurar el suministro de agua en las etapas críticas de cada cultivo”, estableció Zumarán.

Por su parte, la viabilidad y rentabilidad de la producción granjera pasa por numerosos y complejos aspectos pero que exigen siempre una alta productividad de buena calidad. Ninguna de estas dos condiciones serían posibles sin la incorporación del riego.

Requerimientos. El sector granjero en general hace varias décadas que viene incorporando el riego como parte de su inversión, algo que no ha sido sencillo implementar.

Sin embargo, Zumarán consideró que existen dos limitantes claras en el sector para la incorporación del riego: contar con fuente de agua suficiente y el acceso a créditos a largo plazo y accesibles, sobre todo para los productores más pequeños que no tienen la capacidad de realizar la inversión, que son la mayoría en nuestro sector. Al igual que sucede con otros rubros: disponibilidad y financiación son los principales ítems a tener en cuenta al adquirir un sistema de riego.

“Existen importantes zonas de producción granjera que no tienen agua subterránea suficiente ni posibilidad de embalsar agua de escurrimiento ya que se trabaja con pequeñas superficies. En este sentido es fundamental desarrollar proyectos de fuentes de agua multiprediales que resuelvan esta situación para que se viabilice la permanencia de la actividad en varias zonas granjeras”, finalizó afirmando Adriana Zumarán.

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