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Santiago Onandi, presidente de la Unión de Consignatarios y Rematadores de Lana: “Uruguay no produce lana en cantidad, sino que en calidad”

Es licenciado en Gestión Agropecuaria, integrante del departamento lanero de Zambrano & Cía desde el año 2016, y está al frente de la Unión de Consignatarios y Rematadores de Lana del Uruguay. Al cierre de una nueva zafra lanera, la evaluó como positiva, teniendo en cuenta el contexto actual que tiene este negocio, destacando que fue un período donde muchos productores, principalmente de lana media y gruesa pudieron colocar su producción, luego de estar varias zafras guardada en un galpón. A su vez, para la zafra 2025/2026 se mostró optimista, augurando que el IME se mantenga cercano a los US$ 8,00

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Foto: Zambrano & Cía

—¿Qué balance hace de la zafra lanera 2024/2025?

La zafra lanera cerró con una cotización de US$ 7,85 por kilogramo en base limpia, y creo que lo más destacado de la zafra fue el gran porcentaje de venta que hubo donde, al igual que en la anterior, se ubicó por encima del 90% de la oferta, lo cual es muy bueno. En particular, en esta zafra se absorbió gran parte del stock de lanas de 27 y 28 micras que había, ahí la demanda fue muy fuerte aunque los valores en general ajustaron algunos centavos a la baja. El promedio de la zafra va a estar en el eje de US$ 7,60 y US$ 7,65, muy similar a la del año pasado, con la salvedad, de que esta fue muy estable y pareja, con mayor demanda en lanas de 20,5 micras a más finas, y de 27 micras a más gruesas. Se pudo salir de un gran stock de lana que había, que tenía preocupados a los productores, consignatarios y exportadores.

—Puntualmente en lanas finas, ¿cómo estuvo el mercado?

Ya hace varios años que las lanas finas vienen siendo las principales que se venden. Y frente al contexto de pandemia, la guerra Rusia-Ucrania y el conflicto en Medio Oriente, las lanas finas siempre fueron las que tiraron del carro, siendo las primeras en venderse. Los valores en la actualidad siguen aceptables. Por ejemplo, las de 20,5 micras se comercializan en el eje de US$ 4,50, siempre hablando de grifa verde y con alguna certificación, y a medida de que son más finas, los valores aumentan.

—¿En lo más fino que precios se obtuvieron?

Lanas entre 17 y 17,5 micras, cotizaron entre US$ 6,90 y US$ 7,00, dependiendo de la certificación. En este tipo de lana el productor ya sabe que no hay lana sin acondicionar, con datos objetivos y además siempre cuenta con alguna certificación, que es algo muy buscado, en esta finura el productor tiene la expectativa de que la lana se valorice y pueda llegar a valores más altos, quizás como en 2019 o 2020; se apuesta a esto, teniendo la posibilidad de acopiar una o dos zafras. Las lanas de 22,5, 23 y 24 micras han quedado un poco rezagadas, al productor le ha costado tomado la decisión de vender si bien la demanda está. Las de 24 micras cotizaron entre US$ 1,50 y US$ 1,60; las de 23 micras entre US$ 2,00 y US$ 2,20, pero acá al productor le cuesta vender, y creo que es donde está el mayor stock lanero en poder de los productores.

—¿Qué precios se manejaron para las lanas gruesas?

En el inicio de la zafra, por una lana de 28 micras grifa verde se comercializaba entre US$ 0,70 y US$ 0,80, y hoy ya podemos hablar de US$ 1,00 o incluso algo por encima en lanas más finas. Esto impulsó a que internamente el productor pudiera salir del stock, a valores que siguen siendo bajos, pero superiores a zafras anteriores.

—Esto habla de que el productor de lana gruesa se conscientizó sobre los valores para esa lana…

Creo que el productor estaba esperando una mejora en los valores, llegar o superar la barrera psicológica del dólar, y aunque el aumento que hubo no fue mucho, por encima de esa referencia el productor ve el negocio de otra manera, e incluso vuelve a apostar al acondicionamiento, teniendo en cuenta que por los bajos valores y el costo de la esquila se había dejado de hacer en algunos casos.

—El productor de lana media y gruesa, ¿se mantiene?, ¿decide afinar más?, ¿busca enfocarse en la producción de carne ovina? 

En general, hablando de razas doble propósito, aunque en Uruguay la mayoría de las razas lo son, porque producen carne y lana, y en algunos casos hasta leche. Creo que las razas carniceras se han perfeccionado mucho y han crecido, y si hablamos de razas como Merino, Corriedale, Merilín e Ideal, han apostado a un afinamiento de la lana porque el mercado así lo pide, pero sin descuidar ciertas características de la raza que se han adaptado muy bien al país. No todos los establecimientos admiten razas de lana fina, eso se da más bien al norte del río Negro, y hacia el sur, razas que se han adaptado bien, las sociedades de criadores han hecho que se vendan reproductores con la misma rusticidad, apostando a una lana más fina, sin perder peso corporal ni kilos de carne.

—Las distintas situaciones internacionales que hay actualmente, ¿pueden dejar algún impacto? Por ejemplo, la guerra comercial de 2019 lo tuvo.

En 2019, la guerra comercial entre China y Estados Unidos desplomó un mercado que estaba a valores históricamente altos, y la baja terminó de confirmarse luego con la pandemia. En esta ocasión, tanto el conflicto de Medio Oriente, como la guerra comercial encontraron a un mercado que venía firme, no se vio tan afectado en esta oportunidad, porque el propio mercado entendía que ya no había lugar para más bajas, marcó un piso y esperemos que a partir de ahora empiece a repuntar.

—¿El mercado chino cómo se encuentra?

Sigue a lo que es el resto del mercado internacional, si bien gran parte de la lana de Uruguay se exportan a China, hay que destacar que hubo un muy buen trabajo por parte de las autoridades y los actores del sector, en poder promocionar las lanas y conseguir una mayor demanda, aunque el precio final lo marca el mercado y la referencia que tenemos es Australia. Ahora hay que ver cómo reacciona China frente a un contexto de menor oferta, donde deberían de mejorar los valores, debido a la buena demanda que hay.

—¿Qué papel juegan las certificaciones?

Lo principal que tenemos que decir acá, es que Uruguay no produce cantidad, sino que calidad, cuando hablamos de carne, producimos carne de calidad, y lo mismo pasa en la lana, y siempre atendiendo lo que demanda el mercado internacional: cuando pedía lana acondicionada, el productor uruguayo acondicionó con grifa celeste y verde; cuando pidió certificaciones, el productor uruguayo certificó su lana, donde la principal es la RWS que hace mucho hincapié en el bienestar animal y en la parte social de los establecimientos, después vinieron otras certificaciones como la Orgánica y la Regenerativa. A través de estas certificaciones el productor apuesta a mejorar el valor de su lana y, a su vez, poder llegar a mercados más exigentes, que por lo tanto pagan más.

—¿Cómo observa la zafra 2025/2026?

Esta semana, en Australia, el Indicador del Mercados del Este arrancó cotizando en US$ 7,95 por kilo base limpia, arrimándose a los US$ 8,00, que esperemos que esto sea así a lo largo de la zafra, y es esperable por varios motivos: baja inflación en los principales países consumidores de lana de Europa, menor stock lanero a nivel local y también a nivel internacional, en países como Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica, y baja en la tasa de intereses en los eslabones más avanzados de la cadena en el exterior, como el topista o el hilandero.

—¿Va a ser una zafra en la que Uruguay tendrá un menor stock lanero debido a la salida que ya hubo?

Creo que sí, se ha exportado mucha lana, y si bien queda algo aún, es de productores que tienen otra expectativa de valores, pero a fuerza de demanda la mayoría se ha vendido, y se descongestionó el stock.

—¿Cómo han comenzado las esquilas preparto?

Iniciaron en la mayoría del país, se viene desarrollando con normalidad, al principio hubo complicaciones por el clima, pero ahora ya no. Algo importante a tener en cuenta, es que la zafra pasada fue de lanas más finas, pero con una calidad bastante comprometida en algunos lotes, debido al exceso de lluvias que hubo. Para esta zafra se espera mejorar en ese aspecto. De esta zafra ya se ha comercializado algún lote de esta zafra, pero el fuerte va a arrancar acá principio de julio y se culminará por septiembre con la esquila de los borregos y capones.

—¿Es probable que se coseche un menor volumen debido a un menor stock?

Sí, es muy probable que haya una disminución en el volumen cosechado, porque es de esperar que haya un descenso en el stock de ovinos, es algo que lo vemos con nuestros clientes, que han achicado sus majadas, son muy pocos los que han aumentado sus majadas. Los buenos precios del vacuno también juegan su papel en este sentido.

—Uruguay también importa lana, ¿ese negocio cómo se encuentra?
Históricamente exportó casi el doble de la lana que producía, tenemos una industria muy grande con mucha capacidad, aunque ahora se ha achicado un poco, y para esto se necesita que ingrese lana, en esta zafra en particular entra mucha lana de Brasil, Chile, Perú, algo de Argentina y en menor medida de otros mercados.

—¿Cuál es el fin que  se tiene al importar lana en un país productor como Uruguay?

Lo que hace la lana importada es complementarse con las lanas uruguayas, para que los exportadores puedan atender los pedidos del exterior. Por ejemplo, el color de las lanas chilenas no lo logramos en Uruguay por una cuestión climática y ambiental, entonces es muy importante que ingrese esa lana, lo mismo pasa con las lanas peruanas, que son de menor calidad pero más finas que las de acá. La importación es necesaria, y así lo ha estado mostrando el mercado durante muchos años.

 
—Teniendo en cuenta que el ingreso de lana importada es algo estratégico para los exportadores, no tiene impacto en la lana producida en nuestro país...

Claro, como te mencionaba, se exporta más de la lanas que se produce. Está bien que el productor tenga otras expectativas, pero los precios los marca el mercado internacional. En algún momento se generó un falso rumor de que porque entraban lanas de la región, la uruguayas no se vendían, pero las lanas uruguayas sí tenían su demanda, el tema es que los productores pretendían un valor y el mercado tenía otro. Darle facilidades al exportador para que cumpla con los pedidos y así poder exportar es muy importante, sería muy malo que el exportador tenga un pedido y no lo pueda cumplir por no poder importar lana.

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