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ARU: “El agro no es el problema; pero si lo dejan, es parte de la solución”

Expo Prado; según Pablo Zerbino: “antes de redistribuirla, a la riqueza hay que generarla...”

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Postura. “Algún día lograremos que se entienda que para crecer no se pueden agregar costos”. Foto: Ariel Colmegna.

Fue un discurso proyectando el futuro pero cargado de historia. Con entusiasmo y grandes fortalezas a favor de la producción agropecuaria y del país. Reflejó la unión de todos los sectores, al igual que en la época de la Revolución de las Lanzas en 1870, con el interés común de impulsar la economía.

“Este es un año especial para mi. Hace 51 años quien estaba en este acto, parado en este lugar y frente a este micrófono como presidente de la Asociación Rural del Uruguay era mi padre, José Víctor Zerbino Cavajani”, recordó el Dr. Pablo Zerbino Vanrell en sus primeras palabras frente a las autoridades y público presente.

Siempre con una visión hacia lo que vendrá, Zerbino planteó las necesidades y oportunidades del agro para ser una pieza clave en la producción de alimentos en el mundo. Detalló la problemática del sector, invitó al país a hacer una profunda reflexión y a los gobernantes a actuar en función del interés nacional y no por un legado partidista. Bajo un sinfín de aplausos, el gremialista demandó “competitividad, competitividad y más competitividad”.

Zerbino dijo que en Uruguay “tenemos una larga historia de problemas de competitividad”, explicando que el campo y sus actividades conexas resultan “el 35% del Producto Bruto Interno, casi el 80% de las exportaciones de bienes”. Todo esto genera más de 245.000 puestos de trabajos, que catalogó todavía “insuficientes”.

“Algún día vamos a lograr que el pueblo entienda que crecer económicamente es la única forma de progresar y para ello las exportaciones deben ser competitivas. Y para ser competitivas no se le pueden agregar costos”, subrayó el presidente de la Asociación Rural del Uruguay.

Futuro. En base en un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) denominado “Cómo alimentar al mundo en 2050”, el Dr. Pablo Zerbino Vanrell aseguró que la seguridad alimentaria “no será alcanzada sin políticas que apoyen a los agricultores de los países en desarrollo y los animen a aumentar sus inversiones”.

El informe detalla que para el año 2050 la población mundial será de 9.100 millones de personas, un 30% superior a la actual y prácticamente la totalidad del incremento será en los países de desarrollo. Según dice, la urbanización seguirá aumentando a un ritmo acelerado, pasando del 49 al 70% de la población global.

El presidente de ARU contó que la producción de alimentos deberá aumentar un 70%; la producción de cereales tendrá que ser de 1.000 millones de toneladas más y la de carne de 200 millones de toneladas más. Y frente a todos estos retos, suma que en 2050 el mundo distará mucho en haber resuelto el problema de la penuria económica y malnutrición de gran parte de la población.

Zerbino aseguró que mientras “los gobiernos ignoran estos hechos y continúan discriminando a su población rural en las políticas e inversiones públicas”, posiblemente siga existiendo el riesgo de que la “sobrenutrición se mantenga e incluso aumente aunque la producción sea suficiente”.

Luchar contra el hambre requiere de “medidas prudentes” y “efectivas” que “incluyan a la asistencia alimentaria, la salud, la educación y la capacitación con especial énfasis en la población más vulnerable”, dijo el ruralista.

Por todas esta razones, el ruralista dijo que “debemos avanzar hacia un comercio mundial que sea justo y competitivo, que contribuya a conseguir un mercado fiable para los alimentos”. Haciendo hincapié en la estabilidad política, la buena gobernanza, un crecimiento económico fuerte, principalmente en la agricultura y estrategias relativas a la seguridad de alimentos e integración en los mercados mundiales; explicó que un número considerable de países en desarrollo han tenido éxito a la hora de mejorar la seguridad alimentaria”.

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Políticas económicas. “Vemos con preocupación lo poco que se han atendido los planteos y reclamos del sector rural sobre las políticas económicas”, reclamó el Dr. Pablo Zerbino Vanrell. Esta ignorancia sectorial es la “principal causa” de la pérdida de competitividad del país y del agro en particular, expresó.

No dudó en afirmar que el agro está, desde la caída generalizada de los precios internacionales en el año 2015, en un periodo de “fragilidad” que ante cualquier hecho adverso podría significar “un golpe mortal” para muchos productores. “Muchas empresas están quedando por el camino, sobre todo las de menores recursos”, dijo con firmeza.

Además, la falta de políticas a favor de promover la producción y mejoras en momentos de profundidad económica, han provocado una “caída” en los niveles de inversión en “innovación y desarrollo”.

Según datos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), en los últimos cinco años han desaparecido 502 tambos y la producción de leche cayó en un 10% desde los máximos de 2013. El endeudamiento de este sector supera los US$ 500 millones (entre productores e industrias), que equivale a todo el rodeo lechero del país.

Zerbino reiteró que toda esta problemática deriva de una “creciente pérdida de competitividad” y “altos costos de producción”, situación que tradicionalmente culmina, al igual que en los años 1982 y 2002, en una crisis que incrementa la pobreza.

Entre los elementos que impiden el desarrollo del país, el presidente de la Asociación Rural del Uruguay destacó el retroceso de la inserción internacional, un Mercosur con atenciones políticas y no de mercados, atraso cambiario, costos energéticos altos, cargas tributarias y elevadas regulaciones laborales vigentes.

En cuanto al acceso a los mercados internacionales, “Uruguay no sólo no avanza sino que está retrocediendo”, explicó Zerbino. Esto se debe a que los demás países y bloques están “muy activos” implementando sus estrategias comerciales. Dijo que el mundo está viviendo un “claro reacomodo” del que Uruguay “participa poco y nada”, como la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea y las políticas proteccionistas de Donald Trump en Estados Unidos, por ejemplo.

Remarcó las dificultades del gobierno para lograr “acuerdos parlamentarios” e “integrarnos al mundo” en la forma que un país pequeño y necesariamente exportador “debería procurar”. Zerbino explicó que “reiteradamente hemos dejado pasar oportunidades de concretar tratados extra región” que en un mediano plazo “nos brinden rebajas en los aranceles externos”, similares a los beneficios que “disfrutan o están próximos a concretar nuestros competidores”.

La desventaja en el acceso a los mercados, sumado el “constante incremento de los costos internos”, “seguirá apretando nuestros márgenes operativos” como también las “oportunidades de negociar con el mundo”, comunicó el Dr. Pablo Zerbino Vanrell, ante cuantiosos aplausos de los presentes.

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Caro en dólares. Desde hace mucho tiempo la Asociación Rural del Uruguay ha mostrado su malestar por la baja valorización del dólar americano en Uruguay. Zerbino explicó que recientes estudios académicos concluyen que el “tipo de cambio real” está desviado del valor de sus “fundamentos” en al menos un 25%.

Asimismo, dijo que el “crecimiento del gasto público en relación al PBI” y la “necesidad de financiamiento” por intermedio de subas en las tarifas públicas, “provocó una suba en los precios del sector no transable con la consiguiente presión sobre la inflación  y las cadenas productivas”.

Zerbino aseguró que el gobierno ha utilizado el tipo de cambio como “ancla” para controlar la inflación en forma activa o pasiva retroalimentando el proceso de apreciación de la moneda y el aumento de los costos en dólares del país. En la misma línea, los precios de los principales rubros de exportación “parecen haberse estabilizado en niveles 25% por debajo de los registros del periodo 2010 y 2015”. Todos estos aspectos que “varían la evolución de los bienes transables frente a los no transables, “nos lleva a una dinámica no sostenible”, explicó el gremialista.

Remarcando en varias ocasiones que “Uruguay está caro en dólares”, sostuvo que el creciente aumento del gasto público en relación al producto en los últimos años ha provocado que se “profundice” la presión fiscal a todo nivel. Zerbino contó que el agro ha sufrido el aumento de los “impuestos ciegos e indirectos”, que “no acompañan el valor bruto de la producción” y “se aleja de los principios generales de la Reforma Tributaria del año 2017”.

Entiende que los gravámenes a la tierra “no reflejan la realidad económica del sector en distintos momentos”. Algunos cambios en la última ley de presupuesto acentuó la Contribución Inmobiliaria Rural, que “elevaron los impuestos sobre la tierra a cerca del 63% del total de los impuestos pagados por el sector”. Por tanto, el “combo negativo” que incluye el aumento tributario más los elevados costos de producción en dólares, “condiciona la viabilidad de nuestra actividad productiva que cuenta con altos niveles de endeudamiento”, dijo contundente Zerbino.

También afirmó que el Impuesto al Patrimonio “no debería de existir”, dado que “su base imponible la grava el Impuesto a la Renta, por un lado, y la Contribución inmobiliaria, por el otro”. Y pese a la presión tributaria, el déficit fiscal “sigue estando en niveles de 3,5% del PBI” y, de todas maneras, “vemos muy comprometida la posibilidad de que el Poder Ejecutivo logre bajarlo a 2,5% al término del período de gobierno”.

El presidente de la Asociación Rural de Uruguay concluyó que “Uruguay debería preocuparse más en mejorar la eficiencia del gasto público que en introducir cambios tributarios”, teniendo en cuenta que el “costo del Estado es muy alto para el nivel de servicios que brinda: educación, salud y seguridad”, pronunció. De acuerdo a esto, “incentivar la competencia privada, donde la participación del estado no es esencial, favorecería la eficiencia del gasto público”.

Como ejemplo, dijo que el precio del combustible y la energía eléctrica, considerados básicos para las actividades productivas, “no pueden ser utilizados para fines recaudatorios  y no deben alejarse del costo efectivo de producción o importación”.

Pese a apoyar las políticas que prometen mejoras del “sistema productivo”, “herramienta fundamental para estar actualizados y competitivos con el mundo”, no compartió destinar recursos sin compromisos previos de resultados. “Los recursos adicionales a la enseñanza deben ser acompañados por metas de realizaciones concretas en el mediano plazo”, aseveró en su discurso el Dr. Pablo Zerbino Vanrell.

Sectores. En el transcurso de la última década el sector agropecuario experimentó un crecimiento “como pocas veces antes en la historia de nuestro país”. El 85% de las exportaciones de bienes son agroindustriales siendo a su vez el sector con “mayores encadenamientos en la economía y por tanto el más dinamizador”, desarrolló el presidente de ARU.

Explicó que todos esos cambios fueron a causa de la fuerte demanda de alimentos generada en el mundo en general y particularmente desde China, Rusia e India. “Se rompieron paradigmas proteccionistas del viejo mundo, lo cual acompañado por una situación política que blindó las capacidades exportadoras de la competencia en la región, benefició la economía de nuestros país”, indicó.

Zerbino afirmó que los productores “supimos capitalizar” el aumento generalizado en los precios de los productos agropecuarios, generando saldos exportables de alto valor. Tal como lo dijo José Víctor Zerbino Cavajani, su padre, hace 51 años desde el mismo palco, “la diferencia entre prosperidad y pobreza estriba en el saldo favorable o no entre producción y consumo”.

La bonanza de precios “benefició al país en su conjunto” y “se comprobó una vez más que cuando al campo le va bien le va bien al país”. Sin embargo, el gobierno distribuyó la riqueza a través de “programas sociales”, que fue oportuno pero “aumentó fuertemente el tamaño del Estado”. Zerbino aseveró que ahora “la bonanza se acabó y deshacer esas políticas resulta muy difícil”.

Pasada esa “época buena”, los precios internacionales cayeron en todos los rubros y “quedamos con los altos costos de producción”, “muy altos”, siendo aquellos los que explican los “magros márgenes brutos que hoy tenemos en las diferentes actividades agropecuarias”.

Sumando todas esas cargas productivas, el ruralista detalló que la producción de soja de la última zafra registró un máximo histórico de 3,5 millones de toneladas, “provocando impactos positivos” para la economía del país. Los productores de arroz, con su alta productividad, “están partiendo a la región en procura de la rentabilidad que permita la viabilidad de sus empresas”.

La ganadería de carne vacuna muestra “señales de constante crecimiento”, superando la existencia de las 12 millones de cabezas y una faena que ha sido la más alta de los últimos seis años. Zerbino describió que también “creció la exportación de ganado en pie, impulsada por el libre comercio”. Esto último, “mantiene la estabilidad del mercado de hacienda interno y fundamentalmente el precio del ternero, esencial en los ingresos del criador”, sumó.

Con todas las barreras que “nos suman” y la “realidad productiva”, “somos los primeros de la clase a la hora de hacer los deberes pero los últimos al recibir las notas”. El presidente de ARU dijo que “por el camino que vamos el Uruguay sigue complicado”, ante eso, “el sector agropecuario no es el problema pero si lo dejan puede ser gran parte de la solución”, pronunció.

Dijo que el gobierno debe trabajar más sobre la pobreza y no tanto sobre la distribución. “La riqueza antes de repartirla hay que generarla”. Y aseveró que se genera con el trabajo de las empresas privadas quienes son las que generan recursos genuinos, con las empresas estatales al servicio del sector productivo y no viceversa.

Consideró que la pobreza se combate con educación, “una educación eficiente con los recursos necesarios para revertir los magros resultados que hoy vemos”. Además la pobreza se combate con trabajo. “El trabajo que eleva la autoestima y recupera los valores éticos y morales que se han ido perdiendo paulatinamente, llevando a una creciente inseguridad en toda la población”.

Misión. El Dr. Pablo Zerbino Vanrell aconsejó a todos los uruguayos a hacer una “profunda reflexión” para decidir “qué tipo de país queremos para nosotros y los que vienen”. Aceptó que a “nuestra generación se nos va el tiempo”, pero “nos debemos una autocrítica para definir si queremos un país productivo, inteligentemente integrado al mundo, aportando nuestra producción y recibiendo lo que nos falta para potenciar nuestras capacidades”.

Entre tantas palabras, un reiterado “que” fue el cierre del discurso: que los gobernantes actúen en función del interés nacional y no partidario; que productores e industrias encuentren puntos en común para generar confianza y potenciar el desarrollo de la actividad agroindustrial; que la libre exportación de ganado en pie continúe siendo un elemento de valor para ofrecer al mundo un producto con alto índice de innovación y desarrollo incorporado antes del nacimiento del animal.

Y siguió…que los sindicatos al defender los intereses de sus asociados no infieran en los derechos a la propiedad privada de los empresarios ni con el derecho de los asalariados; que los empresarios apliquen la innovación y el desarrollo necesario para servir mejor a una creciente demanda mundial de alimentos; y que los niños de la escuela reciban información objetiva sobre el sector agropecuario y su función de alimentar a la sociedad, generando además los saldos exportables que proveen los recursos para bienestar de toda la población.

Por último Zerbino felicitó a los expositores, por “haber logrado los primeros premios y presentar la mejor genética del país”; a los jurados, por “contribuir con su saber”; a los representantes de la Federación de Asociaciones Agropecuarias del Mercosur, por su “presencia en el año que cumplimos los 20 años”; a los delegados de las gremiales por “el compromiso de seguir trabajando juntos”; y “a mi familia y en su nombre a toda la familia rural por el permanente apoyo ante el desafío de presidir esta histórica Asociación de productores”.

“La misión de la Asociación Rural del Uruguay no tiene un destino, es un camino, un camino sin fin del cual ya hemos recorridos... 146 años. ¡Viva nuestra Asociación Rural y Viva la Patria!

Pablo Mestre
Pablo Mestre

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