En la presente campaña de invierno, la implantación de los cultivos trajo múltiples desafíos, causado por los atrasos generados en la cosecha de verano a raíz de las precipitaciones que fueron casi constantes por momentos, luego de atravesar esos desafíos y lograr la implantación, actualmente los cultivos “están bien, no son excepcionales, pero veo cultivos buenos, que tuvieron un clima bastante benevolente, con bastante frío, el nivel de lluvia adecuado y no el exceso que se da muchas veces, además a nivel sanitario están bien”, comenzó expresando Federico Baccino, asesor agrícola y ganadero.

“Los cultivos están buenos y con buen potencial, pero los veo un poquito bajos de biomasa, y para un buen llenado necesitamos una biomasa importante. Si se mantienen las temperaturas frías como venían hasta ahora, uno tiene esperanza de que los rendimientos sean buenos”, explicó.

La situación de las referencia de precios para los cultivos, genera que los rendimientos de equilibrio estén muy altos, “estamos todos atentos a que en algún momento haya alguna mejora en los precios, y tratar de captarla, como ya la hubo en el momento de la siembra, y se fijaron posiciones”, señaló el asesor.

Por los desafíos descritos en el inicio, la colza aparece como el cultivo que mayores dificultades ha tenido, por tener una fecha óptima de siembra más temprano en el tiempo, actualmente “cuesta ver colzas lindas, es una pena, porque es un cultivo de que desde el punto de vista agronómico hace un aporte brutal a la rotación, que se ve inmediatamente después en la soja. Hoy hay menos colza que otros años, y no vemos cultivos buenos”.

Con uno de los precios más bajos en el histórico para la soja, la próxima campaña de implantación de cultivos de verano se presenta “con un panorama desafiante, son pocas las veces que hemos llegado a tener precios tan bajos, con costos que no bajaron proporcionalmente, además de que tenemos un escenario de Niña planteado”.

Teniendo en cuenta lo que sucede a nivel de mercados, y las proyecciones climáticas, el punto de equilibrio para la soja “es difícil de alcanzar, y si nos guiamos por eso no parece una decisión muy lógica sembrar, pero no sería la primera vez que sembramos con un precio y cosechamos con otro mejor, entonces hay que tirarse al agua, no hay como parar un sistema agrícola”, indicó Baccino.

Aún más desafiante, es el panorama que presenta el maíz, “lo de la chicharrita no fue menor, y si bien fue mayor al norte, hubo cultivos al sur con una alta incidencia de la chicharrita”.

En las otras opciones de verano, “el sorgo no termina de entrar, no termina de desarrollar tecnologías, en girasol está el problema de los pájaros, entonces el abanico de opciones en verano está muy poco tentador, si uno mira el excel y está con la cabeza muy fría debe de decir: ¿qué sentido tiene sembrar? Pero los que estamos en esto sabemos que es muy difícil parar, prácticamente imposible, porque se tiene maquinaria, personal y rentas que pagar, y tampoco hay usos alternativos claro para el campo”.

Con este desafiante panorama planteado, a criterio del asesor, el área a implantarse de soja va a ser muy similar a los años anteriores, “tal vez el maíz baje un poco y la soja también, pero parte del área de maíz tiene que ir a soja, o sea que la oleaginosa bajará algo, pero poco significativo”.
 

Consultado sobre la posibilidad de que área agrícola, preferentemente de campos más marginales, cambie y pase a ganadería, Baccino expresó que “eso puede pasar en situaciones puntuales; en los campos agrícolas no se va a dejar de hacer agricultura porque es lo más rentable. En zonas con suelos más marginales y más costos de fletes que pesan mucho en este negocio, uno se puede plantear la alternativa, y creo que a algún campo se le puede dar otro destino”.

Pensando en alternativas para esos campos, dentro de la ganadería, “no voy a plantar una pradera en esta época, seguramente plante un verdeo de verano, y si tengo que hacer la cuenta fría de salir a comprar novillos, meterlos en el sorgo, con los valores actuales de la reposición, y los precios del gordo que van a la baja, porque es eso lo que propone la industria porque no le cierran los números, entonces esa cuenta hoy no es nada atractiva”.

“Si estoy inmerso en un sistema de producción, como estamos la mayoría de los productores y empresas, ahí es diferente, porque ya no tengo que salir a comprar la reposición, sino que tengo ganado en el campo que le puedo meter más kilos, ahí los números son más tentadores”, detalló Baccino.

De todas formas, desde la óptica del asesor, los casos en lo que se de este cambio de esquema productivo “van a ser decisiones muy puntuales, por ejemplo, si tenía una rotación agrícola de cuatro años, la puedo dejar en tres, o cosas de ese estilo, pero no puedo cambiar dramáticamente mi sistema de producción, porque si me dedico a cambiarlo y correr atrás de los precios, siempre voy a llegar tarde”.

“Por lo tanto el corrimiento de agricultura a ganadería lo veo menor, porque el margen lo conseguís en el sistema; en agricultura con la combinación de cultivos, con un protagonismo enorme del invierno, y lo mismo en la interacción entre los rubros, se benefician uno del otro. Es muy difícil que los números cambien significativamente en un ciclo, son procesos lentos”.

Dentro del rubro ganadero, “el sector que presenta mayor rentabilidad es la cría, y si bien tengo alguna experiencia exitosa en cuanto a rentabilidad de números de cría en pasturas mejoradas, lo normal en nuestro país, es que este negocio se desarrolle sobre campo natural, y que el área de chacras en las que se dejaría de hacer soja para hacer verdeos de verano, se destine a recría o invernada”. Pensando en la concreción de esta posibilidad, con la reposición al alza y el gordo a la baja, “los números están demasiados ajustados, y en algún caso negativos, entonces si no cambian los supuestos, hoy no es atractivo hacer un verdeo para recría o invernada, entonces eso hace que la competencia por el suelo entre ganadería y agricultura, sea poco clara”.

Prácticamente que sin distinción de rubros, “es el tema uno del sector”, que tiene datos oficiales que hablan del crecimiento del endeudamiento, aunque la morosidad va por un carril separado, “hoy cualquier conversación con respecto a un negocio empieza por la financiación en cualquiera de los rubros. El complejo agrícola está más acostumbrado a brindarle al productor el capital de trabajo o parte del mismo, se acostumbra a financiarle el cultivo al productor, en la ganadería eso existe pero no está tan desarrollado”.

“Hoy pasar una hectárea agrícola a ganadera, hacer una pradera de entre US$ 300 y US$ 400, y ponerle tres terneros arriba, estás hablando de US$ 1.500 por hectárea, y hoy veo a poca gente con la capacidad de enfrentar ese esfuerzo financiero”, ejemplificó Baccino, que además agregó que “si el negocio fuera más claro, la plata aparece, porque hay plata que anda buscando negocios rentables”.

Como conclusión, el asesor agrícola ganadero sostuvo que los cambios no serían importantes, “tenemos productores muy resilientes y profesionales”, y el área de soja podría llegar a bajar en el eje del 5%, “si al momento de sembrar hay agua en los perfiles, no creo que el área pueda cambiar mucho más que eso”.