Con la firma de la orden ejecutiva que impone un arancel del 50% a las importaciones desde Brasil, el presidente Donald Trump confirmó una medida que había sido anticipada, pero cuya dureza sorprendió. El doctor en relaciones internacionales Ignacio Bartesaghi analizó el impacto geopolítico y comercial de la medida y sus efectos sobre Uruguay y el resto del Mercosur.
“Se trata de un golpe político a Lula y un castigo económico a Brasil”, resumió. El conflicto se encuadra, según el especialista, en una escalada discursiva y diplomática marcada por el alineamiento de Brasil con los BRICS, su acercamiento a China, Rusia e Irán, y su distanciamiento de Estados Unidos. “No hubo espacio para negociar, a pesar de que Brasil lo intentó”, sostuvo Bartesaghi.
La lista de productos excluidos del nuevo arancel incluye cerca de 700 ítems, pero “muy pocos son agroindustriales”. La carne vacuna no está entre ellos. Bartesaghi estima que cerca de 6.000 millones de dólares en exportaciones brasileñas de origen agropecuario podrían verse afectados por la medida, incluyendo uno de los bienes más relevantes para el comercio bilateral: la carne.
¿Oportunidad o amenaza para Uruguay?
Desde la perspectiva uruguaya, la medida podría abrir una ventana de oportunidad. “Estados Unidos necesita carne y si el arancel de Brasil es 50% y el nuestro sigue en 10%, hay una ventaja comparativa clara”, explicó. Incluso señaló que podría haber una reorientación de negocios desde plantas brasileñas hacia operaciones en Uruguay, para atender al mercado estadounidense.
Sin embargo, advirtió que el impacto puede ser ambivalente. “Brasil podría salir a buscar otros mercados, como China, donde competimos directamente. Eso podría perjudicarnos. Además, si el real se devalúa, Brasil gana competitividad en muchos sectores”, señaló. En definitiva, “es un partido que se está jugando y todavía no sabemos cómo va a terminar”.
Consultado sobre la posición de Uruguay frente a este escenario, Bartesaghi fue tajante: “El factor político pesa”. Mientras Argentina parece estar sacando rédito de la buena sintonía entre Javier Milei y Donald Trump —con la posibilidad de mejoras arancelarias o incluso la eliminación de visados—, Uruguay enfrenta un contexto más complejo.
“El gobierno uruguayo ha sido prudente, pero tiene poco margen. No tiene la afinidad política que tiene Milei con Trump, ni el tamaño de Brasil. Está en una posición incómoda”, afirmó. En ese sentido, advirtió sobre los riesgos de un exceso de exposición ideológica. “Orsi estuvo en la cumbre de los BRICS y en encuentros con presidentes de izquierda. No digo que esté mal, pero hay que medir cada paso”.
Cautela como estrategia
Para Bartesaghi, la clave en este escenario pasa por la moderación. “Siempre he creído en el pragmatismo: hablar con todos. Pero hoy más que nunca hay que pensar bien las jugadas, porque Trump está dispuesto a romper todas las reglas que han regido el comercio internacional desde la Segunda Guerra Mundial”.
Si bien Uruguay, por ahora, mantiene un arancel general del 10% en su comercio con Estados Unidos, “no hay garantías de que eso no cambie”, advirtió. “Un mal paso político podría derivar en una suba arancelaria, y ese sería el peor escenario posible”.