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Tensión comercial entre Brasil y EE.UU.: el arancel del 50% golpea al agro y reconfigura el mercado cárnico regional

La imposición de un arancel del 50% a la carne brasileña por parte de Estados Unidos sacude el comercio global, impacta al agro del gigante sudamericano y abre una ventana de oportunidad —con cautela— para países como Uruguay y Argentina, en medio de un escenario geopolítico cada vez más tenso

carne vacuna

La decisión del presidente Donald Trump de imponer un arancel del 50% a las importaciones brasileñas, incluida la carne vacuna, sacudió el tablero del comercio internacional y dejó al descubierto no solo una disputa política entre gobiernos, sino también un profundo impacto en la dinámica del mercado cárnico regional.

Durante el primer semestre de 2025, Brasil había logrado posicionarse con fuerza en el mercado estadounidense, exportando 153.000 toneladas de carne vacuna a un valor promedio de US$ 5.000 por tonelada. Pero la reciente firma de la orden ejecutiva —que sumó un recargo del 40% a la tasa arancelaria ya existente del 10%— amenaza con frenar en seco ese flujo comercial. El nuevo gravamen regirá plenamente a partir del 5 de octubre.

Carrera contra el reloj y distorsiones de corto plazo

Según Andrés Oyhenard, periodista de Tardáguila Agromercados, la noticia encendió las alarmas entre los exportadores brasileños. “Desde la firma de la orden ejecutiva, el tema quedó instalado en la agenda por las consecuencias que traerá en la dinámica de formación de precios”, explicó en diálogo con Valor Agregado. En las semanas previas a la entrada en vigencia del nuevo arancel, se espera una oleada de embarques brasileños para ingresar carne a Estados Unidos sin el sobrecargo. “Eso provocará una distorsión en el corto plazo”, advirtió.

De mantenerse el ritmo, Brasil podría haber alcanzado las 300.000 toneladas anuales, pero ahora “más de la mitad de ese volumen no se colocaría si no hay una revisión política o diplomática”, agregó Oyhenard. Las grandes plantas intentan aprovechar la ventana, mientras muchas empresas de menor porte frenaron la operativa desde mayo, cuando se conoció la intención del nuevo arancel.

Impacto directo en Brasil y oportunidades relativas

Para Gedeão Pereira, presidente de la Federación de Agricultura del Estado de Rio Grande do Sul (Farsul), la medida “es muy grave” y representa un golpe en un mercado clave. “El americano es el tercer destino más importante para nuestra carne, detrás de China y la Unión Europea”, expresó. En 2023, Brasil exportó unas 250.000 toneladas a ese país, tanto dentro como fuera de cuota. Con el nuevo esquema, todo el volumen —incluyendo el cupo de terceros países— queda alcanzado por el 50%.

El impacto ya se hizo sentir en el mercado interno: el precio del novillo en Brasil cayó entre un 10% y un 15%. “El productor ya está sintiendo el golpe”, alertó Pereira. Además, si el excedente de carne queda en el mercado doméstico, la baja de precios podría profundizarse.

La decisión también repercute en otros sectores estratégicos de la industria brasileña. “Estados Unidos es un gran cliente, no solo para el agro. El 42% de los aviones Embraer, por ejemplo, se exportan a ese país”, detalló el dirigente rural.

Perspectiva geopolítica: entre castigo y advertencia

Ignacio Bartesaghi, doctor en relaciones internacionales, analizó la medida como una represalia geopolítica: “Se trata de un golpe político a Lula y un castigo económico a Brasil”, afirmó. El conflicto se enmarca en una escalada diplomática, con Brasil alineándose a los BRICS y tomando distancia de Estados Unidos. “No hubo espacio para negociar, a pesar de que Brasil lo intentó”, explicó.

La carne vacuna no figura entre los cerca de 700 productos excluidos del nuevo arancel. Bartesaghi estima que unos US$ 6.000 millones en exportaciones agropecuarias brasileñas podrían verse afectadas, incluyendo uno de los bienes más estratégicos del comercio bilateral.

El nuevo escenario abre una posible oportunidad para otros países exportadores de carne, entre ellos Uruguay, Argentina y Australia. “Si el arancel de Brasil es del 50% y el nuestro se mantiene en 10%, hay una ventaja comparativa clara”, dijo Bartesaghi. Incluso no descartó una reorientación comercial de algunas plantas brasileñas hacia operaciones en Uruguay para mantener el acceso al mercado estadounidense.

Sin embargo, la ventaja podría ser efímera. “Brasil va a salir a buscar otros destinos, como China, donde competimos directamente. Además, una eventual devaluación del real mejoraría su competitividad global”, advirtió. Pereira coincidió: “Ni Uruguay ni Argentina tienen volumen suficiente para abastecer completamente a EE.UU. y la redistribución será compleja”.

El factor político: entre la prudencia y la ideología

Bartesaghi subrayó la importancia de la diplomacia en este contexto. Mientras Argentina parece sacar provecho de la buena relación entre Javier Milei y Trump, Uruguay enfrenta un escenario más delicado. “No tiene la afinidad política de Milei, ni el peso de Brasil. Está en una posición incómoda”, afirmó. También alertó sobre la exposición ideológica del país, recordando que Yamandú Orsi, posible futuro presidente, participó en la cumbre de los BRICS y se reunió con líderes de izquierda. “No digo que esté mal, pero hay que medir cada paso”, dijo.

Para el analista, la clave en este nuevo escenario global es la moderación. “Trump está dispuesto a romper todas las reglas que han regido el comercio desde la Segunda Guerra Mundial”, sentenció. Aunque Uruguay hoy mantiene un arancel general del 10% con Estados Unidos, “no hay garantías de que eso no cambie”.

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