La participación de Brasil en el mercado cárnico de Estados Unidos durante el primer semestre de 2025 fue contundente: exportó 153.000 toneladas peso embarque a un valor medio de US$ 5.000 por tonelada. Sin embargo, la reciente confirmación del arancel total del 50% —tras la decisión del presidente Donald Trump de aplicar un recargo adicional del 40% a la tasa existente del 10%— pone en jaque la continuidad de ese flujo comercial en el segundo semestre del año.
Andrés Oyhenard, periodista de Tardáguila Agromercados, analizó el impacto de la medida en diálogo con Valor Agregado. “Desde la firma de la orden ejecutiva, el tema quedó definitivamente instalado en la agenda, por las consecuencias que traerá en la dinámica de formación de precios”, sostuvo. De inmediato, operadores comenzaron a prever un aumento de envíos desde Brasil a Estados Unidos antes del 5 de octubre, fecha a partir de la cual regirá plenamente la nueva carga arancelaria.
El objetivo es claro: que esa carne pueda ingresar sin verse afectada por el recargo del 40%. “Eso provocará una distorsión en el corto plazo”, advirtió Oyhenard, quien estimó que, de mantenerse el ritmo, Brasil podría haber alcanzado las 300.000 toneladas en el año. No obstante, “más de la mitad de ese volumen no se colocaría, si no hay una revisión política o diplomática”, agregó.
Con Estados Unidos enfrentando un déficit cárnico y precios récord —el novillo cotiza por encima de los US$ 8 por kilo—, otros proveedores como Australia, Argentina, Uruguay y Paraguay podrían beneficiarse. “Australia es el principal candidato a captar parte de ese volumen, pero también hay una ventana para países sudamericanos, siempre que mantengan condiciones de acceso razonables”, explicó Oyhenard.
El escenario actual puede potenciar la demanda externa, pero también genera incertidumbre y volatilidad. “Este tipo de decisiones unilaterales terminan perjudicando a países pequeños y abiertos como Uruguay, que necesitan reglas claras”, advirtió.
El mercado estadounidense estuvo prácticamente paralizado desde mayo, cuando se anunció la suba de aranceles. Las grandes plantas brasileñas mantuvieron algunos envíos, pero muchas de menor porte frenaron la operativa. Ahora, con el panorama definido, se espera que los importadores estadounidenses salgan a cubrir la falta de stock.
“El mercado debería reactivarse y, en teoría, empujar los precios al alza”, señaló Oyhenard. “Lo vamos a empezar a ver en los relevamientos de exportación en las próximas semanas”.