Enfocados en los campos transados, la rentabilidad esperable, aplicando un paquete tecnológico, varía entre 1,7 a 6,4% en el primer semestre del año 2020.
En los primeros seis meses del 2020 el precio promedio de la tierra se redujo 247 US$/Ha frente a igual periodo de 2019.[/caption]
Por otro lado, si dividimos el país en distintas regiones, no se detecta una tendencia marcada en la variación del precio de la tierra en el período estudiado, debido a la dispar variación de precios observada en cada departamento.
Poniendo el foco en el resultado potencial de los campos transados, la rentabilidad esperable para el propietario de la tierra, asumiendo la aplicación del paquete tecnológico recomendado por Apeo, varía entre 1,7% y 6,4% para el primer semestre de 2020, siendo los casos extremos Colonia y Cerro Largo respectivamente. Entendemos aquí la rentabilidad como el cociente entre ingreso de capital sobre capital tierra más capital hacienda más efectivo involucrado.
Aproximadamente un 60% de la variación del valor de la tierra en nuestro país está determinado por el Índice Coneat, el restante 40% se debe a cercanía a centros poblados, distancia a puerto, acceso a servicios y caminería entre otros. Esto explica que campos con similar potencial productivo ubicados en zonas distantes obtengan precios de venta por hectárea sensiblemente distintos. Y si en esos campos, de similar potencial productivo, asumimos el proceso de intensificación que corresponda en rotaciones agrícolas forrajeras (con énfasis en una u otra según las características) y cuidando los recursos, la rentabilidad sobre activos resultante es también notoriamente diferente.
Gráfica 2.
Recordemos que el Uruguay tiene aproximadamente 5,7 millones de hectáreas con potencial para hacer pasturas o cultivos y también tiene el potencial, en 15 millones de hectáreas dedicadas a la ganadería, de utilizar mejor el pasto y aumentar la producción, que sería de tal magnitud que daría respaldo para afrontar relaciones de precios distintas a las actuales. Si aumentamos la producción, el resultado económico aumentará mejorando la rentabilidad, y si eso ocurriera el mercado de los campos acompañaría con cierto desfasaje, y posiblemente aumenten su valor. De ocurrir esto tendremos un nuevo incremento en el valor del activo más importante del negocio agropecuario que es la tierra, que representa un 75% del total de activos que manejan las empresas agropecuarias y que desde el 2014 viene disminuyendo su valor. Quien elija mejor el dónde y genere el proceso de mejora en la eficiencia productiva, tendrá más probabilidades de ganar en el mediano y largo plazo.