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Van quedando atrás...

La sequía va culminando, aunque no sus consecuencias. Y en los mercados financieros mundiales también parece ir quedando atrás el pico de inflación global. Resta ver cómo impacta esto en los precios y costos. El riesgo es que quedan atrás los productores.

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La sequía aun se siente en algunas zonas del sur, donde llovió por debajo de los promedios históricos en marzo. Pero -en general- las precipitaciones se han normalizado y esto cambia el ánimo de la producción. La tarea es ahora recomponer las pasturas y verdeos. En el caso de la ganadería, seguramente los próximos meses sean los más críticos, en la medida que se verá crudamente la afectación que tuvo la base forrajera. Con seguridad la oferta de leche y carne se resentirá.

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En el caso de la agricultura las miradas están puestas ahora en los cultivos de invierno, donde se prevé un aumento de las áreas de trigo y cebada, y un retroceso de la colza. Las dos importantes empresas malteras que operan en Uruguay -Maltería Oriental y Ambev- han lanzado sus planes de siembra, con objetivos que implicarían un aumento del área respecto al año pasado; si a eso se suma la cebada forrajera de exportación es posible que el área de este cultivo supere el récord de 2021/22.

El trigo también podría sumar algo más de área. Ambos movimientos se harían a costa de la colza, cuyos precios resultan para esta zafra significativamente menores que en el año pasado. En el mercado internacional se ha dado un retroceso en el precio de los aceites que se refleja en una caída en el precio de esta oleaginosa, de alto contenido oleico.

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Además, hay factores puramente agronómicos que limitan la posibilidad de mantener el área de colza, que fue récord el año pasado. No se recomienda sembrar colza sobre colza y hay limitaciones que impone la residualidad de algunos agroquímicos, entre otros puntos.

En los mercados, el reporte mensual de oferta y demanda global de granos del Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) no implicó grandes giros de precios, aunque sí la confirmación de la caída en las cosechas argentinas de soja y maíz. La primera se compensa por la sorprendente cosecha brasileña: este año Brasil producirá más soja que Argentina y EEUU juntos (gráficas), superando por primera vez los 150 millones de toneladas.

A su vez, el USDA redujo la proyección de demanda de soja, de manera que oferta y demanda se emparejan y se neutraliza el efecto de la seca en el país vecino. Además, el nuevo “dólar agro” en Argentina motivó más liquidación de exportaciones sojeras, lo que puede estar presionando los precios internacionales, aunque el efecto parece ser acotado. Aún con estas consideraciones, el precio de la soja es históricamente bueno de cara a la siembra de primavera..

Trigo producción y demanda global.jpg

Para el trigo, las cifras del USDA muestran que la demanda global superará la oferta por tercer año consecutivo, aunque la diferencia no es grande y la relación stock/consumo (que está bajando paulatinamente) aún es alta (33%) como para abrir espacio a saltos de precio.

Números para la nueva zafra.

En este marco, empresas comerciales cooperativas y grupos de productores, como Fucrea, han compartido algunos números de sus proyecciones de ingresos costos y márgenes para los diferentes cultivos de invierno, suponiendo rendimientos promedio históricos y precios como los que actualmente pueden accederse en los mercados (cuadro). En todos los casos arrojan márgenes estrechos, con cierta ventaja para el caso de la cebada. Si bien los costos bajaron respecto al año pasado, siguen siendo relativamente altos y las rentas se han movido poco a pesar de la sequía.

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Por supuesto cada empresa tiene sus circunstancias particulares y en la medida que los rendimientos se eleven respecto al promedio, mejores serán los márgenes. Obtener un buen resultado en este próximo ciclo de invierno es muy relevante para comenzar a recomponer las finanzas después del golpe de la sequía. De todas maneras -como siempre en agricultura- el clima tendrá la última palabra.

Proyecciones infantiles.

El Centro de Proyecciones Climáticas de la NOAA (EEUU) confirma que el año va camino a la neutralidad en el Pacífico, culminando el largo período de Niña que tanto daño causó este verano. En la producción está planteada la preocupación de que se inicie un ciclo Niño, que aumentaría la probabilidad de lluvias superiores a lo normal en primavera. Esto sería una mala noticia para los cereales (trigo, cebada), por la mayor propensión a problemas de hongos y posibles afectaciones de calidad de grano en la cosecha. Muchos modelos climáticos así lo indican para el segundo semestre.

El asunto no es menor porque los rendimientos de equilibrio -por ejemplo los que planteó Fucrea en la última Jornada de Cultivos de Invierno- son cercanos al rinde promedio histórico para trigo y cebada (ésta última con cierta ventaja). De manera que cualquier contratiempo productivo puede pasar los números al rojo, a pesar de la baja en los costos.

Es por esto que varios técnicos han advertido que lo perdido en el verano no se va a recuperar todo en una cosecha de invierno y hay que prever espacio para las áreas de primera del próximo ciclo de cultivos de verano 2023/24. Para estos cultivos, el Niño es, por el contrario, una buena noticia, en general. Además, sumado a lo mencionado respecto al precio de la soja, se va a necesitar una buena cosecha de maíz para recomponer la oferta local. Así, la mencionada cautela también se justifica desde el punto de vista de los mercados.

Finanzas globales.

Mientras la producción uruguaya va superando la sequía, todo indica que la economía global va superando el pico de inflación generado por la salida de la pandemia y agudizado por la guerra en Ucrania. Esto podría habilitar cambios en las políticas monetarias. Ante el pico de inflación los principales bancos centrales del mundo y la región actuaron en consecuencia elevando las tasas de interés, una política monetaria contractiva que parece estar dando resultado. En esta semana se conocieron datos de la inflación en China, EEUU y Brasil, mostrando en todos los casos caídas significativas.

En la medida que la inflación en Estados Unidos baja (gráfica), se abre más espacio para que la Reserva Federal culmine su proceso de aumento de las tasas de interés, e incluso pueda aplicar un descenso, aunque esto no sería inmediato. En cualquier caso, este nuevo escenario abre una perspectiva de un dólar algo más flojo, por la menor tasa.

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Así, las posibilidades de un aumento del dólar en general (y de Uruguay en particular) parecen acotadas. Buena noticia para la lucha contra la inflación, pero deja pendiente el problema de la competitividad: Uruguay sigue muy encarecido y los costos locales están en máximos históricos medidos en dólares. Y eso no lo resuelve la lluvia.

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