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Todo está en movimiento. Pese a la guerra comercial global y cambios regionales, Uruguay tiene una buena posición

Pese a la coyuntura, no hay que dormirse en los laureles. Las oportunidades y amenazas en un contexto externo cambiante

Sin minimizar el impacto de la coyuntura local y las decisiones propias que en la economía y la política uruguaya se van tomando, mucho de lo que sucede en la actividad en el país depende del contexto externo. En ese plano, además de las continuas repercusiones de la guerra comercial desatada por Donald Trump (que se va configurando como una confrontación principalmente con China) en la región hay novedades importantes. En especial desde Argentina, que -por obvias razones- son de gran relevancia para el Uruguay.

En el país vecino el programa económico entró en una nueva etapa en la que el régimen cambiario tiene un mayor grado de flexibilidad, aunque no completa. Además del cambio que esto implica para las relaciones de precios con Uruguay (que tanto daño hicieron especialmente en 2023), hay un cambio para los exportadores argentinos, al eliminarse el denominado dólar “blend”. Esto era el mecanismo por el cual liquidaban exportaciones en 80% al tipo de cambio oficial y 20% en el contado con liquidación (más favorable). Eso se eliminó y las exportaciones pasan al mercado oficial, que ahora fluctúa libremente pero en una banda entre 1.000 y 1.400 pesos.

La expectativa era que la mayor libertad cambiaria mejorara la ecuación para los exportadores, pero el dólar -si bien subió 12% inicialmente- luego bajó y (dado que la inflación seguramente tenga un cierto avance en abril) la inflación en dólares en la economía argentina sigue (gráfica). No son buenas noticias para los exportadores.

graficas

A su vez, el presidente Milei quiere que los productores aceleren las ventas, advirtiendo que en pocas semanas volverán a subir las retenciones. Ante estas “amenazas”, los voceros del campo argentino refutaron al gobierno y rechazaron los dichos del presidente; el panorama está tenso, lo que llama la atención considerando que el campo es un ámbito en el que Milei ha concitado apoyos.

En cualquier caso, ahora la palabra la tendrá el propio mercado cambiario, que deberá hacer la “síntesis” entre oferta (exportadores), demanda (importadores) y lo que haga el gobierno que ahora, con reforzadas reservas apuntaladas por el FMI y el BM, tiene un “poder de fuego” mucho mayor. Además, también podría entrar en juego la tasa de interés.

Esto se dirimirá en los próximos días, donde entrará también en consideración cómo evolucione la inflación. Su descenso ha sido la bandera emblemática del gobierno vecino, que a través del simultáneo ajuste monetario y cambiario, logró llevarla a menos de 3% mensual. Pero en marzo el dato no fue bueno (3,7%) y -seguramente- precipitó la adopción del nuevo esquema cambiario, con el imprescindible apoyo del FMI (que pedía, recordemos, un tipo de cambio más libre).

De manera que los precios relativos en Argentina están en pleno movimiento y habrá que ver si se llega a un nuevo equilibrio. Los próximos datos de inflación seguramente mostrarán subas en el dato mensual (no necesariamente el anual), pero el gobierno apuesta a que, finalmente, cantará victoria. Lo clave es que pueda mantener el cerrojo monetario (no hacer emisión neta) y el equilibrio fiscal. Si lo logra, tal vez el dólar se vaya más al piso de la banda que al techo. Para los exportadores no sería el mejor escenario, pero el nuevo régimen cambiario vecino recién da sus primeros pasos.

La fuerza ganadera

Más allá de los asuntos macroeconómicos, para que Argentina recupere su potencial ganadero pasará un tiempo, después de décadas de malas políticas macro y sectoriales. Mientras, la cadena cárnica uruguaya -a pesar de los vaivenes comerciales y la incertidumbre por los nuevos aranceles- parece tener suficiente fortaleza para sostenerse y -eventualmente- captar nuevas oportunidades. El nuevo arancel del 10% que pone EEUU se aplicará en toda la línea de exportación (incluyendo la cuota), y es mala noticia; pero Uruguay va a intentar negociar con los norteamericanos, para lo cual el Mercosur ha otorgado más margen de maniobra.

En cualquier caso, el arancel se le aplicará a otros competidores con la misma carga; además, la situación del mercado interno estadounidense es de precios récord histórico, por lo que no parece probable que el aumento arancelario recaiga hacia la oferta, bajando el precio; es más probable que se cargue a los precios finales, aunque esto habrá que verlo.

Mientras, aparecen indicios de nuevas oportunidades en China y el mercado global de carne vacuna se muestra, en general, dinámico, lo que se traslada al precio al productor (gráfica). En este marco, la noticia de que el Frigorífico Casablanca vuelve a la faena es un paso esperanzador para la gente del lugar y una señal positiva de que hay revancha; es un frigorífico mediano que no mueve mayormente la aguja sectorial, pero la noticia es alentadora. Se verá cómo sigue, pero la demanda (tanto externa, como local) es buena.

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A partir de esta situación en el sector cárnico vale extender el comentario a los otros grandes agronegocios. El hecho es que, tanto en granos como en forestación y -en buena medida- en lácteos, Uruguay y las empresas agroexportadoras tienen buena inserción y los negocios siguen. Arrancó la cosecha de soja y -si bien los precios no son destacados- los rendimientos pintan buenos a muy buenos. En los últimos días los valores se han acercado a 370 U$S/ton, aunque este precio no se ha consolidado. Es lo mínimo que pretenden los productores, pero el tiempo apremia: hay que pagar insumos y renovar los créditos, por lo tanto ya muchos originadores, cooperativas y empresas en general quieren apurar las ventas.

Competitividad pendiente

Mientras ya arrancaron las cosechas en Uruguay, en nuestro otro gran vecino, Brasil, se está comercializando la mayor cosecha de soja del mundo. Nuestros vecinos norteños están vendiendo millones de toneladas semanales de la oleaginosa con China como uno de los principales destinos. En Brasil hay preocupación también por la guerra comercial, pero los agronegocios lucen firmes.

Al observar las relaciones de precios con nuestro vecino norteño (uno de nuestros principales socios comerciales), se mantiene una luz amarilla encendida. La relación peso/real está en un mínimo histórico (no llega a 7,2 pesos por real, como se ve en la gráfica adjunta). Es otro dato a incorporar para la agenda de competitividad del Uruguay, que hay que retomar y acelerar. Las ventas de malta, lácteos y otros productos del agro a Brasil pasan por fundamentos que van más allá de las fluctuaciones cambiarias, pero éstas no están ayudando mucho.

Volviendo al plano global, el ida y vuelta de Trump con los aranceles generó incertidumbre, pero hay que seguir adelante. Desde EEUU se reabre ahora otro plano de preocupación, por la propia situación macroeconómica de la principal economía mundial; los embates de Trump contra la Reserva Federal son inauditos y hacen subir las tasas porque bajan los bonos (justo lo contrario de lo que quiere el presidente). Es un escenario global donde está todo en movimiento; las empresas locales tienen que precaverse y fortalecer su situación financiera porque las dudas le siguen ganando a las certezas.

Tras la tensión comercial, el mercado global de carne vacuna se afirma: China paga más, EE.UU. demanda y Europa necesita. El año sigue con señales positivas

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