Las cosas parecían bastante claras promediando el segundo semestre del año pasado: tanto la faena de vacas como de novillos en el ejercicio 2024/25 caerían, por distintas razones, por lo que la faena total de vacunos en este período bajaría en unas 200 mil cabezas respecto a los 2,38 millones que ingresaron a plantas de faena en 2023/24. Sin embargo, eso no será así. Las condiciones pueden ser distintas a lo que se preveía y eso, lógicamente, impacta sobre los registros que finalmente se dan.

La faena de vacunos en el ejercicio 2024/25, ya en su recta final, se ubicará en el entorno de los 2,34 millones de cabezas, con un descenso mínimo respecto al anterior, de poco más de 40 mil cabezas, determinado por una caída consistente en la cantidad de vientres enviados a faena.
La caída de los vientres faenados respecto al ejercicio anterior es de toda lógica; en 2023/24 se atravesó por una de las más intensas sequías de las últimas décadas, lo cual dejó muchas vacas de cría vacías y estas, ante la necesidad de quitarle presión de pastoreo a los campos, fueron enviadas a faena a pesar de que los precios no eran atractivos.
Claramente, no fue la situación en el ejercicio actual. La cantidad de vacas falladas en el rodeo de cría fue la menor desde que se llevan registros, por lo que la disponibilidad de vacas para faena, en especial durante el segundo semestre de 2024, fue muy inferior al mismo período de 2023. Esto comenzó a cambiar a partir de este año y en el segundo trimestre se estima que se estarán faenando unas 223 mil vacas, claramente por encima de las 207 mil entre abril y junio de 2024. La razón principal de este significativo aumento es que los animales a faena valen mucho, por lo que el incentivo para ser vendidas a frigorífico es grande. Desde la industria se advierte sobre un crecimiento muy significativo en la cantidad de vientres preñados que han llegado a plantas de faena. Más allá de que es una preocupación mirando hacia adelante, y de lo ineficiente que es el hecho de hacer toda la inversión en preñar el animal para después cambiar el rumbo y enviarlo a faena, es una situación lógica si se mira el negocio en sí: vale más una vaca a faena que una vaca preñada vendida para el campo.
De acuerdo con los datos de ventas de vacas preñadas en las pantallas, en mayo promediaron US$ 872 por cabeza. Esas mismas vacas, que en promedio pesaron 422 kilos por cabeza, fueron enviadas a plantas de faena a un valor medio de US$ 4,50 el kilo carcasa, lo que da un resultado unos US$ 50 por cabeza superior.
Por lo tanto, la faena en la cantidad de vacas faenadas se moderó en el último trimestre. En lugar de bajar a unas 750 mil cabezas, lo hará a cerca de 790 mil.
En el caso de los vientres, a esta situación de las vacas se agregan las vaquillonas. El incentivo para engordarlas sea en praderas o en corrales de engorde, es clarísimo. En el ejercicio 2024/25 se faenarán unas 330 vaquillonas, más de 30 mil por encima del anterior.
La lectura en el caso de los novillos era que la disponibilidad de animales jóvenes sería inferior este año debido a que comienza a tener edad de faena la generación de la sequía —cumplen 2 años en la primavera— y a que en los dos últimos años se fueron en pie unos 500 mil terneros.
Por lo tanto, la lectura era de una disminución en la cantidad de novillos faenados cercana a las 100 mil cabezas, cosa que finalmente no se dará. El incentivo para acelerar la terminación de los animales y aprovechar los muy altos precios es clarísimo y se refleja en corrales de engorde colmados de animales. En 2023/24 se faenaron 1,125 millones de novillos, cantidad que aumentará a unos 1,18 millones en el ejercicio actual. La caída en la faena de novillos jóvenes —hasta 4 dientes— será de unas 60 mil cabezas, bastante menos que lo que se preveía, y esto se ve complementado por un aumento en la cantidad de novillos de 6 y 8 dientes.
En definitiva, el sector ganadero uruguayo vuelve a mostrar la capacidad de respuesta que mostró en 2021/22, cuando había sucedido lo mismo y llegado a un récord histórico de 2,75 millones de vacunos faenados. Ahora el número final será bastante inferior —unas 400 mil cabezas menos—, porque los animales no salen de debajo de las piedras y además no se pueden importar (aquello de los beneficios de la puerta de vaivén no aplica para el complejo vacuno uruguayo). Más allá de esto, la respuesta ha sido clara, porque el número final es bastante superior a lo que se preveía algunos meses atrás.
¿Qué se puede esperar para 2025/26? Más allá de que los pronósticos —como quedó demostrado este año— siempre pueden fallar, la expectativa es de una cantidad de animales enviados a faena que tenga como piso el ejercicio actual. Las condiciones del mercado internacional no se prevé que cambien demasiado en los próximos meses, dado que la escasez del producto en el mercado internacional seguirá jugando su papel sobre los precios, manteniendo un mercado recalentado. Por lo tanto, el incentivo por el lado de los precios se mantendrá y determinará un crecimiento en la cantidad de novillos jóvenes y vaquillonas enviados a faena.